16:00 Iberia Express (www.iberiaexpress.com) opera un vuelo diario desde Madrid hacia Nápoles (www.enit.it). La ruta parte los lunes, miércoles, viernes y domingo a las 16:00 h; mientras que los martes, jueves y sábados sale a las 08:50 h. Encontrarás billete de ida y vuelta desde 49 € por trayecto.

19:00 Una vez en la ciudad recaba información el Ente Provincial de Turismo de Nápoles (www.eptnapoli.info) reserva una habitación en el hotel Royal Continental (www.royalcontinental.it). Este 4* frente al Mediterráneo y el Castillo del Huevo –una de las tres fortalezas de esta villa– permite disfrutar de las vistas desde tu ventana o recorriendo el paseo Lungomare al caer la noche.

21:30 Llega el momento de acreditar la sabrosa gastronomía napolitana, una cocina que va mucho más allá de sus proverbiales pizzas. En el restaurante Transatlantico (www.transatlanticonapoli.com) déjate guiar por las sugerencias del camarero, que te ofrecerá excelente lubina salvaje, pasta artesana o gustosas puntillas de calamar. Ten en cuenta que las raciones en estas latitudes son más que generosas, así que conviene ser prudente con la comanda.

9:00 Tras un sueño reparador disponte a abordar un recorrido panorámico por la ciudad italiana. Hay que abrirse camino con el funicular a través del Barrio de Vomero para acceder hasta el Castillo de San Telmo, construido durante el virreinato español (1648-1713) por orden de Don Pedro de Toledo. Desde esta atalaya se observa la ciudad y la Spaccanapoli, una avenida que disecciona en dos la urbe, también se atisban algunas cúpulas que ubican los templos –hay más de 300 iglesias–.

10:30 A unos pasos del alcázar se encuentra Certosa y Museo di San Marino (www.polomusealecampania.beniculturali.it). En el interior del monasterio hay un templo de traza gótica, aunque adornado con obras barrocas de Caravaggio o Ribera. La sacristía está tapizada con paneles de madera grabados y en la Capilla del Tesoro se exhiben pinturas de Luca Giordano. La cartuja dispone de un claustro –donde se adivinan las antiguas celdas monacales– y alberga el Museo Nacional de San Martino. Merece la pena deleitarse con una excelsa escena del belén napolitano. Los personajes van ataviados a la usanza de 1700: hay figuras profanas típicas –como el durmiente Benino–, aparece una taberna que representa el pecado, el agua es el elemento sagrado y un puente para simbolizar el paso de la vida a la muerte.

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Certosa

12:30 Urge abandonar Nápoles para descubrir la región de Campania (www.miceincampania.it) abordando una visita a los Campos Flégreos, una de las paradas de la línea 2 de Metro. Es una inmensa caldera volcánica de gran interés geológico que los napolitanos siempre miran de reojo por su peligrosidad. Cuando avanzas hacia el volcán Solfatara el olor a azufre se hace más penetrante hasta encontrarte con el enorme cráter. Aquí comprobarás la alta temperatura del suelo y verás las fumarolas erguirse hacia el cielo.

13:30 Tras la bajada al averno, aproxímate a la cercana villa de Pozzuoli. Esta coqueta población marinera vio crecer a la actriz Sofía Loren, que los mayores del lugar recuerdan por su belleza y origen muy humilde. Dirígete a la Taverna Viola (www.tavernaviola.it) para almorzar; te ofrecerán ostras, una excelente lubina y raviolis rellenos de pescado. Desde la terraza del restaurante se adivinan las cercanas islas de Ischia e Procida (cuyos parajes se reconocen en la película El cartero y Pablo Neruda).

15:30 No te vendrá mal caminar por las calles de Pozzuoli hasta llegar al área arqueológica subterránea Rione Terra (http://parcoarcheologicosommersodibaia.it). La instalación interactiva te trasladará al siglo II a.C. Este barrio perteneció a Baia, una de las ciudades más grandes del Mediterráneo considerada el puerto de Roma. Su estado de conservación es fabuloso con sillares, antiguas tiendas –una panadería con molino de piedra–, cisternas para recoger agua y el fabuloso porte –ya en el exterior– del templo de Augusto; que hoy hace las veces de catedral cristiana.

16:00 Vuelve a Nápoles para descubrir el espíritu de la urbe. Empieza en Vía Toledo, arteria principal de la ciudad, para dirigirte hasta la Plaza de la Caridad. Te adentrarás en un barrio bullicioso y con un ambiente particular. Encarama la Vía Piña Seca y prueba la famosísima pizza Margarita de Attilio. No dudes en adquirir pasta o queso parmesano a muy buen precio en Rognoni y alucina con el escaparate de casquería de la Tripperia Fiorenzano, donde venden riquísimas frittatinas (una especie de croqueta de pasta ¡con patatas!). Continúa hacia la Vía Puerta Alba, calle de las librerías, y para en Berisio a ojear libros o tomarte un vino. Luego, avanza hasta la Plaza Bellini, epicentro del ambiente universitario. En el Caffe dell'Epoca –conocido como Pepe Spritz– la multitud arremolinada ante sus puertas anuncia las bondades de su vermú. En el extremo opuesto de la plazuela te gustará Spazionea, que nada entre la galería del arte y el cafetín, pero con mucho estilo.

