El encanto de los canallas
Tras siete temporadas, hoy acaba “Mad Men” y ya lamentamos que Don Draper, tan guapo y granuja, se vaya de nuestras vidas. Los malotes y los antihéroes tan masculinos, seguros de sí mismos e independientes arrasan dentro de la pantalla. Analizamos algunos de los chicos malos de series que seguimos echando de menos.
Don Draper, de “Mad Men”
El último en decir adiós ha marcado una época en la televisión. La verdad es que lo tenía todo: narcisista, controlador, manipulador, sin valores ni honestidad... Utilizaba a las mujeres y las embaucaba, consiguiendo que se enamoraran perdidamente de él diciéndoles lo que querían oír en el momento justo y siendo irresistible por definición. Su intérprete en la vida real, Jon Hamm era hasta entonces un clásico secundario de series de televisión y estuvo a punto de no conseguir el papel por no ser tan guapo como deseaban los directores de casting.
Eric Northman, de “True Blood”
Al sheriff vampiro de Zona 5 poco le importa lo que diga la gente. Sabe cómo conseguir lo que quiere y no duda en emplear todas las artimañas necesarias, aunque eso le lleve a ser considerado el malo. Tramposo, misterioso, calculador y con un punto controlador, sobresale por la seguridad que tiene en sí mismo y por su capacidad de mostrarse sumamente violento. La única que desafía esa personalidad estricta es Sookie Stackhouse (Anna Paquin), con la que se muestra suave y dulce. Aprovechando el éxito de la serie, el actor que le daba vida, Alexander Skarsgård, hizo el casting para "Thor", pero le rechazaron en favor de Chris Hemsworth.
Dylan McKay, de “Sensación de vivir”
Sí, estaba Brandon, el rubito; pero el que nos gustaba a todas era Dylan McKay, el amor imposible (o no tanto) de Brenda Walsh y de Kelly Taylor en “Sensación de vivir”. Con su aire buscado de moderno James Dean, con sus eternas preocupaciones, sus problemas con el alcohol y las drogas, su rollo de independiente... nos parecía el chico perfecto para rescatar y vivir con él una vida ideal, lejos de Beverly Hills. A Luke Perry, el encargado de darle vida, le vimos luego en “Oz”, “Jeremiah” y “El cuerpo del delito” y en “Los Simpsons” como hermanastro del payaso Krusty.
House
En los ocho años que estuvo en antena, consiguió tres récords Guinness: serie más vista, actor más conocido y actor mejor pagado (Hugh Laurie llegó a cobrar más de ¡640.000 euros! por episodio). Gregory House era el médico con el que nadie quería topar, porque era malhumorado, antipático, desagradable y absolutamente falto de tacto y discreción, pero si te atendían su equipo y él, te había tocado la lotería porque, a pesar de sus discutibles métodos, era un extraordinario profesional (y sabía identificar mejor que nadie los síntomas del lupus). Una encuesta del “Washington Post” le encumbró como el segundo doctor más sexy de la historia de la tele, solo por detrás del doctor Ross (George Clooney) de “Urgencias”.
Barney Stinson, de “Cómo conocí a vuestra madre”
No vamos a hacer spoiler y contar cómo conoció Ted, el protagonista de la serie, a la madre de sus hijos, pero sí vamos a contar cómo conocimos a Neil Patrick Harris: tenía 16 años y protagonizaba “Un médico precoz”, donde interpretaba a un niño-doctor prodigio. Su carrera experimentó un subidón con el papel de Barney Stinson, un treintañero canalla y divertido que tiene claro que no quiere comprometerse con las mujeres ni quiere que sus amigos lo hagan. Así, tiene 150 normas y códigos para sus 'colegas': “Un colega nunca se acostará con la ex de otro colega” o “Un colega nunca debe hacerse una pedicura él solo” son solo algunas de sus perlas.
Sawyer, de “Perdidos”
La de J.J. Abrams ha sido una de las series con más repercusión del siglo XXI, y Josh Halloway tuvo la suerte de estar allí para hacer de James 'Sawyer' Ford, el antagonista absoluto. Frente a la benevolencia y la paciencia que encarnaba el doctor Jack Shephard, 'Sawyer' era un delincuente arrogante, granuja, vanidoso e independiente. Por lo general, sus estrategias en la isla se alejaban de las adoptadas por la mayoría siguiendo a Shephard, con quien disputaba el liderazgo del grupo de supervivientes. Quizás no fuera tan sensato y tan buena persona como Jack, pero era infinitamente más atractivo.
El Duque, de “Sin tetas no hay paraíso”
Cuando Miguel Ángel Silvestre aceptó el papel de 'El Duque', seguro que no pensaba que se iba a convertir en el último (por ahora) gran malote de la ficción 'made in Spain'. Ni tampoco se podía imaginar que en 2008, el año del 'boom' de su personaje, se iba a convertir en una persona tan pública que tendría que acabar refugiándose del éxito durante meses y meses. “El Duque”, el narcotraficante castigador y desafiante, acaba reconvirtiéndose y reconduciéndose gracias al amor de su amiga Catalina (Amaia Salamanca), aunque la historia de amor acaba en tragedia.
