¿Por qué te gusta tanto la moda? Hasta el punto de tener un blog y una novela con ella de fondo.
No sólo me gusta la ropa, me gusta la belleza de las cosas en general. Soy una esteta y celebro tanto un buen vestido como un buen cuadro o cualquier escena cotidiana que, a mi juicio, me alegra la vista y afila el gusto. Pero sí, para mí la alta costura es una rama de la cultura. Hay trajes que son auténticas obras de arte.
Si hago referencias a ella en la novela es porque es el mejor hilo conductor que se me ocurrió para narrar la vida de alguien que valora precisamente su ropa. Una mujer también muy esteta, que no frívola. Una auténtica fashionista con gran sensibilidad hacia la moda y una buena conocedora de su historia.

Dicen que existe una diferencia entre que te guste la moda o que te guste comprar, ¿o quizás puedan compartirse las dos pasiones?
Sí que existe la diferencia. Cuando se compra  compulsivamente se pierde criterio y también desaparece el ingenio para reciclar ropa de antaño o combinarla con otra. No hay que confundir a una consumista con una coleccionista, porque no es lo mismo pulirse el sueldo en prendas que invertirlo.

¿Podrías hacer una cronología de tu propia vida a través de tu armario? Si tuvieras que elegir una prenda por cada época, ¿cuál sería?
Durante mi primera infancia, y como tantas niñas, mi madre (toda una drama mamá) me ponía vestiditos de nido de abeja bordados en tela de Liberty con zapatos ingleses y calcetines de perlé.
Despues iba con el mítico pantalón de pana con peto y camisa de franela de cuello de bebé y botones forrados. Recuerdo que me fascinó el traje de marinerito que llevó mi hermano en su comunión y le pedí a mi madre que me lo tuneara después con falda. Me encantaba ponérmelo.
En mi adolescencia no me apeaba de una marsellesa de rayas azules y blancas con vaqueros y zapatillas victorias rojas; en la universidad alterné el look surfero con el pijismo y el hippismo, dando fe de que me costó encontrar mi estilo propio, pues erré muchas veces haciendo pruebas y alguna vez salía de casa hecha un cristo. Además, jamás me dejaban comprarme ropa a mi gusto,a sí que me las tenía que ingeniar con robo al armario de mis tías, a quienes les pedía prestadas sus sudaderas de Amarras y Privata, etc… En esa época las chicas íbamos muy andróginas, la verdad.
Puedo decir que hasta después de los 25 no creo que haya aprendido a vestirme como realmente me gusta. La prenda de los últimos años a la que tengo mayor cariño es el vestido que me puse en la boda de mi hermano: palabra de honor de color negro en el pecho, falda blanca evasé de satén, torera negra, lazo japonés negro…. Un clásico que siempre triunfa junto a unos pendientes modernistas muy chulos en los que invertí para la ocasión.  Pero ojo, aunque no lo parezca, no soy fetichista de los trapos.

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¿Qué no te pondrías nunca?
Un escote halter, tengo los brazos muy gordos en comparación con el resto de mi cuerpo.

¿Qué es lo que más admiras en alguien que viste bien?
Su talento a la hora de saber lo que le favorece y su tendencia a la discreción.

¿Por qué Dior?
Porque me facilitaba el juego de palabras con el concepto de Dios, también presente en la novela. Dior no es mi marca favorita, me gusta más el universo francés de Chanel. Aunque todo el episodio de Galliano lo seguí al minuto.

¿Qué te gusta del formato novela y qué del blog?
De la novela me gusta que es ficción, que tienes más tiempo para cuidar el lenguaje, que te permite dar rienda suelta a la creatividad, al surrealismo y la imaginación de situaciones increíbles. Del blog me gusta la inmediatez, que esté pegado a la actualidad, la improvisación y el tono directo, pero sobre todo que tiene más importancia lo gráfico sobre el texto y en la moda siempre vale más una imagen que mil palabras.

¿Es fácil escribir de tendencias?
Como todo, si es tu especialidad, tu afición o tu hobbie, es fácil. Aunque supongo que ayuda que yo haya sido siempre muy observadora y crítica, conmigo misma y con los demás.

¿Por qué crees que a tantas personas les atrae tanto el mundo fashionista?
Es distinto un fashionista auténtico que una fashion victim. Los desfiles, las modelos, las revistas, las it girls, las ego bloggers, etcétera, representan sueños y aspiraciones, pero no nos engañemos. A la gente le gusta presumir y sentirse guapa. En definitiva, levantar pasiones y que celebren su indumentaria, diferenciarse del resto para posicionarse por encima y, por supuesto, satisfacer su ansia de consumo. La moda es el pulso estético de la sociedad, pero para mí es más un trabajo bien hecho o una expresión artística que un escaparate de tendencias.

¿Tienes pensando publicar otro?
Me encantaría hacer más ficción. No me veo capaz de hacer novela histórica si he de compatibilizarlo con mi trabajo en El Mundo, porque sería una tortura salir de trabajar y después sentarme a encontrar documentación y luego darle forma. A mí me gusta inventar. Si bien, desde que trabajo en LOC, tengo claro que la realidad siempre supera la ficción.

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