Laura Ponte: "todo es prescindible menos el amor"
Viajamos a África, hasta la isla de San Luis en Senegal, para conocer el proyecto solidario de ayuda a las cultivadoras de arroz y descubrir el lado más humano de la top gallega. Así es una mujer modelo de cerca.
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Hasta llegar a los arrozales de la senegalesa isla de San Luis hay cinco horas en coche desde Dakar. El camino hacia esta Venecia africana –antigua capital occidental del continente y hoy Patrimonio de la Humanidad– está lleno de baobabs, esos árboles extraños que inmortalizó en nuestra imaginación El Principito. También a nosotros nos ha traído hasta aquí una historia mágica, pero en este caso de solidaridad y protagonizada por Laura Ponte (Vigo, 1973), una de nuestra tops más polifacéticas, que nos sirve de guía para contar cómo se puede contribuir a mejorar la vida de las mujeres de este país. La modelo gallega, con la que visitamos los campos, va a todas partes con una gran bolsa. Dentro lleva su inseparable iPad, su tabaco, sus rotuladores de colores... y la ilusión de ayudar a crear nuevas rutas hacia un mundo mejor. Esa shopping bag pertenece a la luminosa colección ideada por jóvenes creadores que se vende en El Corte Inglés con un fin cien por cien benéfico. Esta acción está promovida por la ong Alianza por la Solidaridad y por Trendipia, la plataforma de apoyo al talento en moda de Ton Pernas. O lo que es lo mismo: el diseño, la empresa y la fraternidad unidos para fomentar la producción y la venta de arroz de cooperativas autóctonas y ayudar a 700 agricultoras. Alissa, una de las mujeres que se beneficiarán de este innovador proyecto de apoyo, nos comenta: «En la época calurosa almacenar y comercializar fruta es muy difícil, por eso he comenzado a cultivar arroz, que se conserva bien». Alissa nos cuenta que desde entonces también ha mejorado su economía: «En Senegal, en los últimos años se ha subvencionado el arroz vietnamita, pero el nuestro es más nutritivo, más ecológico y más barato. Así que al cultivarlo podemos alimentar a nuestra familia y al ganado y vender una parte».
Miro a Laura Ponte, madre de dos hijos, modelo, antidiva, esa clase de persona espontánea y cómplice que a cualquiera le gustaría tener como amiga. Lleva unos pantalones pitillo bajo un vestido típico que le han ofrecido nada más llegar y escucha con atención cada testimonio mientras sostiene un ramo de brotes de arroz a la altura de su corazón. Desde él nos habla, después de que haya latido en África.
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