Cargados de historia y encanto, vivir un fin de semana romántico dentro de un castillo puede ser una experiencia única digna de príncipes y princesas.

Del Buen Amor

Situado en Salamanca y también llamado Castillo de Villanueva de Cañedo o de Fonseca fue originariamente una fortaleza. De estilo renacentista era propiedad de Alonso de Fonseca Quijada, obispo de Ávila, y vivió en él con su amante Teresa de las Cuevas.

Sus 41 habitaciones son muy espaciosas y, aunque fieles a la decoración de la morada castellana al final de la Edad Media, están equipadas con todos los elementos modernos que facilitan la estancia del huésped. Algunas habitaciones se sitúan bajo las bóvedas de los torreones y todas son diferentes.

Su aspecto más peculiar sea quizá el foso que lo rodea de 15 metros de profundidad y 8 de ancho.

Valdés Salas

Esta fortaleza está plenamente integrada en el pueblo de Salas, Asturias, y se encuentra rodeado por frondosos paisajes y numerosas atracciones históricas. Además, ofrece la posibilidad de visitar Oviedo, Gijón y Avilés.

Sus 12 habitaciones se encuentran repartidas entre el primer y segundo piso del Castillo. Todas con un estilo propio y decoradas con muebles de madera y objetos que nos trasladan directamente al medievo.

Un edificio del siglo XVI que además de invitarnos a descansar también permite la opción de practicar senderismo, turismo ecuestre, jugar al golf o ir de caza o a pescar, todo ello sin olvidar el placer de la gastronomía asturiana.

Parador de Hondarribia

Esta fortaleza de planta rectangular construida a finales del siglo X por el rey Sancho Abarca de Navarra se ubica en Guipúzcoa y en 1968 fue rehabilitada y transformada en Parador nacional.

Construido con robustas paredes de piedra, se puede acceder a sus 36 habitaciones a través de sus escaleras en espiral y disfrutando de la decoración del interior del castillo con lanzas y armaduras.

Su posición privilegiada en el punto más alto de la ciudad ofrece la posibilidad de tomar algo en su espectacular terraza contemplando a la vez vistas de la costa francesa.