El destino profesional de María Kindelán (Badajoz, 1974) parecía estar muy lejos de los fogones. Aunque se considera una enamorada del buen comer, orientó su carrera hacia el universo empresarial, lo que le llevó a trabajar en los departamentos de marketing de diferentes multinacionales y a sumergirse en un mar de reuniones, viajes, fechas de entrega...

A aquel ritmo frenético, siempre in crescendo, se le fueron sumando exigencias relacionadas con su entorno privado, por lo que acabó sintiéndose perdida y en una situación insostenible. «Arrastraba mucho cansancio... Desarrollé celiaquía y otras intolerancias», explica. El primer paso para empezar a cuidarse consistió en hacer un parón en su trayectoria laboral y montar una start-up.

Sin embargo, la seductora idea de convertirse en freelance le devolvió a una nueva vorágine de tareas y tensión extrema. Entonces, fue realmente consciente de cómo, además del estrés, le afectaban los hábitos adquiridos. Y, sobre todo, de cuánto le costaba transformarlos. «Por mucho que cambiase de escenario, si no encontraba una solución dentro de mí, no recuperaría ni la salud ni la energía que había perdido», admite.

Movida por su insaciable curiosidad, decidió investigar en qué medida le influía el universo que se había construido: desde su forma de vivir hasta su menú semanal. «Comprobé que, a pesar de que creía que comía sano, no le daba a mi cuerpo lo que necesitaba». Por eso, se puso en manos de una experta en alimentación. Con los resultados (positivos) en la mano, se formó como naturópata y nutricionista energética en la escuela de Montse Bradford. Su objetivo: ayudar a quienes lidian con el cansancio extremo.

Alimentar las emociones

Según María, la clave no reside en someterse a una dieta: es cuestión de hábitos, de conocerse a uno mismo y de identificar la energía de los alimentos para usarla en beneficio propio. Bajo estos principios, creó su consulta, donde ofrece un servicio de coaching nutricional completo, talleres y actividades adaptadas para empresas. «Lo que comemos es un 90 por ciento de lo que somos y de cómo actuamos» asegura.

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En el gesto cotidiano de alimentarse resulta determinante el factor sensorial: si los platos no engatusan por la vista, se crea una carencia emocional, de ahí que Kindelán apueste por dar rienda suelta a su vena creativa, jugar con texturas y colores (sí, también en la mesa de Nochebuena)... y descubrir nuevos restaurantes.

¿Sus direcciones imprescindibles? Le fascina el trabajo con vegetales y superalimentos de Rodrigo de la Calle en El Invernadero (en la localidad madrileña de Collado Mediano). Además, comparte la filosofía orgánica de Bumpgreen, donde ha creado la nueva carta de desayunos y de propuestas take-away. «Me encanta colaborar para que las personas que salen de casa con prisa tomen algo que cumpla ciertos requisitos».

María Kindelán convive con dos conceptos a diario: comida orgánica y ejercicio. Elegir una materia prima sin pesticidas para sus platos garantiza que mantenga su sabor y sus propiedades. En este sentido, siente devoción por Kiki Market, con un punto de «tienda de barrio» fascinante y una excelente «selección de productos». Por otro lado, como apasionada de las artes marciales, sabe que la actividad física es clave, pues «quita el óxido del cuerpo y mueve la energía». El centro El Gong (en Madrid) es la base de sus actividades.

Que el ritmo no pare

Las inquietudes de la emprendedora crecen. Uno de sus proyectos más recientes es Treasure Hunters Spain, basado en retiros que combinan el bienestar absoluto y el lujo orgánico. «Me encantaría hacer el próximo encuentro en uno de mis sitios favoritos para desconectar: el hotel Monte Velho Equo-Resort, en Arraiolos –en Portugal –. Su manera de cuidar los detalles (cocina incluida) me ha conquistado», dice. ¿La próxima aventura? «Mejorar mis consultas. El reto pasar por tener en cuenta el factor genético. Y también quiero recopilar y reunir en un libro las recetas que me ayudaron a recuperar la energía». Tiempo al tiempo.

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Las recetas de la Nochebuena de María Kindelán

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Pudin de verduras eco con salsa de remolacha

Para 4 personas.

