La Real Academia de la Lengua define en su diccionario al médium de la siguiente manera: "Persona que supuestamente puede ponerse en comunicación con el espíritu de un muerto". Ese 'supuestamente' no está elegido al azar, pues está claro que eso de tener poderes extrasensoriales para hablar con los fallecidos suena un poco a tongo.

Los médiums, afirmando que tienen esa capacidad para servir de mediador entre los que nos quedamos aquí y los que se van 'allí', suelen jugar no con la física, la química o la ciencia, sino con la credulidad de la gente, algo más debilitados tras la pérdida del ser querido. O eso, al menos, es lo que pensaba Rolf Erik Eikemo, un noruego que falleció hace un año y medio, en mayo de 2015, pero que no quiso irse de este mundo sin poner a prueba nada menos que a 2.000 médiums.

Eikemo había sido desahuciado por los médicos y aceptó la propuesta de un programa de televisión de su país, 'Folkeopplysningen' [algo así como 'Educación pública'], cuyo objetivo es desmentir supersticiones, pseudociencias y creencias absurdas. Así que en colaboración con el psicólogo Jan-Ole Hesselberg y el físico Andreas Wahl, realizó un experimento consistente en escribir a mano un mensaje en una hoja y guardarlo en un sobre lacrado que se introduciría en una caja fuerte.

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Más de 2.000 médiums de todo el mundo aceptaron el reto y enviaron antes de la fecha tope, el pasado 25 de septiembre, un e-mail a los dos científicos. Unos afirmaban que era un mensaje cariñoso para su familia (esposa y dos hijos) y otros que era la típica carta inspiradora de que en la vida tienes que luchar, y que hay que vivirla, y que de los fracasos y decepciones también se aprende, etcétera.

Pero ninguno de los osados participantes se acercó ni por asomo a lo que decía el sobre:

"Dos aviones Messerschmitt ME 110 vuelan sobre Gandsfjord el 9 de abril, orilla oeste, y disparan contra el aeropuerto de Sola".

Es decir, un pequeño texto sobre un episodio de la Segunda Guerra Mundial.

Eikemo, una vez fallecido, pudo hacer una enorme demostración en público, que no hay médiums sino charlatanes. En una entrevista en el programa, poco antes de fallecer, aseguró: "La ilusión de que hay vida después de la muerte se usa para aprovecharse de los supervivientes, los seres queridos. Me gustaría demostrar que eso está mal". Y lo conseguiste. Gracias.

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