Diane Von Furstenberg

"Sé consciente de lo que vales, ten confianza en ti misma, y ve a por ello".

Kim France, Editora y fundadora de Lucky Magazine

"La primera vez que pedí un aumento lo hice porque quería ascender de asistente de redacción a editora adjunta... pero no lo conseguí. Ya en otro trabajo me llegó una oferta de otra empresa, así que me aumentaron el sueldo para que me quedara, lo que creo que es una forma engañosa de obtener una subida que, sin embargo, funciona".

Latoya Peterson, Directora adjunta de Voices of fusion

"Me paso la mayor parte del tiempo tratando de conseguir más dinero desde el principio, porque las empresas son muy tacañas a la hora de subirte el sueldo. Así que trato de conseguir el dinero suficiente para estar satisfecha, independientemente de lo que suceda al final y, si la subida anual está entre el 3-5%, me doy por satisfecha. Normalmente, investigo en webs como Glassdoor y echo un vistazo no sólo al puesto de trabajo que quiero, sino también a cargos similares de otros sectores. Es entonces cuando decido con la cantidad que me haría feliz y añado un 25% a esa cifra. Asumo que la gente encargada de contratarme va a negociar a la baja y, así, obtengo el sueldo que quiero.

¿Puedo despotricar un momento? Se dice por ahí que las mujeres ni preguntan ni negocian. Pero es que, a veces, cuando pides un aumento no tienes la fuerza suficiente para hacerlo en relación a la empresa, así que no se tiene en cuenta lo que quieres.

Cuando tenía 21 años, decidí que merecía una subida. Un montón de cosas respaldaban mi petición. Nuestro equipo de cuatro se había quedado sin una persona y me hice cargo de la mayor parte de su trabajo. Así que, durante más de un año, estuve realizando dos trabajos. Me ocupé de los problemas de los clientes importantes y colaboré para conseguir algunos acuerdos de venta importantes. Investigué y llegué a la conclusión de que era justo pedir un aumento de 2,000 dólares.Hice todo bien punto por punto. Fui clara, lo argumenté bien y me había documentado. Pero era una novata en el mundo de los negocios y no me di cuenta de tres errores fatales:

1. Mi empresa no me valoraba lo suficiente. Yo era una de las mejores de mi departamento, pero nuestro trabajo era dar apoyo al departamento de ventas, por lo que se nos consideraba como un mero gasto administrativo. Si tuviera que hacerlo de nuevo, habría hecho campaña con la gente de ventas para la que trabajaba para pedir un aumento a mi favor. Tienen mucho, mucho más, y 2.000 $ no suponía para ellos más que un grano de arena en el desierto.

2. Mi jefe estuvo mal en la negociación. A menudo, tu aumento sale del presupuesto de algún otro sitio. Si tu jefe no puede conseguir más dinero para el departamento (o, en este caso, ni siquiera para él) probablemente tampoco va a ser capaz de conseguir algo para ti.

3. Yo era una idiota. Este tipo de negociación depende en gran medida de las habilidades interpersonales. Hacía el trabajo de dos personas y era buena obteniendo resultados, pero también estaba muy enfadada, porque consideraba que estaba mal pagada y por no sentirme escuchada por mi empresa. Eso me agrió el carácter y era difícil tratar conmigo, pero este tipo de actitud también puede hacerte perder dinero.

Finalmente conseguí un nuevo trabajo que me pagaba 4 $ más la hora, lo que suponía el doble de mi sueldo entonces. Pero lo más duro que aprendí de aquella situación fue que hay que estar preparada para seguir adelante y que tu empresa tiene una posición de ventaja en las negociaciones si estás interesada en quedarte".

Amirah Kassem, fundador de Harina Shop

"Creo que se trata más bien de hacer de ti misma un activo para la empresa, en esa persona que hace que la gente piense, 'Si esta persona no estuviera en la oficina, ¿iría todo tan bien?' Bueno, siempre quiero que la gente responda "no" cuando se trata de mí. Siempre me aseguraba de seguir mejorando, no importaba para quién estuviera trabajando. Una vez que pierdes esa motivación, debes buscarte otro trabajo... Cuando estás trabajando y sientes que puedes expresarte y hacerlo lo mejor posible, en esa situación siempre puedes pedir un aumento, seguir mirando hacia arriba y ponerte objetivos tú misma aunque tus superiores no te los pongan. Ahora soy la dueña de mi propia compañía, pero siempre quiero más. Se trata de crear esas cosas que te permitirán seguir creciendo y avanzando".

