Un apartamento minimalista y funcional
La galerista Sandra Gering se ha inspirado en la mítica villa de la diseñadora Eileen Gray, la gran dama del Movimiento Moderno, para decorar su apartamento en Nueva York, un espacio minimalista que deslumbra con solo lo esencial. Genial.
Muchos cambios ha experimentado en su vida esta neoyorquina, que ha estado durante décadas a la vanguardia del mundo del arte. Pero algo permanece inalterable en el tiempo: su conexión con la diseñadora y arquitecta irlandesa Eileen Gray (1878-1976), una adelantada a su época, cuyas sofisticadas piezas de mobiliario diseñadas en los años 20 y 30 en París, donde vivió, la convierten en una creadora clave del Movimiento Moderno. Al igual que Eileen Gray, Sandra tiene el don de visualizar las futuras tendencias artísticas y la valentía de ir a contracorriente. Hace décadas decidió dedicarse al arte y ha fundado Sandra Gering Inc., mucho más que una galería, desde donde anticipa lo que vendrá e impulsa artistas del s. XXI.
En los últimos 18 años, se ha entregado con entusiasmo al proyecto de restauración de la mítica villa E.1027, la casa de verano que Gray, junto a Jean Badovici, construyó en la Riviera francesa entre 1926 y 1929. De hecho, ella fundó una agrupación que consiguió la restauración y apertura al público de esta casa pionera. "El diseño y la arquitectura de Eileen Gray continúan hoy siendo asombrosamente hermosos, funcionales y avanzados para su tiempo", cuenta Sandra. "Sé que ella habría sido mi amiga si hubiéramos vivido en la misma época. Es uno de mis modelos, como Coco Chanel y Gertrude Stein. Ellas fueron valientes y trabajaron para darse a los demás y al mundo". Precisamente, esta emblemática villa ha servido de referente a Sandra para el interiorismo de su apartamento en Beekman Place, una pequeña calle en la zona este de Manhattan, con magníficas vistas al edificio de Naciones Unidas del arquitecto Oscar Niemeyer. Para su diseño de interiores, Sandra contó con el arquitecto danés afincado en Nueva York, Thomas Juul-Hansen, que proyectó un espacio minimalista y diáfano, con superficies y acabados blancos que hacen brillar sus cuidadosamente elegidos elementos: piezas de diseño y obras de arte contemporáneo, además de las referencias a su idolatrada Eileen Gray, como su célebre silla Bibendum, que ocupa un lugar de honor del salón. "Me siento muy conectada a ella, fue la mujer líder del diseño del siglo XX, y yo me considero a mí misma en la vanguardia de la escena del arte del siglo XXI", afirma.
En el nido que ha creado, Sandra quiere rodearse de las cosas que atesora, como la primera compra de arte contemporáneo, una escultura del artista Dove Bradshaw, a quien más tarde ella representó. En este pequeño apartamento, un espacio en el que todas las zonas están comunicadas, y en las que reina el blanco con pinceladas rosa, encontramos obras de artistas que ella representa, como una instalación lumínica de Leo Villareal y una obra de arte tecnológico de John F. Simon JR. El espíritu de Eileen se respira en cada rincón. Y así como su villa en la costa francesa ha sido descrita como una maison minimum, sencilla, funcional y eficiente, este apartamento neoyorquino está dotado con lo mínimo y lo esencial. "Pedí a Juul-Hansen, que me diseñara un espacio sólo con los elementos que una persona necesita: una cama, una silla, una mesa y una lámpara", cuenta Sandra. La frase de Eileen Gray refiriéndose a su villa E.1027 puede perfectamente aplicarse en este exquisito apartamento: "Todo está allí para reconfortar tu alma".
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