Recetas con nombre propio
En la gastronomía mundial encontramos algunas elaboraciones que toman prestado su nombre de algún personaje para rendirle homenaje. Podemos diferenciar dos tipos de origen en estos bautizos, porque su autor le pone su propio nombre o porque es un regalo para la persona en cuestión. Descubre las historias de estos platos con mayúsculas.
Solomillo Wellington
Este plato de origen incierto se prepara cubriendo una pieza de solomillo de buey o ternera con una lámina de hojaldre, para dar más sabor se añade entre el la carne y la masa son el foie y la douxelle de champiñones. La tradición popular le otorga la titularidad del nombre al militar británico Arthur Wellesley, el primer duque de Wellington. Fue el rival más importante del Emperador Napoleón, ya que diezmó las tropas francesas en la Guerra de Independecia española y acabó con él tras derrotarle en la batalla de Waterloo, cambiando el rumbo de la historia. Se dice que la mezcla del foie con el solomillo envuelto en hojaldre le conquistó, y que siempre exigía que fuera el plato principal de todos los banquetes en su honor, por lo que le rindieron homenaje por sus logros poniéndole su nombre a su receta favorita.
Tarta Tatin
El Hotel Tatin en Francia es famoso por ser el creador de una peculiar tarta del revés, en la que las manzanas se ponen debajo y la masa encima. Existen dos versiones sobre el origen de este original dulce, y en ambas las responsables son las hermanas Stéphanie y Caroline Tatin, responsables del hotel en 1889. Una de ellas dice que debido a un despiste de Stéphanie unas manzanas se cocinaron más de la cuenta y para no desperdiciarlas le pusieron la pasta encima y la hornearon. La otra versión cuenta que preparando una tarta de manzana caramelizada corriente se equivocó al poner las frutas antes que la masa y para solventar su error decidieron poner la masa por encima y luego darle la vuelta.
Sandwich
Los rellenos de este tentempié son infinitos, y en nuestro menú es típico del aperitivo de media mañana o de la merienda para quitarnos el gusanillo entre horas. Aunque también podemos tomarlo como plato principal de alguna comida debido a su libertad de ingredientes. Aunque hoy en día los hay que es necesario tomarlos con cuchillo y tenedor, se ideó con la finalidad de comerlo con las manos. John Montagu, conocido por ser el IV Conde de Sandwich, era un gran aficionado a los juegos de cartas. En 1746 fue enviado a negociar el tratado de paz para poner fin a la Guerra de Sucesión Austriaca, cometido que le llevó 2 años. En los ratos de ocio jugaba partidas de naipes que le mantenían completamente entregado durante horas, y para no levantarse de la mesa y poder comer con sus manos sin mancharse pedía que metieran la carne entre dos rebanadas de pan, creándose así el sandwich.
Ensalada César
Los ingredientes principales de esta ensalada son lechuga romana, unos trocitos de pan tostado o picatostes y queso parmesano. Aunque en la actualidad estamos acostumbrados a verla servida con pollo empanado, en su origen se hacía con anchoas. Para descubrir su origen hay que trasladarse a una noche de 1924 en un restaurante llamado Cesar’s Place en Tijuana (México), su cocinero era el italiano César Cardini. Un grupo de actores llegó con hambre y la cocina estaba a punto de cerrar, por lo que pidieron una sencilla ensalada con lo que se le ocurriera el chef. Éste rebuscó entre la despensa y básicamente utilizó los sobrantes de comida de esa noche, untó el recipiente con ajo, cortó trozos de lechuga y añadió los picatostes, el parasen y las anchoas. Este plato alcanzó una gran fama en California y las personalidades más importantes de Hollywood cruzaban la frontera para tomarla.
Huevos Benedict
Esta forma de servir los huevos escalfados es típica del brunch, y los ingredientes que acompañan son un muffin o tostada y bacon con la popular salsa holandesa regando el plato. Aunque varios se atribuyen el mérito de esta delicia mañanera la versión más extendida es que se crearon como cura para la resaca. El corredor de Wall Street Lemuel Benedict era un habitual del Hotel Waldorf hacia el año 1894, y después de una noche de fiesta necesitaba algo para calmar el dolor de cabeza le pidió al maitre, llamado Oscar Tschirky y conocido como ‘Oscar of the Waldorf’, exactamente lo que hoy conocemos como ‘Huevos Benedict’, impresionado por la petición ordenó que se incluyera en el menú con ese nombre.
Tarta Sacher
Una tarta típica austriaca que consiste en dos planchas de bizcocho de chocolate separadas por una fina capa de mermelada de albaricoque y bañada con una cobertura de chocolate negro. Su creador es Franz Sacher, quien en 1832 se encontraba estudiando repostería y en una ocasión tuvo la oportunidad de cocinar para un grupo de invitados del príncipe Klemens Wenzel von Metternich. Para dicha celebración preparó este rico pastel que le encumbró como pastelero. Hoy en día podemos encontrar este dulce en todas partes, pero para comer el original podemos ir a Viena, dónde su hijo Eduard, que también se formó como repostero, fundó el Hotel Sacher en 1876.
