Su tema I don’t want a lover, I just need a friend («No quiero un amante, sólo necesito un amigo») se convirtió en un himno cantado con su voz ronca y con un look andróginamente cool que creó tendencia. Tras ocho discos con Texas y dos en solitario, Sharleen Spiteri (Glasgow, 1967) vuelve al frente de la banda escocesa con el álbum The Conversation (Pias).
Hace 25 años que empezasteis. ¿Qué le debes a la banda?
La vida tan maravillosa que me ha dado. He cumplido los sueños que tenía a los 18: fantaseaba con tocar en un grupo de éxito, con hacer mi música, y lo he conseguido durante todo el tiempo que he querido. Texas me ha facilitado una situación económica envidiable, me ha permitido tener una existencia muy fácil, no necesito trabajar por dinero, no tengo que irme a la cama temprano porque hay que madrugar... Me ha dado una libertad enorme de la que me siento muy feliz.
¿La vida resulta más fácil cuando
tienes 40 que cuando tienes 20?
En cierto sentido sí. A mis 45 tengo más arrugas, estoy más gorda, me duelen más las rodillas... Cosas físicas. Pero mentalmente me siento más punk que nunca. Antes me preocupaba por la actitud que debía adoptar y por ciertas decisiones que creía importantes, y ahora, sencillamente, me da igual. Me siento más rebelde porque no tengo que fingir nada, no necesito gustar a la gente, no me interesa ser una celebrity ni aparecer en la prensa.
¿En este cuarto de siglo qué
cosas han sucedido que nunca pensaste que ocurrirían?
Tuve una hija con quien fue mi compañero durante mucho tiempo y poco después de nacer la niña lo dejamos. Fue duro, pero volví a conocer a alguien. Me habría gustado tener más hijos, pero sólo tuve una, y estoy contenta. Han pasado muchas cosas.
¿Qué opina tu hija de tu música?
Está muy orgullosa de mí, le encanta todo lo que hago simplemente porque soy su madre. Cree que soy estupenda.
¿Qué placeres te gusta darte?
La buena comida. Una cena en un buen restaurante, comprar un buen pan y cocinar para amigos en casa... Me encanta.
