La estética y las formas cuentan mucho en los asuntos de alcoba, sobre todo si se trata de una primera cita. Y aunque llevéis mucho tiempo juntos, cuida los detalles si no quieres matar la libido. Aquí tienes las meteduras de pata que nunca deberías cometer.
No te pases con las acrobacias
A no ser que estés muy en forma y te hayas convertido en una experta en el Kama Sutra, en una primera cita no te recomendamos posturas muy complicadas. Con la dificultad y lo ridículas que pueden resultar algunas, la libido se puede ir para no volver nunca. A no ser que tengas mucha confianza con tu pareja y puedas tomarte los experimentos con humor, no innoves demasiado si no quieres provocarle un esguince cervical, caerte de la cama o hacerle sentir torpe frente a tanta acrobacia. ¿Fan de Grey? Practica con las ataduras y las esposas antes de lanzarte a sorprenderle con el bondage y los juegos de dominación.
No seas tiquismiquis
“Aquí no que se ensucia”, “es que acabo de hacer la cama”, “hay demasiada luz”, “Te estás arrugando al ropa”, “antes hay que tender la lavadora”… Si te identificas con el personaje de Bree en “Mujeres desesperadas” no te extrañes si tu pareja acaba teniendo una aventura con alguien a quien no le importen tanto las cuestiones domésticas. Alguien que no se dedique a hacer ¡en voz alta! la lista de la compra mientras hacéis el amor.
Fuera calcetines
Que un hombre desnudo y con calcetines le baja la libido a cualquiera está claro. Pero también una mujer. Así que si eres de las que duermen con calcetines, que sea lo primero en irse fuera de la cama si tu chico empieza a ponerse cariñoso. Cuidado también con las mascarillas, rulos o las cremas de olor extraño que te pones para dormir... Si no tienes más remedio que usar férula para no apretar los dientes, intenta que no sea lo primero que el vea cuando se meta en la cama...
Lencería de madre
No te pedimos que vayas cada día con un conjunto de ropa interior arrebatador, pero sí que cuides lo que te pones debajo de la ropa, sobre todo para irte a dormir. Aunque resulte muy práctica, ellos odian la ropa interior color beige y las bragas grandes, la asocian con la de sus abuelas. Por si acaso, lleva siempre ropa interior que pueda resultar sexy.
Saber reírse
El sentido del humor es un ingrediente que ayuda mucho en la cama, pero no que te rías de él cuando intente probar algo nuevo o cometa alguna torpeza sexual. Los hombres tienen un ego muy delicado, sobre todo en lo que se refiere a cuestiones de alcoba. Cuanto más se lo alimentes, mejor amante será.
Los dichosos complejos
“Apaga la luz que estoy gorda”, “no me mires que no me he maquillado”, “no toques ahí que tengo pelos”… Lo único que él quiere es hacer el amor y lo único que tú conseguirás con ese tipo de comentarios es quitarle las ganas. El no quiere que tengas un cuerpo perfecto, lo que quieres es que le hagas disfrutar con él.
Cuidado con lo que dices
La comunicación es uno de los pilares fundamentales en la pareja. Pero si aún no tienes confianza con él o no sabes qué le gusta en la cama, no te pases con las expresiones subidas de tono o las preguntas incómodas. “¿Qué te gusta?”, “¿dónde quieres que toque?”, “¿cómo quieres que me ponga?”, “¿qué postura prefieres?”. ¡Qué estrés! Si no dejas que las cosas fluyan seguramente será la primera y última cita.
No aproveches para interrogarle
Es cierto, ellos son mucho más blandos, comprensivos y empáticos cuando quieren hacer el amor. Serían capaces de decir que sí a casi todo... Pero no aproveches para interrogarle sobre sus ex, preguntarle si te quiere o si va a llevarte de vacaciones al Caribe. Eso es jugar sucio y además puede provocar dos reacciones: que te mienta para salir del paso o que se le quiten totalmente las ganas de hacer el amor.
Detalles antiglamour
Llevar el rollo de papel higiénico a la cama, dejar el preservativo en la mesilla, tener que beber agua del grifo del baño… son detalles muy poco glamourosos que pueden hacer que “el después” pierda encanto. Para evitarlos, ten siempre en la habitación un paquete de toallitas húmedas, una botella de agua e incluso una cajita donde guardar las “pruebas” de vuestro encuentro sexual si no tienes el baño cerca.
¿No te has lavado los dientes?
No hay nada más desagradable que besar alguien con mal aliento y nada más embarazoso que llegar a casa tras una cena romántica y descubrir que tenías parte de la ensañada en los dientes. La solución es tener siempre chicles a mano, tanto para él como para ti, hacer una visita al baño entre plato y plato y al terminar para evitar sorpresas desagradables, y llevar un cepillo de dientes en el bolso. Y si es a él a quien se le queda algo a la vista, díselo con tacto o sentido del humor, te lo agradecerá eternamente.
¿Un ruido inesperado?
Es lo que más tememos en la cama, pero a todas nos puede pasar… Si es así, el mejor remedio es el sentido del humor. Y lo mismo si le ocurre a él. Hacer como si nadie hubiera oído nada será aún más embarazoso. Pero ¡no le permitas que sea una costumbre! No hay nada que le quite más glamour a una relación que compartir la escatología.
Practica cómo ponerlo
El momento del preservativo puede ser algo delicado para ambos. Si él está nervioso puede que no acierte, y si tiene que ir a buscarlo y tarda mucho, puede perder la erección. Como mujer prevenida vale por dos, practica para saber ponerlo rápidamente y ten siempre los preservativos a mano para que no pierda tiempo buscándolos. Además, a él le encantará que le ayudes.
¿Quieres hacerle un striptease?
Cuidado, a no ser que bailes bien, tengas mucha gracia o hayas practicado, puede que tu actuación le porque más risa que otra cosa. Sobre todo si te atascas con la ropa, te caes o no eres capaz de moverte con los taconazos que te has puesto. Antes de lanzarte al striptease, te recomendamos tomar unas clases de barra vertical.
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