No podría vivir sin amor. Es el ingrediente más valioso y sin duda el mayor potenciador de sabor.
No puedo ni ver la cocina sucia y el fregadero lleno: es el anti-clímax culinario.
Una manía en la cocina es el delantalismo obligado y el pelo bien recogido.
Cuando llega la primavera se nos llena la cocina de flores y maravillosos productos de temporada que nos lanzan sin rubor al mundo crudivegano.
De pequeña odiaba los macarrones y sigo sin poder con ellos.
Si fuera un alimento sería canela, muy beneficiosa y exótica, pero podría ser una simple manzana asturiana, las dos me encantan.
Mi plato favorito son los calamares en su tinta de mi madre. Reinan en mi olimpo culinario-sentimental. Soy buenísima cocinera y creo desde la intuición.
Me dejo llevar por los ingredientes, sus texturas, colores...
Mi última creación especial fue un arroz caldoso delicioso para la familia.
Para cocinar escucho a Dinah Whashington, Norah Jones o Concha Buika.
Hago la compra en varios sitios bio pero también voy mucho al Mercadona.
Sigo el blog ‘gastro’ del ELLE Francia, MindBodyGreen y Kimberly Snyder y su beauty detox.
Me encanta la cocina de mi padre. Pero, ¿por qué no me mandáis a una cata tournée especial para ELLE y salgo de dudas?
Para celebraciones con amigos en Barcelona voy al Club Bananas, que lo acabo de inaugurar, y en Madrid al Hotel Urban y Asian Gallery, en el interior del Palace.
Tengo ganas de probar el ramen del nuevo Chuka Bar en Madrid.
Mi ingrediente fetiche es el jengibre.
El colmo de la delicatessen es priorizar que todas las frutas y verduras sean bio y ecológicas.
Entre cocinar o pedir al chino me quedo cocinando, y cuanto menos elaborado más sano.
La última vez que pisé un McDonalds fue hace tres meses.
Compartir la comida en las redes lo hago poco pero, plato nuevo, plato que fotografío para tenerlo yo repertoriado.
No soportaría una semana sin las espinacas, los champiñones y la coliflor, que reinan en mi cocina. ¡Todo bio, of course!
Soy adicta al chocolate. ¡Bendito cacao!
Mi mayor extravagancia gastro sería quizás la torta de pan moreno con sobrasada tostada, mermelada de jengibre y hojitas de romero.
Un destino gourmet que quiero conocer es Thailandia.
Soy herbívora siempre antes que carnívora.
En mi nevera nunca falta el cilantro, el aguacate, el apio, las espinacas, la mantequilla de almendras y el açai.
Mis últimos descubrimientos son el sushi que elaboro con quinoa y los spaghetti de calabacín.
Se come de cine en España. Como yo digo: sólo creo en las fronteras gastronómicas.
Lo más extraño que he comido fueron ancas de rana.
Mi recetario de cabecera es mi intuición.
No me meto en la cama sin tomar colágeno.
Cinco personas que me encantaría invitar a cenar serían Anna Magnani, Pasolini, Pedro Almodóvar, Gena Rowlands y Casavettes.
Me hizo ilusión que me invitara a cenar mi amigo Emilio Carcur, director de Thai Garden.
Me hubiera gustado pero nunca me invitó Hidetoshi Nakata.
Una película gourmet La Grande Bouffe de Marco Ferreri. 

En mi última cena me comería unos huevos fritos con puntilla, patatas fritas y chorizo junto a mis hijos y seres más queridos. Ya no me importará en absoluto que me suba el colesterol.