Quiso ser como el 'Hombre sin nombre' (uno de los personajes más representativos de Clint Eastwood en el western de Sergio Leone) al renunciar al apellido de su padre. Pero, después de comprobar que no podía escapar del influjo paterno, decidió aprovechar el factor gen y sacarle partido. Scott nació en 1986 en San Diego, fruto de la relación extramatrimonial del actor con una azafata, y se crió entre su ciudad natal y la mansión Eastwood en Hawái. Allí se impregnó del espíritu aloha, convirtió el mar en su pasión y ganó algo de dinero como aparcacoches, peón o camarero, hasta que decidió marcharse a Los Ángeles para formarse como actor. Sus primeras apariciones en el cine fueron en importantes cintas como 'Grand Torino' (2008) e 'Invictus' (2009), ambas dirigidas por su padre, y en el filme bélico Corazones de acero (2014), aunque no ha sido hasta este 2015 cuando ha conseguido un rol protagonista con 'El viaje más largo', una comedia romántica en la que da vida a un vaquero de rodeo. Además de su talento para la gran pantalla, Scott ha sabido explotar su imponente físico trabajando de modelo para firmas como Abercrombie o Hugo Boss y, desde esta primavera, es el nuevo portavoz de la mítica fragancia Cool Water, de Davidoff. Nos hemos sentado con él para hablar de cine, del mar, de sus planes de futuro y de su recién estrenada soltería, y comprobar de cerca que sí, que las fotos le hacen justicia.

Acabas de estrenar El viaje más largo, tu primera película como protagonista...
Sí, y además estoy realmente orgulloso del trabajo que he hecho. Cuando dices que sí a un filme, aunque confíes en el director y hayas leído el guión, hasta que no ves el resultado final no sabes si has acertado. El viaje más largo ha superado mis expectativas porque, aunque es una comedia romántica, no es la historia de siempre. Habla del amor de verdad, ese que vivimos todos en la vida real y que está lleno de pruebas, sacrificios, episodios duros y situaciones complicadas por las que hay que pasar, de renuncias... Esta vez las chicas no vais a tener que llevar a vuestros novios a rastras a ver una película de amor (risas).

¿Entonces es así como tú entiendes el enamoramiento?
Bueno... Hace poco lo dejé con mi novia y creo que la ruptura tuvo mucho que ver con lo poco que me sacrifiqué. El egoísmo nunca tiene un buen futuro y es algo que estoy mejorando con los años. Rodar esta película me ha servido para entender de qué van las relaciones maduras y para darme cuenta de que sacrificarme, cuando llegue la persona idónea, compensará.

¿Cómo es la chica ideal para Scott Eastwood?
Fuerte como una roca. Alguien con la que pueda construir una familia sólida por la que no me cueste renunciar a nada. Me encantaría tener una única mujer y varios hijos. Por eso es algo que haré con calma. No quiero precipitarme, porque sé que las posibilidades de equivocarse aumentan.

¿Te ha marcado mucho el hecho de venir de un hogar roto?
¡Al menos sé cuál es el tipo de familia que no quiero! Pero he tenido una infancia muy feliz. Crecí cerca del mar y eso ha sido lo que realmente ha dado forma a mi vida, lo que ha marcado mis aficiones y el rumbo que ha dirigido mis vacaciones. Tengo la necesidad constante de estar cerca del mar para sentirme en calma. El océano te da una paz interior única sin la que yo no sé vivir.

¿En qué te ha afectado llevar el apellido Eastwood?
Para trabajar en esta industria, y yo ya llevo doce años en ella, hay que estar ahí fuera. Ir a las audiciones, acudir a mil castings, ser serio con los compromisos que adquieres... El apellido te puede abrir puertas, pero en ningún caso te va a asegurar un papel.

Te has puesto a las órdenes de Clint Eastwood como actor y como hijo. ¿Cómo es él en las distancias cortas?
Como jefe es duro. Muy duro. Siempre en el buen sentido de la palabra, claro. No quiere que nadie le acuse de hacer excepciones conmigo. Como padre es mi gran referente. Él me ha enseñado a ser un hombre y a tratar a la gente adecuadamente. No es muy hablador, prefiere predicar con el ejemplo. Su lema en la vida es: «Trabaja duro, sé puntual y no te quejes».

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De todas sus películas, ¿cuál dirías que es tu preferida?
Ha hecho tantas y ha explorado tantos géneros que es una elección difícil. Si sólo quieres ver una de la vieja escuela te recomiendo Sin perdón (1992), y, en cuanto a lo último, Francotirador (2015) es una de las más inteligentes que ha hecho. Ha generado mucha controversia porque trata un tema delicado y hay gente que le ha acusado de promover las acciones bélicas, pero su mensaje es radicalmente diferente: habla de la huella que la guerra deja en el interior de las personas.

¿Y a ti qué tipo de cine te gustaría hacer?
Quiero parecerme a mi padre y contar historias reales que afecten a las personas. Por eso, además de actuar, produzco. Mi jefe siempre dice que para crear guiones creíbles hay que llenarse de experiencias y vivir mucho.

¿Cómo es un día normal en tu vida?
Cuando no estoy rodando o promocionando una película, llevo una vida todo lo alejada de Hollywood que puedo. No me gusta mucho el mundo celebrity. Por eso, aunque por trabajo tendría más sentido que yo viviera en Los Ángeles, lo hago en San Diego. Allí no hay un paparazzi fotografiando cada paso que das. Todo es más cómodo, tengo cerca a mis amigos de siempre y los grandes lujos son un absurdo.

Surfeas, pescas, buceas, juegas al golf, haces artes marciales... ¿Así mantienes tu físico a raya?
Llevo haciendo deporte al aire libre desde que tengo uso de razón. Cuando salía del colegio, en vez de ir a un parque, iba a jugar a la playa. En el instituto, quedaba con mis amigos al amanecer para hacer surf. Todo eso ahora se ha convertido en hábitos que, además de mantenerme fit, me hacen feliz. Siempre he sido bueno en los deportes individuales, los de equipo, en cambio, no se me dan tan bien.

Tu gran pasión por el mar, además, te ha llevado a convertirte en la nueva imagen del perfume Cool Water, todo un clásico. ¿Qué significa para ti este papel?
Ese es un nombramiento que afecta a todos los aspectos de mi vida. Cuando digo que sí a una campaña de publicidad, necesito que sea algo auténtico para que mi papel no se limite a llegar, posar y cobrar. La firma Davidoff, al igual que yo, siente la necesidad de devolver al océano todo lo que este nos ha dado. Por eso financia, a través del programa Love The Ocean, acciones para preservar zonas vírgenes del gran azul: por cada frasco de perfume que se vende de la edición limitada Cool Water Love The Ocean, la marca se compromete a proteger 10.000 m2 de océano, aparte de patrocinar el programa Protect The Ocean You Love de National Geographic. Además estoy continuando la labor de uno de mis mejores amigos: Paul Walker (que fue imagen de la fragancia hasta que falleció en 2013) y eso es un verdadero honor.