20:30 Remata el día con una cena contundente en 'A Canzuncella (Vía Salvator Rosa, 339). Este restaurante no te dejará indiferente. Las copiosas recetas napolitanas se acumulan en la mesa mientras la dueña entona un buen repertorio de tarantellas y canciones tradicionales, que el público local tararea gustoso.

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Casco viejo de Nápoles

9:00 El nuevo día promete. Nos adentramos en la región de Campania para explorar el Palacio Real de Caserta, que la Unesco incluyó en su prestigioso listado. Es un pequeño Versalles, aunque con más habitaciones (1.200) y con una fachada adornada por cerca de 1.800 ventanas. La arquitectura de Luigi Vanvitelli hizo honor a la pomposidad que buscaba Carlos de Borbón para albergar su corte. En el interior se suceden los apartamentos reales –de estilo rococó–, salones con pinturas fabulosas y la imponente sala del trono. Para hacer justicia a tanta belleza los kilométricos jardines exteriores y sus fuentes hacen las delicias del visitante.

13:00 Desde el complejo palaciego hay que tomar la autopista panorámica que acerca a la península de Sorrento. Por un lado se admira Nápoles y por el otro el majestuoso Vesubio, un volcán hoy dormido que en la violenta erupción del año 79 d.C. asoló las ciudades de Herculano y Pompeya. En esta última, acude a La Bettola del Gusto (www.labettoladelgusto.it), un restaurante decorado al detalle donde cuidan mucho las presentaciones de platos como la sepia en ensalada templada, la pasta calamarata o la deliciosa tarta pastiera napoletana.

14:30 Sin duda, Pompeya (www.pompeiisites.org) es uno de los destinos soñados por cualquier viajero. Lo primero que verás es el anfiteatro, donde luchaban los gladiadores ante 20.000 espectadores. Después acomete el decumano Vía de la Abundancia. Observarás muchos detalles de la vida cotidiana y grafitis en los muros con anuncios políticos. Al acceder a las casas se ven los impluvium para recoger el agua de lluvia, fabulosos mosaicos –sobre todo el de la Casa de Paquius Proculus– y pinturas donde predomina el color rojo. En esta vía, hay un par de thermopolium, una especie de fast food romano donde cocinaban a la piedra, y se perciben las tuberías de plomo que distribuían el agua de las tres cisternas de la ciudad. Pasarás por las Termas Estabianas, las más grandes de Pompeya, y por el famoso lupanar, con ilustraciones muy explícitas sobre los cuartos de las meretrices. Vas avanzando hacia el Foro, que era el auténtico alma de la ciudad al albergar la curia, dos mercados y el templo dedicado a Júpiter, Minerva y Juno.

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Pompeya

17:30 Tras esta buena dosis de Historia vuelve a Nápoles para rastrear el centro. Detente en La Galería Umberto I. En la entrada los viandantes hacen cola ante el puesto de dulces Mary para tomar ricos baba o sfogliatella. Otro bocado muy famoso en la capital de Campania son los delicados fiocci di neve de la pastelería Poppella (Vía Santa Brigida, 69).

Pero, aún te queda por conocer la parte más canalla de la ciudad: el Barrio Español. Hay restaurantes baratos, motos que circulan milagrosamente sin rozarse, altarcitos dedicados a la Madonna en cualquier rincón, grafitis reivindicativos y muchos recuerdos de Maradona –que vivió aquí mientras militó en las filas del equipo de fútbol–. Es un área con una idosincrasia incomprensible para el resto de napolitanos, así que pasear por sus calles tiene un sabor muy especial.

20:30 Cerca se encuentra la estación de Metro (www.anm.it) de Montecalvario. Accede al suburbano y pasea por sus entrañas hasta Vía Toledo. Contemplarás obras de arte contemporáneo de Francesco Clemente, Ilya & Kabakov o Shirin Neshat, que muchos grandes museos del mundo anhelarían tener en sus salas.

9:00 Tenemos una cita en la Galería Borbónica (www.galleriaborbonica.com). Es un inmenso túnel que ordenó excavar el rey Fernando II de Borbón para conectar el palacio con sus cuarteles. Durante la Segunda Guerra Mundial fue refugio de los napolitanos para esquivar los constantes bombardeos de la ciudad. Es escalofriante el relato de su vida en el subsuelo, con solo 14 baños para 10.000 personas. Conmueve ver pintado en un muro: noi vivi (vivimos). También sirvió como depósito judicial para vehículos ilegales y resulta simpático observar antiguos modelos tuneados de Vespa y Fiat.