Una regla de oro es si alguien te envía un tweet diciendo lo estupenda que eres, ¡no lo retwittees! No hay que pecar de vanidosa.

Si te hacen una pregunta directa, y con sentido común, debes ser educada y responder 
siempre, a ser posible en ese mismo instante.

Evita abreviar las palabras. Si crees que todo 
lo que tienes que decir no cabe en 140 caracteres, saca a relucir tu don para sintetizar.

Si un famoso twittea una foto terrible, no hagas de juez estilista y respondas: «¿Perdona?».

Nunca, nunca insultes a nadie ni realices una anotación despectiva, aunque te mueras de ganas. Si lo detestas, bloquéalo o no lo sigas, 
y así podrás evitar caer en la tentación.

Cuando un conocido se abra una cuenta, twittéale para subirle la moral y darle a conocer.

Si Mick Jagger y Sting se están mensajeando entre ellos, no participes en la conversación como si fueras Bono, el tercero en discordia.

No le pidas a Rihanna que te retwittee aunque tú le hayas escrito: «¡Feliz Rih-año!».

No corrijas los tweets ni dejes en evidencia 
la mala ortografía y gramática de nadie, ¡mejor agradece que escriba espontáneamente!