Amores de cine
Ponemos la moviola para proyectar los fotogramas más inolvidables y repasar todo lo que el cine nos han enseñado sobre el amor.
A veces, basta con pedirlo
En la que, sin duda, es la secuencia más candy de Antes del amanecer, Julie Delpy pregunta: «¿Sabes de verdad lo que me gustaría ahora mismo?». Y Ethan Hawke responde lo propio: «¿Qué?». Ella se arranca con un «que me besaran». Sin ocultar el impacto que le ha causado semejante declaración de sinceridad, él contesta: «Bueno, eso puedo hacerlo». Y la escena se cierra con un apasionado beso, que viene a sellar el coqueteo que mantiene la pareja a lo largo del largometraje y que queda sugerido en los memorables diálogos desperdigados en este romance que transcurre a lo largo de un día.
Cuestión de perspectiva
Quién no recuerda alguna de las ingeniosas conversaciones de Annie Hall. Pongamos por caso la siguiente. Diane Keaton: «¿Estás yendo al psiquiatra?». Woody Allen: «Sí, desde hace quince años». Ella: «¿Quince años?». Woody: «Sí, le doy de plazo un año más y, si no, iré a Lourdes». ¿Puede una historia de amor cimentarse en conversaciones como esta? Por supuesto que sí, viene a confirmar una de las obras cumbre del actor y director neoyorquino. Una moderna visión de las relaciones amorosas hombre-mujer, que podría resumirse en la escena en la acuden cada uno de ellos a su psiquiatra. Ante la pregunta de cuántas veces practican sexo, Annie responde: «Constantemente, tres veces a la semana», mientras que él dice, con su particular sentido del humor: «Casi nunca, tres veces a la semana».
El misterio funciona
Charada. Con ustedes, una de las mejores parejas de la historia del cine: Audrey Hepburn y Cary Grant. La relación de este dúo infalible se gesta en medio de una trama de intriga que da paso a encuentros intermitentes y nada arrebatadores entre ellos. Pero no hay que llevarse a engaño. Debajo de esa aparente indiferencia se oculta el germen del amor. Los actores viven a lo largo de la película lo que los guionistas llaman una tensión sexual no resuelta, que va in crescendo a medida que avanza el filme.
Forever and ever
Si un cuarentón Humphrey Bogart y una chiquilla Lauren Bacall tenían química en el clásico del cine negro Tener o no tener es porque no fingían. Un guión que invitaba a intimar, con frases como «conmigo no tienes que aparentar nada. No tienes que decir nada, ni hacer nada. Simplemente, puedes silbar. ¿Sabes silbar, verdad? Lo único que debes hacer es juntar los labios y soplar». Tanto, que encendió la chispa entre los dos actores, aunque el director, Howard Hawks, siempre mantuvo que Bogart se enamoró del personaje de ella... por lo que Lauren tuvo que interpretarlo el resto de su vida.
Historias perfectas
En el momento de rodar El largo y cálido verano, Paul Newman, que por aquel entonces estaba casado, y Joanne Woodward eran amantes, algo que se dejó traslucir en la película. Además de explayarse en las escenas más hot y de hacerse arrumacos por exigencia del guión, fuera de rodaje ella se quedó embarazada y acabaron siendo el matrimonio mejor avenido de Hollywood.
Lo nuestro es imborrable
¡Olvídate de mí! pone en práctica, a través de una historia superoriginal, aquello de que se puede borrar de la mente a una persona a la que quieres pero es realmente complicado sacarla del corazón. Y es que el amor deja una huella imborrable, a juzgar por la magistral representación que hacen Jim Carrey y Kate Winslet, basada en sentimientos (más que en hechos) reales. Los dos improvisaron buena parte de sus diálogos a partir de experiencias personales que se contaron durante los ensayos.
Ni contigo ni sin ti
Amor y desamor, atracción y rechazo, este binomio tan estrechamente ligado está más presente que en ningún otro largometraje en Lo que el viento se llevó. Un drama romántico, que ha pasado a los anales de la filmografía como uno de los más vistos en el mundo, resume, o más bien amplifica (porque dura más de tres horas), las idas y venidas de muchas relaciones, que empiezan llenas de deseo y terminan tirándose los tratos a la cabeza. En este melodrama Rhett Butler, interpretado por Clark Gable, trata por todos los medios de conquistar a Scarlett O’Hara, papel que encarna Vivien Leigh, y finalmente lo consigue, pero la fuerte personalidad de ambos es motivo de fricción constante. Por despecho, entran en juego terceras personas y queda la incógnita que siempre se mantiene en estas relaciones: ¿volverán juntos otra vez?
No siempre hay final feliz
Cuando no puedes declararte en voz alta, siempre queda el método de Andrew Lincoln en Love Actually: llamar a la puerta de Keira Knightley por Navidad con un radiocasete en el que suena un villancico y un cartel que reza "Para mí, tú eres perfecta". Lo malo es que ella está casada con su mejor amigo. Y es que no siempre estas aventuras acaban en happy end.
Otros caminos de la pasión
Una tormenta azota con furia la casa de Maureen O’Hara, que abre con dificultad la puerta mientras trata de controlar su cabellera pelirroja... La escenografía de El hombre tranquilo va dando pistas del momento álgido que se avecina: John Wayne agarra el brazo de la prota, con la que hasta ahora sólo había cruzado miradas furtivas, la acerca de un tirón y... ¿El mejor beso de la historia del cine? Probablemente, pero también el más doloroso: tras el apasionado gesto, ella intenta darle una bofetada...
Relación Platónica
Un impersonal bar de hotel, un karaoke, un país extraño con un idioma que desconocen los personajes, un actor acabado y una joven esposa abandonada (y más de 30 años de diferencia) no parecen los ingredientes ideales para enamorarse... pero la directora Sofia Coppola, que se inspiró en su divorcio con Spike Jonze para el personaje de Scarlett Johansson en Lost in Traslation, tampoco es una chica de gustos precisamente típicos. Ella consigue en el filme lo que parece imposible: que los protagonistas entablen una relación. Eso sí, muy peculiar, donde se demuestra que lo físico no tiene por qué ser imprescindible.
Un remojón sexy
La lluvia no siempre resulta un fastidio. Es más, puede convertirse en el mejor escenario para conocer a fondo al hombre o la mujer de tu vida. El diario de Noa es buena prueba de ello. En pleno aguacero, Ryan Gosling, con el pelo y la barba cuidadosamente descuidados, y Rachel McAdams, seductora a más no poder, encuentran la ocasión perfecta para dar rienda suelta a sus sentimientos. Una tormentosa relación que se fragua entre diálogos como este: «Tendremos que esforzarnos todos los días, pero quiero intentarlo porque te deseo. Quiero tenerte para siempre», dice el entregado amante.
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