Claves de una relación liberal
La actriz Helena Bonham Carter y su pareja, el director Tim Burton, tienen una de las relaciones más sólidas de Hollywood pero viven en casas unidas por una pared, como hicieron Frida Kahlo y Diego Rivera. ¿Te encanta la idea? ¿Sería perfecto para ti aunque los demás no lo entendieran? Sin tener que pagar dos alquileres, podéis tener espacio propio y conseguir que funcione. Aquí tienes algunas ideas que te ayudarán a definir tu vida de pareja a tu manera.
A quién le importa
Seguramente a tu entorno le cueste entender que, aunque viváis juntos, hagáis viajes por separado, él se quede en casa cuando tú vas a ver a tu familia o tú vayas a esquiar mientras él se queda con los niños. ¿Quién ha dicho que haya que estar siempre juntos sólo porque os hayáis casado o compartáis casa? Tu relación no es ni mejor ni peor que las demás, simplemente es tu relación, y si a ti te va bien así, defiéndela con uñas y dientes. Cada pareja tiene que establecer sus propias “reglas del juego”, por muy diferentes que sean a las de los demás.
Cada relación tiene sus reglas
Si cada persona es un mundo, ¿cómo no lo va a ser cada relación? Da igual cómo sean en pareja tus amigas, tus padres o tus vecinos, las reglas de funcionamiento de vuestra relación sólo podéis establecerlas vosotros, y todo vale mientras a ambos os parezca bien y os haga felices. Seguramente tu hermana no podrá vivir si no pasa el día entero con su marido pero a ti la sola idea te produzca un sarpullido. Cada persona tiene unas necesidades diferentes de libertad y espacio propio, y dado que unas son más dependientes que otras, su relación tiene que ajustarse a esas características. Lo que realmente te hará infeliz será ir en contra de tu naturaleza, así que olvídate de lo que está bien y lo que está mal y piensa en lo que tú necesitas.
Contrato oral
Aunque ambos seáis parecidos respecto a la libertad en pareja es fundamental hablar claramente de ello para tener muy claro hasta dónde podéis llegar y qué límites quiere establecer cada uno. La idea de base es que cada uno se sienta bien en pareja sin hacer daño al otro, ya que seguramente vuestras necesidades de espacio y libertad serán algo diferentes. Por supuesto, el amor, el respeto y la confianza absoluta son los tres pilares de esta y de cualquier relación. Aunque la vuestra sea una relación más abierta y liberal, tenéis que cumplir los límites que el otro necesite para sentirse querido y feliz, y eso abarca, como imaginarás, aspectos tan importantes como la fidelidad.
Libertad o libertinaje
Si las bases de vuestra relación no están claras y no se asientan en el respeto mutuo, efectivamente la libertad puede derivar en la infidelidad no deseada o en situaciones que no esperabas. Pero los límites, como decíamos, los ponéis vosotros. Puede que a pesar de la libertad, la fidelidad sea fundamental para ambos, o puede que, con discreción y sin que el otro lo sepa, aceptéis que el otro pueda tener sexo esporádico con otras personas. Nadie puede juzgaros si a vosotros esa fórmula os va bien. Lo que sí os recomendamos es proteger siempre al otro; una cosa es tener un desliz sin que nadie lo sepa y otra que tu pareja lleve una doble vida pública y todo el mundo lo sepa menos tú. Ya que se trata de un punto tan delicado, tienes que hablar claramente de lo que tú necesitas y de lo que estás dispuesta o no a tolerar.
Pactar y negociar
Aunque os hayáis casado, aunque os hayáis comprado una casa juntos, aunque tengáis hijos… que queráis disfrutar de tiempo por separado no quiere decir que no os queráis. Todo lo contrario, darse espacio de vez en cuando puede resultar muy saludable y renovador para la relación. La clave está en pactar y, por supuesto, en ser generoso con el otro cuando esté disfrutando de su libertad. No pasa nada porque uno de los dos se quede con los niños durante un fin de semana mientras el otro desconecta y disfruta, más adelante se invertirán los papeles. De hecho, este tipo de pactos pueden ser la solución si eres de esas mujeres a las que el compromiso les da miedo y les agobia perder su libertad.
Él no necesita tanto espacio
El problema de este tipo de relaciones es, efectivamente, que uno de los dos no necesite tanta libertad como el otro e incluso quiera todo lo contrario. En ese caso la cuestión es más complicada, ya que tendrás que negociar mucho para conseguir espacio sin que tu pareja se sienta abandonada. Ambos tendréis que ceder para acercar posiciones, sin que el uno se sienta abandonado y el otro excesivamente atado. ¿Seguro que es la pareja con la que quieres estar?
Aprende a dar libertad
¿Eres tú la que se ha encontrado con un hombre que te pide espacio y más libertad? Entendemos que al principio la idea te asuste, pero hay una reflexión que puedes hacerte: ¿necesitas estar todo el día con él porque le quieres o porque sientes miedo, celos o inseguridad si no está contigo? ¿Es amor o es dependencia? Ten claro que cuanto más intentas atar y controlar a alguien, más se alejará de ti; y al contrario, cuanta más libertad, más querrá estar contigo, y además con la total seguridad de que lo hace porque quiere. Habla con él sobre lo que necesita y empieza con pequeños pactos de tiempo y espacio que tú también disfrutarás por tu parte.
Mantener la chispa
Darse libertad y espacio es una de las mejores formas de mantener la chispa, sobre todo cuando llevas tiempo en pareja. Hacer un viaje o planes por separado de vez en cuando puede suponer una ráfaga de aire fresco que avive las ganas de estar juntos y mantenga encendida la pasión. Si tenéis niños, regalarle al otro un par de días sin la familia puede suponer un balón de oxígeno para una relación que podría ahogarse si nunca desconectáis el uno del otro ni de las obligaciones diarias.
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