Siempre se ha dicho que el matrimonio te hace vivir más y reduce el riesgo de sufrir un infarto o una depresión. Sin embargo, un nuevo estudio publicado hace unos días en la revista Social Science Quarterly sugiere que, al contrario de lo que se piensa, nuestras amigas casadas no gozan de mejor salud que nosotras, las solteras.
¡Bieeeen!
El estudio, dirigido por el sociólogo Dmitry Tumin, de la Universidad de Ohio y basado en los datos proporcionados por un grupo de personas casadas nacidas entre 1955 y 1984, ha llegado a la conclusión de que, aunque era un hecho probado que las generaciones de mayor edad y casadas gozaban de mejor salud que las que permanecían solteras, esta tendencia hace tiempo que ha empezado a invertirse.
Según las conclusiones de Tumin, las personas casadas, especialmente las mujeres, gozaban de mejor salud que las personas solteras sólo si su relación duraba diez años o más, hecho que no ocurría entre las mujeres más jóvenes.
De hecho, el grupo de casadas más jóvenes tampoco demostró tener mejor salud en comparación con el grupo de igual edad que no había contraído matrimonio.
Sin embargo, aunque el estudio de Tumin sugiere que la tendencia está cambiando en lo que se refiere a la relación entre salud y matrimonio, no entra a explicar las razones de dicho cambio.
Los investigadores admiten que estos datos se basan en la información proporcionada por los individuos que participaron en el estudio, lo que no permite saber qué aspectos concretos relacionados con la salud mejoran o empeoran después del matrimonio y, además, "pueden reflejar tendencias demográficas y culturales que han contribuido a contrarrestar los efectos benéficos que tiene el matrimonio".
En el caso de España, según revelan los últimos datos del INE, la edad media a la que se casan las mujeres es de 32,6 años, mientras que los hombres lo hacen a los 34,8, es decir, 11 años más tarde que en 1976.
Hoy en día se ha superado el rechazo social a las parejas que viven juntas sin estar casadas y se ha producido un cambio de mentalidad en lo que se refiere a las mujeres que tradicionalmente consideraban el matrimonio como un medio para obtener respaldo social y económico.
Tampoco es raro que ahora las parejas prefieran vivir por separado, ahorren dinero viviendo con amigos o con sus padres o decidan seguir solteras durante más tiempo, sobre todo teniendo en cuenta las ventajas que en los últimos años han ido adquiriendo las mujeres en cuanto a libertad económica.
Tumin sugiere que la idea de que las mujeres casadas gozaban de mejor salud que sus amigas solteras podría deberse a que en épocas pasadas las mujeres sentían una mayor seguridad económica dentro del matrimonio y, por lo tanto, experimentaban menos estrés en ese sentido. Por supuesto, eso ya se ha superado y, hoy en día, las mujeres pueden acceder a servicios como los de asistencia sanitaria sin tener que estar casadas.
Tampoco hay que olvidar que uno de cada cuatro matrimonios acaba en divorcio, por lo que el buen funcionamiento del matrimonio se ha convertido en un motivo más de preocupación dentro de la pareja.
"Durante los últimos años del siglo XX conciliar la vida laboral con la familiar cada vez es más difícil y el tiempo que los cónyuges pasan juntos ha ido disminuyendo progresivamente en este período", escribe Tumin.
"Con cada vez más tareas a realizar tanto en el hogar como en el trabajo y menos posibilidades de pasar tiempo juntos, las parejas casadas de hoy en día conciben el matrimonio más como una fuente de conflictos y de estrés que como algo que contribuye a mejorar su salud", añade.
Por supuesto, dividir a hombres y mujeres en grupos de casados y solteros es una buena forma de determinar la salud de que gozan las personas, sobre todo, por el hecho de que la calidad del matrimonio proporciona datos importantes sobre la salud de los sujetos estudiados, incluso más que el mero hecho de estar casados.
Además, Tumin argumenta que la tasa de matrimonio entre las personas de un bajo nivel socioeconómico cada vez es más baja, lo que tergiversa los datos en cierta medida.
"Puede que en las generaciones actuales, donde sólo las personas con más recursos se casan, se produzcan pocos cambios en lo relativo a la salud tras el matrimonio, porque la salud de esas personas ya es de por sí buena antes del matrimonio", explica Tumin.
Por último, Tumin aclara que su estudio no incluye datos sobre matrimonios del mismo sexo, pero concluye que: "No parece probable que el matrimonio, sea del tipo que sea, mejore el estado de salud de las generaciones más jóvenes".
En definitiva, si estás soltera y te parece que tus amigas casadas gozan de mejor salud y son más felices que tú, no te preocupes.
La salud no tiene nada que ver con estar casada o soltera y, en parte, sólo depende de ti.