Dificultad: baja.

Elaboración: 50 minutos.

Ingredientes: 500 g de zanahorias, 1 ramillete de brócoli, 300 g de espinacas frescas, 2 huevos ecológicos, 250 g de crema de arroz, sal, pimienta, nuez moscada, ajo, aceite de oliva.

Prepara las verduras: pela las zanahorias, córtalas en rodajas finas, hazlas al vapor un par de minutos y pásalas por la sartén 2 minutos con unas gotas de aceite, sal, pimienta y nuez moscada. Por otro lado, desmenuza el brócoli en arbolitos y sumérgelos en agua hirviendo con sal 2 minutos. Justo después, mételos en agua fría, cuélalos, pártelos en láminas y resérvalos. Saltea 1 minuto las hojas de espinaca con 1 ajo picado, sal y pimienta. Aparte, bate los huevos con la crema de leche y salpimienta (añade especias o hierbas aromáticas al gusto). A continuación, mézclalos con todas las verduras y vierte el resultado en un molde específico: colócalo sobre una bandeja con agua y hornéalo a 150 ºC durante 40 minutos para que se haga al baño maría. Deja enfriar el pudin y desmólado. Para elaborar la salsa, prepara un puré de zanahorias (cebo-llas, zanahorias, agua, sal y laurel) e incorpórale al final trozos de remolacha, hasta que des con el tono idóneo.

ELLE+ «Entre otras cosas, las verduras de temporada aportan vitaminas, minerales y fibra. El sistema de cocción utilizado activa la energía del organismo y proporciona dulzor natural desde el punto de vista sensorial», explica María.

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Calabaza rellena de rape y langostinos

Para 4 personas.

Dificultad: media.

Elaboración: 30 minutos.

Ingredientes: 1 calabaza, 1 taza de quinoa, 1 cola grande de rape, 300 g de langostinos cocidos y pelados, 1 cebolla picada, 250 g de guisantes cocidos, 1 puñado de piñones, 1 tira de alga wakame, aceite de oliva, sal, pimienta, perejil, salsa de soja, jugo concentrado de manzana.

Quítale la tapa a la calabaza (no la tires), retírale las semillas y haz cortes transversales en el interior. Echa unas gotas de aceite sobre las incisiones y una pizca de sal. Hornea 20 minutos. Cuando el interior esté blando, vacíalo con una cuchara y guarda la carne. En una olla pequeña, cuece la taza de quinoa (con 2 de agua), hasta que el líquido desaparezca. Mientras, remoja el alga wakame en agua mineral (10 minutos) y desmenúzala. Por otro lado, saltea la cebolla en aceite de oliva (10 minutos). Entonces, añade los guisantes, la carne de calabaza, los piñones tostados, el alga, los cortes de rape y unas gotas de salsa de soja y jugo de manzana. Suma la quinoa y saltea todo 1 minuto. Rellena la calabaza y decórala con langostinos y perejil.

ELLE+ «Este plato aporta nutrientes de fácil absorción y energía sostenible, proteína de calidad y minerales».

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Tarta de naranja y algarroba sin refinados

Para 8 personas.

Dificultad: baja.

Elaboración: 20 minutos(+ 2 horas en la nevera).

Ingredientes: 2 tazas de leche de arroz, 350 g de crema de algarroba con avellanas, 3 cucharadas de melaza de arroz,2 cucharadas de copos de agar-agar, 1 puñado de pasas de corinto, ralladura de ½ naranja, canela en polvo, 1 pizca de sal marina, pan germinado (para hacer la base de la tarta).

Desmenuza el pan germinado y apriétalo con las manos sobre la base del molde para preparar la estructura de la tarta. Después, calienta todos los ingredientes juntos menos la ralladura (14 minutos), hasta que estén integrados y puedas hacer un puré. Añade la ralladura en el último momento, vierte la mezcla encima del molde y deja enfriar en la nevera. Decora con coco rallado o ciruelas rellenas de nueces.

ELLE+ «Logras dulzor gracias a las frutas y frutos secos. La algarroba aporta minerales de calidad sin el efecto laxante que tiene el cacao».