¿Enamorada o dependiente?
No es difícil confundir el amor con la necesidad o que se den ambas cosas de forma obsesiva. Depender demasiado de tu pareja o de los hombres puede no sólo hacerte sufrir mucho sino arruinar cualquier relación. Descubre si tienes un problema de adicción amorosa.
Amor doloroso
La línea que separa el amor de la dependencia suele ser muy tenue, pero si estar con él te produce tanto placer como sufrimiento, o más de lo segundo, tu forma de vivir las relaciones es claramente insana. Convertirte en su sombra, querer fusionarte con él, necesitar estar las 24 horas del día juntos o temer constantemente el abandono son pistas claras de una relación demasiado dependiente. En los siguientes tips profundizaremos en situaciones y comportamientos que te dejarán claro si tienes que cambiar tu forma de afrontar las relaciones.
Cuando él se va…
¿Una cena con amigos, un plan o cualquier cosa que haga sin ti no sólo te hacen pensar que no te quiere sino que te llevan a montarle cualquier tipo de escena para impedirlo? ¿Un viaje de trabajo demasiado prolongado te llena de pánico y te hace pensar que se enamorará de otra en tu ausencia? ¿Eres incapaz de plantearte una separación por cualquier motivo como un tiempo que aprovecharás para dedicarte a ti y para disfrutar de tu propio espacio? Además de tener un gran problema de dependencia, tienes una preocupante falta de seguridad en ti misma, una combinación que te hará sufrir mucho.
Llamadas compulsivas
Sabes que le interrumpes en el trabajo, que le sienta mal cuando está con sus amigos, que le acabas de llamar hace una hora… pero no puedes evitar marcar su número una y otra vez. Y si no le llamas, le inundas de wpp y controlas constantemente si está conectado y los ha leído. De hecho, un wpp leído y sin contestar puede llevarte a la histeria. Tenlo claro, el exceso agobia y, pasada la primera fase de enamoramiento, resulta irracional necesitar un contacto permanente mediante llamadas y mensajes. Saber darle espacio al otro es vital para que una relación funcione.
¿Demasiado complaciente?
Una cosas es querer atender, agradar y hacerle fácil a vida a nuestra pareja y otra convertirnos es una especie de siervo que vive por y para el otro. Créenos, anularte por él y convertirte en su perro fiel te restará mucho atractivo a sus ojos. Renunciar a tu opinión, hacer siempre lo que él quiere, suavizar cualquier desencuentro para que él no se enfade contigo no hará que te quiera más. Él necesita una mujer, no una criada; una persona con la que dialogar, no alguien que le dé siempre la razón; una pareja con la que mantener una relación motivante de igual a igual, no un cero a la izquierda.
Tu parcela secreta
¿Necesitas tiempo para ti? ¿Aprovechas para hacer mil cosas cuando él no está? ¿Tienes tus propios amigos y aficiones? ¿Guardas para ti ciertos secretos, fantasías o deseos? Si la respuesta es no, si tu mayor es deseo es estar siempre con él, si no soportas no saberlo todo acerca de él y no quieres ver a nadie más, tu dependencia es preocupante. Y, lo peor, seguramente no te estés dando cuenta de que darse un respiro de vez en cuando es lo que hace que la relación respire. Si él no tiene el mismo concepto de las relaciones que tú, tu deseo de fusión acabará provocándole ganas de escapar.
Él y las demás
Si simplemente verle hablar con otra mujer te produce no sólo unos celos insoportables sino miedo y sufrimiento, algo falla en ti. Es normal sentir inquietud cuando otras mujeres se acercan, pero tendrás que asumirlo, aceptar que tenga amigas y que se relaciones con otras personas del sexo contrario aparte de ti. Ver a cualquier mujer como a una rival, pensar que va a enamorarse de otra sólo por hablar con ella, imaginar que todas quieren robártelo… evidencia una personalidad dependiente, insegura y obsesiva. Y eso no sólo te hará sufrir mucho sino que perjudicará a tu relación.
¿Siempre en pareja?
¿Estar soltera siempre te ha dado miedo? ¿Has enganchado un novio con otro aunque no estuvieras enamorada de alguno de ellos? ¿Te aterra la idea de quedarte sola si él te deja? Tu problema de dependencia es importante. Acudir a terapia podría ayudarte no sólo a superarla sino a disfrutar mucho más de tus relaciones, a colocarte en una posición de igual a igual y no en un rol de sumisión por miedo a perder al otro. Y, si llegase a romperse tu relación, te proporcionaría las herramientas suficientes para vivir tu soltería como una etapa que también puede disfrutarse, de crecimiento y autoconocimiento personal.
¿Qué hay de tus amigos?
¿Eres de esas personas que abandonan a sus amigos en cuanto tienen pareja? ¿Si él no va contigo prefieres renunciar a cualquier plan? ¿Eres incapaz de disfrutar de una reunión sólo de chicas? Cuidado, si desprecias tanto a tus amistades tu teléfono podría dejar de sonar y, lo peor, podrías verte muy sola si tu relación no funciona. En contra de lo que piensas, él tendrá muchas más ganas de estar contigo si de vez en cuando haces planes sin él y, lo más importante, le facilitas que él los haga sin ti.
¿Dependiente tú?
Dado que tu visión del amor es la fusión total y absoluta con el otro, seguramente te costará considerarte una dependiente afectiva. Pero si los celos te asaltan constantemente, las separaciones te destrozan, los desacuerdos te angustian y siempre temes se abandonada, no puedes negar el problema. Pregúntale a tu propia pareja o a tus amigas, seguramente te darán una opinión que te sorprenda. ¿Lo más sorprendente? Seguramente tu pareja también sufra un problema de inseguridad, ya que cualquier persona autónoma y equilibrada emocionalmente se ahogaría con una relación así. ¿El origen de esta dependencia? Normalmente un trauma infantil que debería ser tratado con terapia. Por tu cuenta, intenta aliarte con la soledad proponiéndote pequeños momentos semanales para hacer algo que te agrade a ti y sin buscar la aprobación de él.
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