Chuck Bass, de “Gossip Girl”
Multimillonario, amante de la moda y heredero de uno de los imperios de Nueva York, Chuck Bass es el gran antagonista en “Gossip Girl”. Su personaje empieza como secundario pero, poco a poco, según se acerca a Blair Waldorf (Leighton Meester), va cobrando importancia. Es manipulador, cínico, capaz de hacer casi todo tipo de maldades y de cometer venganzas allá donde tenga la ocasión. Sin embargo, la evolución de la serie hace descubrir en él un corazoncito para proteger a su familia y amigos A Ed Westwick, el actor que le dio vida, le vimos poco después de acabar la serie en el filme “J.Edgar”, sobre la vida de Hoover, y poco más supimos de él.
David Addison, de “Luz de luna”
Era un canalla, un caradura, algo vaguete, muy impertinente e irreverente, siempre dispuesto a dar una pulla a su compañera de trabajo Maggie Hayes (Cybil Shepherd) con la que, sin embargo, había una constante tensión sexual –de hecho, hay quien piensa que la serie pegó un bajón irreversible cuando se liaron–. Siempre la liaba y tenía una parte de gracioso insoportable en la resolución de casos que eran encargados a su agencia de detectives, pero en el fondo era cariñoso, encantador y un buenazo. “Luz de luna” dio a conocer a Bruce Willis, que desarrolló una imparable carrera en Hollywood desde entonces.
Jesse Pinkman, de “Breaking Bad”
Cuando a Walter, un veterano profesor de química en apuros, le diagnostican un cáncer incurable, decide dar un giro a su vida: vender anfetas con un exalumno, Jesse Pinkman. Pinkman es duro, ácido y antipático, con un punto irreverente, prepotente e insoportable, y al principio no cae bien al espectador. Con el paso de los capítulos, descubrimos a un Jesse más ético, al que le gustan los niños y de alguna manera preocupado por su antiguo profesor. Hasta 2008, la carrera de Aaron Paul, su intérprete, se había centrado en picoteos televisivos en C.S.I, Urgencias y similares, pero los tres Emmy conseguidos como secundario en “Breaking Bad” se convirtió en uno de los actores más reclamados; en 2014 estrenó cuatro películas.
Alex Karev, de “Anatomía de Grey”
Cuando aún resuenan los ecos del adiós de Patrick Dempsey a la longeva serie de médicos (ya va por la novena temporada), nos acordamos del cirujano pediátrico del Grey Sloan Memory Hospital. Alex Karev era el típico duro con buen fondo, aunque causa recelos en el equipo y entre sus pacientes por su comportamiento despreciativo, criticón y antipático. Al finalizar su paso por la serie, Justin Chambers, el actor que daba vida a Alex, decidió curiosamente ingresar voluntariamente en un hospital de Los Ángeles para que le trataran un grave trastorno del sueño: solo dormía dos horas a la semana.
Puck, de “Glee”
En una serie que transcurre en un instituto, no podía faltar el típico macarra que suspende todo y que solo es bueno en los deportes, motivo por el cual se cree más fuerte que el resto. Noah 'Puck' Puckermann lo tenía todo: un carácter fuerte, era un creído, despreciaba a los diferentes y no respetaba los sentimientos de sus amigos. No obstante, su comportamiento brutote no restaba un ápice de atractivo, ya fuera por su corte de pelo mohicano, su masculinidad o sus ojos color miel. Como ocurre en este tipo de personajes, también tiene su lado bueno: es leal y se entrega mucho a su familia. El actor Mark Salling le daba vida en el que ha sido el principal papel de su carrera.
Joey Tribbiani, de “Friends”
Para ser justos, Joey no era el malote de una serie en la que no los había, sino simplemente, el más mujeriego y despreocupado. Y es que, como buen descendiente de italianos, sus pasiones eran dos: la comida y las mujeres, de las que no recuerda ni su nombre a la mañana siguiente. Es un poco pardillo y mentecato, incapaz de plantear una solución cuando hay un problema. Es uno de los personajes de la serie más queridos y el que más evoluciona; tanto que su intérprete, Matt LeBlanc, siguió interpretándolo durante dos temporadas en un 'spin-off' llamado, cómo no, “Joey”.
Jess Mariano, de “Las chicas Gilmore”
Su personalidad era, cuando menos, difícil. Era conocido en el barrio por sus actos vandálicos, pero conociéndole más a fondo, nos dimos cuenta de que siempre estaba enfadado, era irrespetuoso con casi todo el mundo, no tenía humor, odiaba a todo quisqui, era inmaduro... vamos, una joyita. Sin embargo era capaz de seducir con su actitud, sus conocimientos 'hipsters' y su mirada no solo a Rory sino a todas las espectadoras. El personaje, inspirado en el Holden Caulfield de la novela “El guardián entre el centeno”, fue interpretado por Milo Ventimiglia, al que vimos después como Peter Petrelli en la serie “Héroes”.
Ryan Atwood, de “The O.C.”
Ryan hacía del malote de barrio chungo que, tras haber sido pillado robando un coche, es expulsado de su casa por su madre y acaba viviendo 'adoptado' en la casa de su abogado de oficio, en la zona pija de Newport Beach, en Orange County. Así que a Atwood, problemático, cínico, introvertido, de fuerte carácter y conflictivo, no le queda más remedio que amoldarse a las reglas de su nuevo hogar. Poco a poco se deja llevar por sus compañeros de serie y se vuelve más empático y cariñoso.
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