8 razones por las que siempre estás cansada
No, no es porque estés hasta las 2 de la mañana mirando tu Instagram.
¿Eres de las que sufre un bajón después de comer ? Unos pequeños cambios en tus hábitos pueden hacer que te sientas con más energía.
No sigues una dieta adecuada
La combinación de proteínas, grasas saludables y fibra nos proporciona toda la energía que necesitamos. Así que, es muy importante que incorporemos la suficiente cantidad de estos nutrientes fundamentales a través de una dieta equilibrada.
Solución: Cada comida debe incluir la cantidad necesaria de proteínas (carne magra, huevos, legumbres), grasas saludables (aguacate, aceitunas y nueces) y de carbohidratos (cereales integrales, verduras y frutas).
Eres de las que ve el vaso medio vacío
Según los expertos, el pesimismo desgasta mucho. Los pesimistas no creen que su actitud sea importante para afrontar los desafíos que plantea la vida y eso acaba pasándoles factura en forma de desmotivación y haciendo que sean incapaces de adoptar una actitud positiva. Por su parte, las personas optimistas afrontan los contratiempos con positividad y creen que hay que actuar para alcanzar el éxito. Sólo siendo consciente de que hay que hacer que las cosas positivas sucedan, se consigue energía productiva. En un estudio realizado por la Universidad de Pensilvania un grupo de comerciales optimistas superaron en un 37 por ciento en ventas a sus colegas pesimistas.
Solución: Acostúmbrate a resolver los problemas adoptando una actitud optimista y a hablar sobre las soluciones a tomar. Simplemente hacer una lista con las cosas positivas que tiene, por ejemplo, realizar un proyecto o ponerte a hacer ejercicio puede proporcionarte la energía que requiere nuestro cerebro.
No haces suficiente ejercicio
¿Alguna vez te has sentido completamente exhausta, pero luego te has puesto a correr unos kilómetros o a hacer spinning y has acabado eufórica? Un estudio realizado con un grupo de estudiantes que se sentían cansados, demostró que cuando éstos se pusieron a correr a un ritmo no muy alto tres veces por semana, empezaron a sentirse menos cansados que aquellos que no practicaban ningún tipo de ejercicio.
Solución: Después de cenar, en vez de ver la televisión, ponerte a comprar por Internet o leer, date un paseo o haz un poco de ejercicio.
Te está dando un bajón de azúcar
El azúcar es sinónimo de energía, ¿verdad? Pues estás equivocada. El azúcar que contiene un puñado de gominolas o un refresco puede provocar una caída en picado de los niveles de azúcar en sangre y el cuerpo paga su peaje en forma de cansancio.
Solución: El azúcar no debería suponer más del 10 por ciento del total de tus calorías diarias, es decir, unas nueve cucharaditas de azúcar para una dieta de 1.500 calorías. Esta regla será más fácil de cumplir una vez que entren en vigor las nuevas directrices sobre etiquetado de alimentos a partir de julio de 2018. Será entonces cuando existirá la obligación de especificar los azúcares añadidos que contiene un alimento en la parte de la etiqueta destinada a la información nutricional. De momento, fíjate bien en las etiquetas, porque en ellas el azúcar se esconde bajo muchos nombres y, cuando cocines, utiliza vainilla en lugar de azúcar para reducir su presencia hasta en un 25 por ciento.
Estás deshidratada
¿Tienes sed? Eso es señal de que estás deshidratada. La más leve pérdida de agua puede provocar fatiga, especialmente mientras practicamos ejercicio. La deshidratación también puede afectar a las funciones cognitivas (concentración, estado de alerta…). Durante un estudio, un grupo de personas ligeramente deshidratadas completaron un trayecto de dos horas conduciendo, cometiendo bastantes más errores de conducción que aquellos sujetos que habían bebido la suficiente cantidad de agua.
Solución: Seguro que lo has oído mil veces antes, pero es verdad. Beber por lo menos ocho vasos de agua al día es vital para tu salud. En el caso de las mujeres se recomiendan 2,5 litros diarios, en los que se incluye el agua que proviene de alimentos como frutas y verduras. Ten en cuenta que necesitarás más cantidad de agua si haces ejercicio o estás enferma.
No duermes lo suficiente
La mayoría de las personas necesitan de 7 a 9 horas de sueño y la calidad de ese sueño es tan importante como la cantidad. Los músculos descansan y se regeneran durante la noche y, mientras dormimos, el cerebro lleva a cabo numerosas funciones regeneradoras, ahorrando calorías y eliminando los residuos tóxicos del propio cerebro. A un grupo de voluntarios que participó en un estudio se les despertó mientras dormían ocho veces durante dos noches consecutivas, documentándose una caída del 31 por ciento en su estado de ánimo después de la segunda noche, en comparación con otro grupo que se acostaba más tarde, pero que no sufrieron interrupciones durante el sueño.
Solución: Vete a la cama todos los días a la misma hora y relájate antes, tomándote un té o leyendo un poco. Cuando te vayas a la cama, asegúrate de que no hay ningún ruido ni ninguna luz que te moleste: no dejes el teléfono cerca (o al menos quítale el sonido y ponlo boca abajo para que su luz no te distraiga) y echa las persianas hasta abajo.
Tu alergia está en sus niveles más altos
Las alergias producen la inflamación de diversas partes del cuerpo, somnolencia y toda una serie de síntomas nada agradables como el goteo nasal crónico. La inflamación se debe a un exceso en la producción por parte de nuestro cuerpo de algunos productos químicos que combaten la infección y la curan. Cuando hay un exceso o un desequilibrio de estos productos químicos, la inflamación puede hacer que nos sintamos mal. Además, la inflamación de la mucosa de las vías aéreas puede dificultar la respiración y provocar una pérdida de la calidad del sueño, agravándose la fatiga e incluso haciendo que aparezcan síntomas depresivos.
Solución: Es imposible hacer desparecer alérgenos como los ácaros del polvo y el polen, así que necesitarás tomar medicamentos para la alergia.
Necesitas más hierro
El cansancio también puede indicar un posible déficit de hierro. Este mineral contribuye a que los glóbulos rojos transporten oxígeno a todo el cuerpo y cuando eso no ocurre de manera eficiente, puede aparecer la fatiga. Las mujeres con períodos muy abundantes son muy propensas a tener bajo el hierro.
Solución: La carne roja y los mariscos son muy ricos en hierro que el cuerpo absorbe muy fácilmente. Las legumbres, las verduras de hoja verde y los cereales enriquecidos también aportan cantidades importantes de hierro, pero es mejor acompañarlos de alimentos ricos en vitamina C (como las naranjas) para su mejor absorción.
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