Su nuevo libro, 'Más allá del invierno' (Plaza & Janés, 21,90 euros) es una especie de 'road movie' que sigue el compás de un 'thriller' en el que la inmigración ilegal en Estados Unidos juega un enorme papel de fondo. Es el libro número 21 de la escritora viva más leída del mundo en lengua española, con 65 millones de ejemplares vendidos, y en Elle.es hemos tenido la suerte de conversar con ella y sacar pensamientos de lo más inspiradores.

Sobre la capacidad de reinvención

"Lo que me ha permitido salir adelante es no tener miedo de correr riesgos, de sufrir. No hay vida, ni hay aventura ni la posibilidad de mejorar tu propio destino si uno no quiere correr ningún riesgo. Si quieres una vida chiquita, segura, que no te pase nada, que no sufras... ¿qué vida es esa? También me ha servido el tener mucha suerte con la solidaridad humana, no me he sentido nunca sola".

Sobre la amistad

"La familia la heredas, no puedes elegirla; pero los amigos sí puedes. En unas épocas, compartes con unos amigos ciertas afinidades y a medida que pasa la vida compartes otras. Pero con la edad, te pones más selectivo: en parte, porque hay gente que se va y en parte porque tú cambias también. A los 70, las amistades se reducen, se comparten cosas más profundas y con menos gente".

Sobre el sentido de protestar

"Es más fácil protestar ahora con las redes sociales. Mandas un mensaje por estos medios y puedes reunir a un millón de personas en la calle; eso antes no pasaba, necesitabas toda una organización política para lo que ahora se hace con un tuit. La protesta en internet es más efectiva porque crea conciencia y crea la sensación de que no estás solo, de que somos muchos".

Sobre la literatura

"Me parece terrible que se fuerce a los chavales a leer lo que no les interesa como literatura obligada en las escuelas, porque entonces le toman odio al libro. Cuando uno es muy joven, hay que leer lo que a uno le entretiene, lo ideal sería que te dieran a elegir entre varios títulos los que más te interesan. Pero no obligarte a leer algo para lo que no estás preparado o que no se relaciona nada con tu mundo. Las humanidades deberían ser tan importantes como las ciencias, pero tienen que renovarse, no se pueden seguir enseñando como a principios del 1900".

Sobre el poder de la escritura

"La literatura me ha servido para entender la vida. He escrito sobre lo que me importa, sobre lo que me ha pasado o sobre los demonios y obsesiones que todo el mundo teme. La escritura me permite entender las cosas, explorarlas a fondo y ordenarlas. La investigación es dolorosa, el tema es doloroso, pero el proceso de la escritura es liberador. Te permite entrar en los personajes y ver la vertiente humana de cada situación".

Sobre las etapas del amor

"En cada época de la vida, el amor se da de diferentes maneras. Cuando me casé a los 20 años, quería ser madre y pensaba que ese amor era para toda la vida; cuando me enamoré a los 45, no lo hice con menor pasión y ahora, he vuelto a caer rendida como cuando tenía 17. No hay diferencia en la calidad del amor, pero sí la hay en cómo lo vives porque las circunstancias son distintas. A los 70, lo estoy viviendo con la libertad que no he tenido antes, es maravilloso".

Sobre la vejez

"No temo a la vejez ni a la muerte porque son procesos naturales y, además, uno nunca se siente tan vieja como los demás te ven; mientras uno tiene salud, uno no siente el paso de los años. En el caso de la muerte, le perdí el miedo cuando Paula murió [su hija falleció en 1992 de porfiria]. Pero lo que sí temo es cuando empieza la decrepitud, cuando empiezas a fallar. En cualquier caso espero que para entonces, el suicidio asistido sea legal. Ahora se viven muchos más años, sin recursos económicos ni medios sociales para mantenerte así que llegará un momento en el que, de una manera completamente racional, la sociedad decidirá que no se puede vivir tanto y que los que elijan morir lo hagan libremente.

Sobre el feminismo

"Es muy bueno que esté sucediendo esta nueva ola feminista, porque hubo un tiempo en que ninguna mujer quería aceptar o decir que era feminista –aunque se beneficiara de todos los derechos que sus madres y sus abuelas habían conseguido antes–porque no era sexy. No importa que haya cierta confusión a veces: nunca fue una cosa clara, definida, de una sola línea; también en los 60 nosotras íbamos probando, había diferentes feministas, diferentes voces que escribían diferentes tendencias. Pero la tarea pendiente es la misma: terminar con el patriarcado. Hemos vivido durante milenios con la idea de que los hombres son superiores y ellos han llevado la gerencia del mundo. Eso tiene que cambiar y esa es la misión del feminismo.

Sobre las redes sociales

"Son fundamentales, es la nueva manera de comunicarnos, por encima de la censura, por encima de todo es una comunicación directa, a mí me parece importantísima su existencia".