La imagen personal es uno de los factores que pueden determinar el éxito en una primera cita y ser definitivo a la hora de avanzar a un segundo encuentro. Así lo asegura un 71% de los españoles encuestados en el estudio realizado por eDarling y Quémepongo sobre la imagen proyectada y los posibles miedos que surgen ante una primera cita. Pero, ¿no es algo demasiado superficial descartar a alguien por su imagen? "Las personas interpretamos la realidad a través de nuestros sentidos. En Programación Neurolingüística se habla de tres canales: auditivo, visual y kinestésico", dice Hada García Cock, coach de relaciones y de vida (hadagarciacock.com). Y, como dice esta experta, todos tenemos un canal al que le damos más importancia. "En una primera cita una persona auditiva se fijará en el tono de la voz y en la manera de hablar de la otra persona, una persona kinestésica tenderá más a fijarse en cómo se siente y cuáles son las emociones predominantes y una persona visual mirará todo con muchísimo detalle y pondrá su atención en la manera de vestir, de peinarse y en los complementos de la otra persona".

Pero volviendo a la encuesta, como inconvenientes para llegar a la segunda o tercera cita, el 80% indica que supondría un problema que su futura pareja no se preocupase por cuidar su imagen y saber vestir. Pero a la hora de responder sobre qué valoran más en una primera cita, el tema de conversación sigue siendo lo más importante para la mayoría de los entrevistados. Le siguen de cerca la mirada (22%), el físico (15%) y la sonrisa (12%).

Qué nos importa en la primera cita

En una primera cita, lo que más se penaliza en los hombres españoles es que tengan unas manos descuidadas (33%) por delante de que lleven el pelo poco cuidado (28%) y que no combinen bien los colores o la ropa (23%). En el caso de las mujeres, los encuestados buscan la naturalidad: el 38% valora de manera negativa que vayan muy maquilladas. Pero lo que menos gusta es que lleven ropa poco adecuada a la cita (el 47%). De hecho, un 62% de los encuestados declara que le costaría mucho volver a quedar con una persona que presente una imagen anticuada, sin estilo o con un estilo muy diferente al suyo.

De este estudio se puede extraer que las personas se sienten bastante inseguras ante una primera cita: hasta un 69% de hombres y un 72% de mujeres afirman sentirse incómodos porque hay algo de su imagen que no les gusta. Pero si en algo están de acuerdo ambos sexos es en que les agrada impresionar. Y casi tres de cada cuatro personas confiesa que le gustaría recibir asesoramiento profesional para tener la seguridad de saber cómo combinar las prendas.

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¿Demasiado superficial?

Según Elena Sanz, asesora de imagen, personal shopper y directora de la delegación de Valencia de Quémepongo: "los resultados constatan una vez más que cuidar la imagen como la entendemos desde Quémepongo es algo necesario para cuidar nuestra autoestima". "Para conseguirlo es necesario aprender a gestionar y a optimizar nuestros recursos personales y profesionales, conociendo qué es lo que proyectamos y cuáles son nuestras fortalezas. En un mundo tan globalizado marcar la diferencia y transmitir credibilidad es la clave de nuestro éxito, entendido éste como la consecución de nuestras metas personales y/o profesionales"

Pero, ¿fijarnos tanto en nuestra imagen y en la de los demás no es demasiado superficial? "La imagen es importante, no hay ninguna duda. Está demostrado que cuando nos arreglamos y cuidamos nuestra imagen, nuestra autoestima mejora", dice García Cock. "Un ejercicio que le mando a mis clientes para aumentar su autoestima es arreglarse todos los días, aunque no vayan a salir de casa. Absolutamente todos me confirman que su estado de ánimo mejora y que se encuentra más ganas de hacer cosas".

Pero, como dice esta experta, hay que buscar el equilibrio. "No se trata de parecer una modelo. Las modelos viven de eso, les pagan por parecer perfectas, es natural que se tengan que cuidar. Pero quienes no nos dedicamos profesionalmente a nuestra imagen sólo tenemos que preocuparnos por tener un aspecto con el que nos sintamos a gusto aceptando la forma de nuestro cuerpo. Cuidar nuestra imagen no es algo superficial si no lo llevamos al extremo".

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¿Podemos pedirle que cambie?

"Puede suceder que aunque nuestro canal predominante no sea el visual, haya algo en la imagen de la otra persona que no nos guste y robe nuestra atención", dice García Cock. La pregunta del millón: ¿tenemos derecho a pedirle a alguien que cambie su imagen por nosotros?

"En mi trabajo parto de la base de que tenemos que aceptar a la otra persona tal y como es. De hecho he tenido parejas con grandes discusiones porque uno de los dos pretendía que el otro cambiara su forma de vestir", cuenta García Cock. "En mi opinión, podemos pedir al otro que modifique algo de su aspecto si consideramos que no va acorde con el evento al que vamos. Para esto tenemos que elegir muy bien las palabras y la forma de decirlo, porque a nadie le gusta que le digan que cambie sin haber pedido un consejo. Al margen de esto, considero que no tenemos derecho a pedirle al otro que cambie su forma de vestir, ni su aspecto. Nuestro trabajo personal es aceptar al otro o no seguir en esa relación".

La técnica del sándwich

"Si la persona nos interesa y sentimos que hay un ambiente adecuado podemos plantarle que haga algún cambio", recalca García Cock ante nuestra pregunta de si en una primera o segunda cita debemos plantear la cuestión.

Pero, ¿cómo hacerlo? "Para esto necesitamos utilizar técnicas de asertividad, es decir, expresar tu punto de vista respetando a la otra persona y buscando una manera de comunicar que busque acuerdos. Una técnica que funciona muy bien es la "técnica del sándwich", que consiste en dar un mensaje positivo, luego aquello negativo que queremos decir y por último otro mensaje positivo. Se trata sencillamente de buscar dos cosas que te gusten de la otra persona y decirlas poniendo en el medio aquello que crees que podría modificar.