Hoy en día, y cada vez más a menudo, nuestro 'timeline' de Instagram se puebla, además de todo tipo de cotilleos sobre la vida de nuestros VIP favoritos, de recetas 'healthy' e imágenes de gurús del "fitness" que nos inspiran para ponernos en forma.

Una de estas instagrammers es la australiana Ashy Bines, que ya cuenta con más de 900.000 seguidores en la red social. Pero después de haber conseguido convertirse en una bloguera "fitness" de referencia, Ashy ha decidido poner en marcha un programa para trasladar todas sus técnicas a los más pequeños. Así ha creado 'Ashy and Friends', que mediante dibujos animados y música, pretende educar a niños de 1 a 6 años cómo comer saludablemente y hacer ejercicio diario. En general "inspirar amor a la salud y a la forma física en los niños".

Pero aunque esta iniciativa pueda parecer la alternativa perfecta para conseguir que los más pequeños se separen de una vida dominada por los 'smartphone' y 'tablets', prácticamente desde que tienen uso de razón, ha hecho saltar la voz de alarma condenándola por poder enviar un mensaje equivocado a los niños.

De esta forma, Christine Morgan, la directora de Butterfly Foundation, una organización australiana que da apoyo a los afectados por los trastornos alimenticios, advirtió de los riesgos que pueden ocasionar para un niño estar preocupado desde tan pronto por su figura, por lo que come o deja de comer. Y es que, a pesar de que a una corta edad no seamos capaces de comprender ciertas situaciones, sí aprendemos hábitos de vida.

"Creo que es una estratagema de mercadotecnia para adultos y padres que han sido inundados con el mensaje de: no dejen que su hijo engorde. En este momento, cuando la obesidad es amenazante, no permita que su hijo engorde. ¿Y desde cuándo eso se tradujo en un niño pequeño que tiene que estar tan preocupado por subir de peso? Eso para mí es llevarlo demasiado lejos ", dijo Morgan en una entrevista sobre el programa de Ashy que, aunque en ningún momento habla de que los niños deben perder peso, muestra informes sobre obesidad infantil.

En definitiva, Christine alerta de que este programa simplemente se basa en el mero hecho de "controlar el peso", inculcando a los niños la necesidad de conseguir esa imagen de perfección errónea. Hecho que puede convertirse en semilla para continuar con una obsesión por la imagen que puede llevar desórdenes alimenticios, al emprender una búsqueda de un aspecto imposible.