Anastasia Steele, una inocente virgen de 21 años, tiene la mala (o buena) suerte de enamorarse del hombre perfecto, Christian Grey: joven, guapo, multimillonario... y con inclinaciones sadomasoquistas. A partir de aquí, fustas, bolas chinas, mordazas, esposas, muchas escenas de sexo y 45 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo desde su lanzamiento en abril.

La trilogía compuesta por Cincuenta sombras de Grey, Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas se ha convertido en un best seller que ha fulminado todos los récords –el pasado verano se vendió un ejemplar por segundo, en versión papel o electrónica–, y los derechos cinematográficos ya han sido adquiridos en Hollywood.

La británica E.L. James, ex productora de televisión, madre de dos adolescentes y fan de Crepúsculo, es ahora en una mujer rica y famosa. Pero insiste en que no le gusta la publicidad y, de hecho, ha sido todo un logro reunirnos con ella en Londres para esta entrevista en exclusiva.

¿Cómo nos resumirías, en pocas palabras, el contenido de tu obra?
Es un cuento pasional y erótico que cuenta la historia de una chica y un chico que viven su primera historia de amor. Ella es todavía virgen y él lo es emocionalmente. En el fondo es una historia de amor muy clásica, una especie de cuento de hadas.

¿Pero qué significan esas Cincuenta sombras que se repiten en los tres títulos?
Nada. Al principio lo llamé Siete sombras..., pero no me convencía. Después Treinta..., y tampoco. Con Cincuenta sombras de Grey quería transmitir la idea de que Christian Grey es un hombre destrozado, que ha sufrido mucho. Aunque eso no lo descubrimos hasta el segundo libro. Él lleva consigo decenas de capas de locura, de perversión y de dolor dentro de sí. Además, Grey en inglés quiere decir gris. Desconfío de aquellos que ven el mundo en blanco y negro. Yo, en cambio, lo veo con montones de tonalidades grises, igual que sucede en la novela, con la que nos preguntamos sin cesar cómo debemos reaccionar y si lo que leemos nos parece bien o mal.

Tus libros te han traído miles de adoradores, aunque también muchos detractores. ¿Crees que estos últimos son inhibidos o esnobs?
No me gusta hablar de detractores, prefiero llamarlos críticos. He escrito esta novela para mí. Y me he partido de risa al hacerlo, ha sido realmente divertido. Al principio fue publicada capítulo por capítulo en un fanfiction de Crepúsculo (una web donde los seguidores de la serie escribían versiones inspiradas en el libro original). Yo posteaba mis textos una o dos veces por semana y la gente los adoraba. En realidad, son simplemente mis fantasmas sexuales contados a través de los personajes. Debo admitir que mientras estaba describiendo los más osados, una oleada de lectores me pedía más, y eso me tranquilizaba bastante. ¡Para mí era una prueba de que no era una depravada!

Además de sus inclinaciones sadomasoquistas, su helicóptero y su cuerpo diez, Grey es increíblemente ordenado. ¡Has conseguido crear al hombre perfecto!
Hay mucho de mí en Christian Grey. Ese lado maníaco es mío, soy una loca absoluta del control. Lo gracioso es que desde la salida del libro he comenzado a perder el control sobre las cosas. Hace unos pocos meses que se publicó y ya se ha traducido a cuarenta y cuatro idiomas y hemos vendido los derechos para hacer una película por una pequeña fortuna... Todas las mañanas, cuando me despierto, me pregunto: «¿Qué ha pasado?».

Pero eso, realmente, era lo que buscabas, ¿no? Trabajabas como productora de televisión y lo dejaste para escribir.
Al principio no sabía hasta dónde me llevaría esto. Había visto Crepúsculo, después leí los libros y me encantaron. Eso hizo nacer en mí la obsesión por crear. Descubrí la fanfiction y me inventaba historias para divertirme, no podía parar. Hasta escribí un capítulo muy picante con mi BlackBerry durante una boda. Cuando pienso que ahora hay fanfictions de Cincuenta sombras... no me lo creo.

¿Estuviste obligada a constuirle una infancia traumática al protagonista para justificar su gusto por el látigo?
¡Para nada! El pasado de Grey sirve para convertirle en un hombre más profundo. En el ámbito sadomasoquista, que he tenido que explorar para poder escribir mi obra, hay personas con historias totalmente banales. En parte como la de Ana.

¿Por qué crees que el público mayoritario de tus libros son las mujeres?
Porque les gustan las historias de amor pasional, les encanta ver cómo evolucionan los sentimientos de los personajes y seguirlos sin saber a dónde van. A menudo las chicas me cuentan que después de haber leído el primer volumen necesitan comentarlo con algunas compañeras de trabajo o con la familia. Incluso se han formado clubs en los que las mujeres hablan de sexo, de orgasmos, de temas que habitualmente son tabú. Y muchas me lo agradecen y me dicen que su vida sexual ha cambiado gracias a mí y que sus maridos están contentísimos.