"Hay gente que dice que en el extranjero hay más oportunidades y yo creo que en realidad he sido yo la que me he dado la oportunidad", nos cuenta Sara Rodrigo, publicista de 34 años que, tras varios años descontenta en nuestro país, viajó a Londres por una casualidad y fue allí donde puso el empeño que necesitaba para alcanzar su trabajo soñado y del que ahora disfruta. Pero no fue Londres, fue ella.

Su trayectoria y actitud es la clave que inspira a este artículo: como decía José Luis Sampedro, "no hay una 'generación perdida', sí un tiempo de metamorfosis, de transformación y de saber decir no a lo establecido". Es decir, se trata de una etapa en la que es más necesario que nunca el "renovarse o morir" pero que ha sido dominado por frases como "no hay trabajo", "pagan mal" o "quédate como estás que ahora es una locura arriesgarte".

Está claro que la situación no ha sido fácil. Datos de la subida del paro, los jóvenes marchándose de España o el aumento de un descontento generalizado nos lo han recordado cada día. Pero, ¿cómo prepararnos entonces para salir airosos de lo que para muchos es un círculo vicioso? Sara, hoy feliz y con la confianza depositada en ella misma, reconoce que durante unos años, en lugar de activarse y cambiar la situación de raíz encontró la manera de vivir mejor, disgustarse menos, ampliar su 'zona de confort'. Algo totalmente lícito si lo que quieres es mejorar temporalmente tu situación pero, si a lo que aspiras es a cambiar su fondo (y que las frustraciones no vuelvan) hay algo clave a tener en cuenta: debes trabajar la fuerza desde tu interior.

La llave la tienes tú

Carmen Giménez-Cuenca, precursora del 'coaching antiaging', (www.coachingantiaging.com), nos habla sobre cómo hay que dejar de obsesionarse o escudarse en la crisis. "No hay que prestarle atención, pues roba mucha energía. Se trata de dejar de mirar hacia fuera, de contaminarte con la idea de que todo está mal, de que nada va a cambiar y por tanto es mejor que ni te esfuerces y te conformes. Hay que cambiar el foco y mirar hacia dentro, porque es ahí donde están todas las herramientas que los jóvenes precisan para triunfar. A eso hemos venido, a desplegar todo nuestro potencial, que en el caso de los jóvenes es inmenso. Solo hay que despertar y decidir vivir la vida de verdad y no conformarse con un sucedáneo", nos cuenta esta coach de vida. ¿Algunas pistas prácticas para conseguirlo?

- Sé fiel a ti mismo. Técnicas como la meditación te ayudarán a dar con algo fundamental: que lo que pienses, sientas y hagas vayan en una misma dirección.

- Conoce tu potencial. Algunos test como La Triada sirven para dar con aquello en lo que sin apenas darte cuenta eres bueno, dónde destacarías con mucho menos esfuerzo que en otros lugares. Si das con esa cualidad "regalada" casi por naturaleza tu éxito y satisfacción aumentarán.

- Asume tu responsabilidad. A veces la implicación o el querer no es suficiente. La naturópata Lola Niño nos dice que "a veces esperamos que los demás nos proporcionen eso tan ansiado: ser feliz". Algo imposible ya que "el sueño sin esfuerzo y coraje carece de satisfacción y alegría por llegar a él". Tienes que tomar las riendas de tu vida y decisiones para poder sentirte realizado.

- Déjate guiar por un coach. Si lo crees conveniente, ayudarte por un profesional nunca te hará mal. "Durante un verano estuve con un profesional y haber trabajado en conocerme a mí misma y sobre todo aclarar las ideas respecto a lo que quería hacer ha sido clave para poder definirme y vender mejor mis capacidades. Lo del personal branding no es ninguna tontería", nos cuenta Sara.

Criterio y libertad de pensamiento

Apoyándonos de nuevo en lo que decía el humanista Sampedro, negarse a lo establecido es obligatorio para todo joven que está viviendo una realidad de crisis. Otra mujer protagonista en este escenario, Berta Hernández, periodista de 29, y siempre en busca de una mejor oportunidad, afirma que la mayor responsabilidad que tienen ahora los jóvenes como ella es "hacernos valorar y no aceptar humillaciones de ningún tipo porque aunque seamos jóvenes o suframos mucha necesidad, tenemos que entender que lo que compremos hoy, lo vamos a tener que pagar mañana".

Tener tu propio criterio y poner tus limitaciones te hace, sencillamente, más libre. Y según Sampedro "no hay vida humana sin libertad ni libertad sin libertad de pensamiento". Así pues, hay que estar preparados para desprenderse de dogmas y patrones establecidos y averiguar tu verdad, tus necesidades, tus anhelos. Otra puesta en práctica que debes acatar para alcanzar el bienestar. "Nuestra mente nos puede hacer más esclavos o más libres: esclavos de los pensamientos sin control o más libres de saber que tenemos una mente creadora con la cual podemos elaborar aquello que a cada uno nos haga ser más felices, más libres de nuestros miedos, limitaciones, más poder para discernir, cuestionar, arriesgar, errar...", dice la naturópata Lola Niño. En lugar de dejarte arrastrar por pensamientos poco alentadores confía en tu capacidad y en tus recursos para cambiar tu realidad. Solo ahí es cuando lo que parecía imposible se convierte en posible.

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Invertir en esperanza

Dicen que es lo último que se pierde. Hace unos meses, una frase de la conocida ilustradora Sara Herranz dominó la red: "Somos demasiado jóvenes para estar tan tristes". La razón de su éxito es clara: miles de personas se sintieron identificados con ella. La coach Carmen Giménez-Cuenca "Si eres joven y has perdido la ilusión, si te has perdido a ti mismo, es natural que estés triste. La frase de Sara Herranz es muy buena porque lleva encapsulada el antídoto a esa tristeza: la esperanza. Cuando se es muy joven, con tanta vida por delante, hay que invertir en esperanza. Sencillamente espera que las cosas van a cambiar, van a mejorar dentro de ti mismo, que es donde la alquimia se produce y donde la realidad se co-crea. A condición de que no te acomodes ni permanezcas dormido", sentencia.

Y es que, todos sabemos que cuando se crean expectativas normalmente suele haber frustraciones. Muchos de los que ahora rondan los 30, viven una realidad que difiere mucho de aquella idea que tenían preconcebida sobre cómo sería su vida, tanto profesional como personal. Esa disminución de oportunidades laborales, sumado a la presión social o la alta competitividad hacen que el panorama que se les presenta les desconcierte, pues no es lo que esperaban ni les habían contado años atrás. Sin embargo, este escenario, también nos hace preguntarnos otra cosa: ¿el hecho de no tener la "vida soñada" es impedimento para hacer de tu vida la mejor vida posible? La respuesta es un rotundo no. (Y quizás, no lo sabes, esa vida sea mejor que aquella con la que tanto soñaste).