Debbie Sterling, fundador de Goldieblox

"Pedí un aumento hace mucho tiempo, pero partí con la ventaja de que me dieron buenos consejos sobre cómo hacerlo. En ese momento, se lo comenté a una compañera y ella me enseñó que no tenía que sentirme incómoda hablando de dinero. Es un aspecto más de la vida y, de hecho, muy importante. Una vez que las dos empezamos a hablar de dinero, se hizo cada vez menos incómodo. También me animó a guardar pruebas del gran trabajo que estaba haciendo. Es difícil hablar de tus propios méritos, por eso, si guardas los correos electrónicos o las notas que alaban el trabajo que estás haciendo, es más fácil argumentar tu petición".

Issa Rae, actriz

"Como operadora de cámara freelance, constantemente tenía que decidir cuáles eran mis tarifas, lo cual fue difícil al principio porque, sinceramente, no sabía lo que valía mi trabajo. Además, estaba tan ansiosa por trabajar que estaba dispuesta a hacerlo a cualquier precio. A medida que adquiría más confianza en mi trabajo, empecé a subir mis precios. Cuando informaba a los clientes de los nuevos precios, éstos empezaron a mostrase reticentes y, a veces, no conseguía el trabajo. Pero no podía bajar el precio porque trabajaba muy duro para que se notara la calidad de mi esfuerzo y tenía que terminar convenciéndolos de que mi trabajo valía ese dinero".

Jodie Patterson, empresaria y ejecutiva de relaciones públicas

"He sido independiente durante mucho tiempo, así que, como empresaria, no tuve que pedir nunca una subida de sueldo. Pero trabajar para otras personas ha supuesto para mí un aprendizaje. Nunca me he planteado pasar mucho tiempo trabajando para tal o cual empresa. Cuando he estado en una empresa he ido valorándolo año a año y he negociado mi contrato en función de lo que quería para ese año, asumiendo que no estaría allí al año siguiente. Porque quería explorar otros campos y hacer todo lo posible para aprender cosas en las que no era necesariamente buena. En realidad no estaba negociando contratos o pidiendo más dinero, realmente lo que hacía era manejar lo que se me ofrecía y, luego, cuando creía que había conseguido mis objetivos –teniendo en cuenta mi experiencia- cambiaba a otro trabajo que me parecía más emocionante y donde podía aprender mucho. Mi objetivo en esas etapas no era de orden económico. Llegaba, volvía a establecer mis objetivos, procuraba seguir aprendiendo y luego miraba hacia adelante".

Lesley Headland, dramaturga, guionista y directora

"La primera vez no conseguí lo que quería, pero la segunda vez sí. Aunque hice lo mismo en ambas ocasiones, que fue simplemente preguntar. Yo era muy clara y directa y dije una cantidad. Creo que una de las tareas de tu jefe consiste en decirte que no, pero, con el tiempo, volvía a preguntar de nuevo. Seguí preguntando hasta que llegué a un punto crítico. En el primer caso, decidí permanecer en el trabajo a pesar de que no había conseguido el dinero. Pero la segunda vez funcionó. Creo que en mi caso, mi verdadera personalidad puede quedar enmascarada por el dinero, y creo que para todo el mundo funciona igual. Es muy difícil para las mujeres pedir lo que quieren, especialmente si eres escritora/directora, porque muchas veces quieren pagarte un único sueldo por hacer dos trabajos y tienes que explicarles todo el trabajo que haces. Sin embargo, creo que ser clara y directa siempre vale la pena. Incluso si no consigues lo que quieres, siempre puedes avanzar en algún sentido. Ellos saben dónde estás. Sólo hay que decir: "esta es la cantidad de dinero que quiero. Esto es lo que creo que me merezco. ¿Qué pensáis vosotros?' Y tienen derecho a reaccionar".

Vía: ELLE US

Vía: ELLE US