Crêpes Suzette
Este postre típico belga es una crêpe rociada con una salsa de azúcar caramelizada, jugo y ralladura de naranjas y un licor flambeado (normalmente Grand Marnier); quedando como resultado una deliciosa salsa dulce y caliente. Aunque muchos se atribuyen la creación de este sabroso postre, todo apunta a que su autor fue Henri Carpentier en el año 1895. Siendo camarero del parisino Monte Carlo Café tuvo la ocasión de servir un banquete en el que se encontraba entre los asistentes al Príncipe de Gales, Eduardo VII. Toda la comida fue sobre ruedas, pero al llegar el momento del postre ocurrió un accidente en su preparación, que era delante de los comensales. El licor de mandarina que había cerca de la fuente caliente de las crêpes se derramó y las incendió por descuido. Asustado, el jovenmaitre se animó a servirlas dobladas y a presentarlas como una nueva creación a la que llamó ‘Crêpe Princesse’. Gustaron tanto que el monarca las alabó y dijo que en honor a la dama que había en la mesa deberían llamarse 'Crêpes Suzzete'.
Pastel Ruso
Este fino bizcocho de merengue almendrado está relleno de un suave praliné de mantequilla, almendra y avellana. En el año 1855 se le bautizó así porque era el favorito de ‘El Ruso’, es decir, de el Zar de todas las Rusias Alejandro II. Con motivo de la Exposición Universal de París el monarca visitó la ciudad y Eugenia de Montijo, la emperatriz de Francia de origen español, preparó un banquete en su honor en el postre que sirvió es dicho pastel. Fascinó tanto al Zar tras probarlo que empezaron a llamarlo “el pastel del Ruso”.
Foto: Pastelería Ascaso.
Gilda
Esta tapa es típica de los bares y tabernas de España, especialmente en la ciudad reina del pintxo, San Sebastian. Es una banderilla con una aceituna, una guindilla y una anchoa. Es en una tasca de la ciudad donostiarra llamada El Vallés en donde se empieza a llamar Gilda, y se debe a que es ‘verde, con curvas y un poco picante’, como el personaje principal de la película con el mismo nombre.
Melocotones Melba
Este postre es una bola de helado de vainilla con rodajas de melocotón regadas con un coulis de frambuesa. Es una obra de Auguste Escoffier, un chef francés de finales del siglo XIX y principios del XX que en su época estaba considerado como el ‘Emperador de los cocineros’. Era un gran admirador de la soprano Nellie Melba. Una noche fue a una de sus actuaciones y en la obra aparecía un cisne, lo que le sirvió de inspiración para crear el postre de la cena de la noche siguiente en el Hotel Savoy donde trabajaba, y a la que acudía la cantante. En unas declaraciones suyas dijo: “Serví en una gran fuente de plata un hermoso cisne tallado en un gran bloque de hielo, entre las alas coloqué melocotones pochados en almíbar reposando sobre un lecho de helado de vainilla, cubriéndolos con un velo de azúcar hilado”. Años más tarde se volvieron a encontrar y ella le reconoció que quedó fascinada con el postre, y cuando entró a dirigir las cocinas del Hotel Carlton en Londres introdujo este postre al que le había añadido una salsa de frambuesa y al que llamó Melocotones Melba.
Tarta Pavlova
Este postre crujiente por fuera y cremosos en su interior es una base de merengue cubierto con merengue horneado. Esta estructura se rellena con nata y se corona con frutos rojos para darle un punto de acidez y decorar al mismo tiempo. Como muchas otras recetas hay polémica en cuanto al origen, pues Nueva Zelanda y Australia se atribuyen el mérito, aunque los dos países reconocen que tomaron como musa a Anna Pavlova. Una bailarina ballet de origen ruso que debido a su delgadez y apariencia etérea se hacía siempre con los papeles protagonistas, pues con su forma de bailar parecía que flotaba sobre el escenario. En su gira de 1926 cautivó a los dos países y quisieron homenajearla con un postre que representara sus movimientos.
Pizza Margarita
Es una de las pizzas más populares en todo el mundo, sus ingredientes son: tomate, mozzarella y albahaca. Cuenta la historia que en 1889 Humberto I de Saboya y su esposa Margarita Teresa de Saboya fueron a pasar las vacaciones a su Palacio Real de Capodimonte en Nápoles. Allí vivía el mejor pizzaiolo (creador de pizzas) de Italia, Raffaele Esposito, y en una de las ocasiones que sirvió a los monarcas preparó tres pizzas diferentes sabiendo que la reina no era fanática de los sabores fuertes. La favorita de la reina fue la que llevaba estos ingredientes, ya que además le recordaba a los colores de la bandera italiana (verde, blanco y rojo) y en su honor la nombraron Margarita.
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