"Hay que vivir como si fuésemos inmortales"
Mientras el mundo espera impaciente su nueva novela 'Cinco esquinas', que se publica hoy en España, América Latina y Estados Unidos, celebramos con el Nobel 80 años de una vida haciendo historia. Tan venerado como perseguido por los ‘flashes’, así es el hombre detrás del genio.
Conocí a Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) hace casi 15 años. Estábamos en su ático de Saint-Sulpice, en el literario barrio latino de París, y él permanecía recostado en un sillón beis junto a su hija fotógrafa, Morgana, con quien había retratado las vidas de la feminista Flora Tristán y su nieto Paul Gauguin para 'El paraíso en la otra esquina'. Volví a encontrarlo cinco años más tarde, rodeado por su colección de hipopótamos, en su 'loft' castizo de la plaza de las Descalzas, en Madrid. Por aquel entonces estrenaba la novela de amor 'Travesuras de la niña mala'. Ahora el destino nos cita en otro de sus hogares: la Biblioteca Nacional, la casa que sobrevive a todas sus mudanzas. La morada donde habitan sus pieles de papel y tinta.
Aquí está el pupitre de madera con la misma lámpara que alumbró los primeros renglones de 'La ciudad y los perros', el libro que le dio la gloria literaria. Aquí descansará también su nueva historia, 'Cinco esquinas' (Alfaguara), un thriller donde el erotismo, el periodismo amarillo y la corrupción política se besan en la boca. Ve hoy la luz, y lo hace en un megalanzamiento simultáneo en España, América Latina y Estados Unidos para coincidir con los homenajes por su 80º cumpleaños. El Nobel, tan venerado por su obra como perseguido por su día a día, celebra con ELLE su buen momento vital con una entrevista en exclusiva en el lugar que lo vio nacer como escritor. «¡Vaya!, qué calentito se está –dice frente a su primer escritorio–; cuando yo trabajaba aquí escribía con el abrigo puesto y dos bufandas. Cómo cambia la vida...».
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