A los 'millennials' no paran de criticarnos en los últimos tiempos: porque estrechamos la mano menos firmemente que antes, porque somos narcisistas, porque estamos acabando con la música pop, porque vamos a acabar con las citas de pareja, porque estamos sobrecualificados, pero no tenemos trabajo, porque vivimos todavía en casa de nuestros padres, porque vamos a acabar con las relaciones humanas por nuestra fijación de socializarnos únicamente a través de internet...

Podría seguir, pero soy una millennial muy perezosa, así que ¿para qué me voy a molestar?

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Ahora se nos dice que tenemos que dejar de quejarnos por no poder comprarnos una vivienda, ya que, si dejáramos de comer tanta tostada de aguacate, no estaríamos sin un duro.

Vale, así que ¿comer fruta untada en un pedazo de pan es la razón por la que voy a tener que pagar un alquiler el resto de mi vida?

¡Quién lo iba a decir!

De acuerdo con la columna escrita por Bernard Sal en The Australian, la Generación Y, para algunos sinónimo de pillos, hipsters o mocosos titulados, debería gastar menos en almuerzos de lujo y ahorrar para la entrada de una casa.

Salt escribió: "He visto a jóvenes pagar por una tosta de pan de grano completo con aguacate y queso feta 22 $ (20 €) e incluso más. Yo puedo permitírmelo porque soy un hombre maduro y ya he criado a mis hijos. Pero, ¿cómo pueden estos jóvenes permitirse el lujo de comer así? ¿No deberían comer en casa para ahorrar? ¿Con qué frecuencia salen fuera a comer? Esos veintidós dólares multiplicados por varias veces a la semana podrían destinarse a pagar la entrada de una casa".

Discúlpeme Sr. Salt, pero si tuviera suficiente dinero como para gastarme 15 € cada vez que tengo hambre sería una mujer muy rica, independientemente de si estoy ahorrando para la entrada de una casa o no. No sé qué tipo de veinteañeros conoce usted, pero le aseguro que la mayoría de los que conozco se las tiene que arreglar a fin de mes con sopa y panecillos tostados.

Además, si se supone que tengo el suficiente dinero como para gastármelo en aguacate varias veces a la semana, también se supone que ahorrar para una casa no tendría que ser mi principal preocupación. Mi problema sería otro para el cual se necesita ayuda, así que debería asistir a alguna reunión de la AAA (Adictos al Aguacate Anónimos).

Pero el problema no es que el Sr. Salt nos eche la culpa de que no tengamos un duro.

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Algunos expertos como Grace Collier, experta en relaciones laborales, han manifestado que la solución al paro de los jóvenes radica en que éstos monten sus propios negocios.

"En la actualidad sólo hay una persona que pueda garantizarte un futuro feliz y esa persona es la misma que te mira desde el espejo cada mañana".

"Piensa en qué eres buena y trata de explotar esa habilidad. No te preocupes por el gobierno y por si van a conseguir fomentar el empleo para jóvenes, sólo preocúpate de ti misma", explicó.

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Mire, en primer lugar, nadie consigue trabajo a golpe de click de ratón.

En segundo lugar, no tiene sentido montar un negocio si no hay nadie que tenga dinero para gastárselo en lo que vendes.

En tercer lugar, crear una empresa en este clima económico es muy arriesgado para la mayoría de la gente, ya que el 90% de las nuevas empresas acaban fracasando.

Montar un negocio y dejar de comer aguacate no va a hacer que podamos ahorrar para comprarnos una casa. (Ojalá fuera así.)

Mirad, abueletes. Os podéis meter con nuestros gustos musicales, con nuestra afición a las aplicaciones de citas y con nuestra adicción a los filtros de Snapchat, pero no nos toquéis las tostadas con aguacate, ¿vale?

Dejadnos comer en paz.

Vía: ELLE UK