9 consejos de cine para una cita perfecta
Hoy en día lo de tener una cita resulta casi una obviedad. La chica de la farmacia tiene dos todos los jueves, el tipo del autobús bosteza por su encuentro a medianoche, y la señora que pasea al perro por el parque espera una confirmación para mañana a las 21. Tú misma, lo más probable, saldrás el viernes con alguien. Solteras y solteros buscando pasar el rato, amor tal vez, un affaire momentáneo. Sea como sea, aquí van 9 consejos de cine para que todo en tu cita salga bordado.
1. Expectativas más bien bajas
Hasta el punto de tener en mente un posible plantón, por si acaso. Para evitar sorpresas luego. Y si la cosa funciona perfecto, dejar que marche, que vaya todo sobre ruedas sin imaginar cada paso antes de tiempo. No se trata de ir siguiendo viñeta a viñeta tu idílico 'storyboard', sino de ir tomando las curvas con suavidad, algo de precaución incluso, pero sin capota ni ruta de viaje marcada (la voz del GPS de carabina es ya lo que faltaba). El pelo suelto al viento, las mejillas sonrojadas, dejando que el paisaje se anuncie y te seduzca por sí solo. En '500 días juntos', Marc Webb te explica la diferencia entre lo que crees que va a pasar y lo que realmente pasa.
2. La primera impresión (no) es la que cuenta
Y es que la web es lo que tiene, que viene disparando el formato cita a ciegas por doquier. Entonces entra en juego un factor clave como esa toma de contacto, una primera impresión que es importante (la que hará añicos lo conseguido en internet mediante fotos y bio, un par de hobbies mencionados si acaso), por supuesto, pero será mejor dejar correr el segundero antes que descartarlo todo precipitadamente. Para evitar disgustos, de todas formas, lo ideal sería no hacerse pasar por nadie, como le ocurre a Lake Bell en 'Man up', que cae en una cita por accidente y el asunto se le va de las manos.
3. Superar adversidades
Para ello es fundamental la naturalidad, comportarse con una serenidad pasmosa. Saber reaccionar ante lo inesperado, ante todo lo inesperado. Si cuando vais por el segundo plato entra Bill Murray al restaurante, se acerca a tu mesa y sin titubear te roba una patata frita, tú alza las cejas y sonríe, casi acercándole el plato, para acto seguido volver a concentrarte en tu acompañante y la comida, como si nada hubiera ocurrido. Si bañas sin querer en salsa de tomate tu vestido, bienvenida sea la salsa de tomate; si tu acompañante aparece con un amigo, si tu acompañante quiere bailar, si tu acompañante se pone en pie en mitad del restaurante..., sigue su ritmo como si chasquear los dedos de repente fuese lo menos casual que podía ocurrirte en ese momento. Reacciona como Anna Karina en 'Banda Aparte', de Godard, metiéndote tranquilamente la escena en el bolsillo.
4. Un silencio incómodo
A veces lo que puede complicarlo todo son un par de míseras palabras. Deja que los temas se vayan sucediendo, sin agobios, sin tratar de forzar nada, siguiendo el hilo como quien se deja arrastrar por la corriente de un río. Y si en un momento dado se produce uno de esos silencios incómodos de campeonato, de los que dan ganas de echar a correr por el local hasta saltar a la calle atravesando el cristal de la ventana, relájate y disfruta, que dure lo que tenga que durar; será mejor que tratar de evitarlo a cualquier precio. Recuerda lo que le dice Mia Wallace (Uma Thurman) a Vincent Vega (John Travolta) en 'Pulp Fiction' durante la cena, momentos antes de salir a bailar a Chuck Berry:
- ¿No los odias?
- ¿El qué?
- Estos incómodos silencios. ¿Por qué creemos que es necesario decir gilipolleces para estar cómodos?
- No lo sé, es una buena pregunta.
- Entonces sabes que has dado con una persona especial. Cuando puedes estar callado durante un puto minuto y compartir el silencio.
6. De vino y rosas
La bebida es uno de los puntos fuertes de cualquier cita. No pasa nada por hundir los nervios en un poco de alcohol. Una caña (o dos) en lo que nos dan mesa. Otra en lo que nos sirven la comida, una copa de vino blanco con el primero, un par de vino tinto con el segundo..., un cóctel después del postre, ¿dos? Tres, quizás. Sin perder la cabeza. No tiene nada de malo que empieces la cita sorbiendo, dejándote llevar como Lee Remick en 'Días de vino y rosas' cautivada por ese “¡momento maravilloso!” de cada trago, pero de ahí a terminar renunciando a todo por beber hay un buen trecho. De todas formas, bien manejado, no se puede negar que resulte un aliciente estupendo.
7. ¿Dónde es el baile?
Cuando algo de 'feeling' (o el vino) sobrevuele vuestros hombros querréis dar un paso más. Ir a bailar, a cantar, tal vez..., lo cual es normal, bien mirado, pero mejor dejar al margen discoteca y karaoke, por ahora. Camina despacio y sin prisa a su lado bajo la luz de las farolas e inventa algo sencillo, cómplice, cercano..., acuérdate de Michelle Williams y Ryan Gosling en 'Blue Valentine', la magia reducida a vuestro encanto y el rasgar de un ukelele (por ejemplo, si es que él sabe tocarlo).
9. La despedida (A)
Para terminar hay que tener clara una cosa: si sale mal, sale mal. Y punto. Refúgiate en tu almohada, ya habrá más citas. Pero si sale bien, entonces tienes dos opciones. Y en las dos primeras partes de la trilogía 'Antes de...', de Richard Linklater, Julie Delpy y Ethan Hawke te las enseñan:
La primera es confiar en que os encontraréis de nuevo, en el romanticismo de aventuras, en que lo que hay entre vosotros está por encima del bien y del mal, y de los mapas, del tiempo, del azar y del destino, de lo que carajos sea...
10. La despedida (B)
Y la segunda, el mejor final posible para tu cita perfecta (si además puede ser en un pequeño apartamento en la ribera del Sena sonando Nina Simone...), renunciando a todo lo demás por un amor que aún no sabemos si es amor o es nada, sin promesas ni riesgos ni besos a largo plazo, dispuestos a consumarlo en el acto mientras le adviertes:
-Vas a perder el avión.
-Lo sé.
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