viajes para desconectar
12 viajes para olvidarte del mundo.
Una isla desierta en filipinas
Prepárate para protagonizar una ecoaventura donde el escenario es básico, ya que se trata de Flora Islands, un islote filipino alejado de todo atisbo de civilización. La experiencia la propone Docastaway (www.docastaway.com) –también tienen una versión extrema en la que te conviertes en un náufrago– y garantiza un máximo de 50 personas en la isla. Graba en tu mente las claves de este relax tropical, las cabañas de bambú, las playas desiertas, el silencio…
La casita del árbol
En este hotel de Alemania vas a andarte literalmente por las ramas, ya que sus cuatro casas están construidas en madera de alerce y la terraza de cada una de ellas, sobre una plataforma que rodea un roble centenario. Es el Resort Baumgeflüster (www.baumgefluester.de), unas originales suites de madera que cuentan con baños de pizarra, suelo radiante y ropa de cama de algodón egipcio, entre otras comodidades. Las cabañas están personalizadas con diseños diferentes –Ammerland, Alpes, África y Asia– y situadas en Bad Zwischenahn, cerca del Mar del Norte. Una oportunidad para cumplir el sueño de despertar con el canto de los pájaros.
Cita en los tejados
Integrante habitual de las listas de los mejores bares de Viena, el Onyx Bar es un punto a tener en cuenta en tu próxima visita a la capital austriaca. De momento, solo los vieneses y los viajeros bien informados acuden a la 6º planta del Do & Co Hotel (www.docohotel.com), donde se encuentra este espacio. Las vistas sobre la catedral de San Esteban son mágicas e invitan a saborear lentamente un auténtico café vienés o a disfrutar de un momento afterwork con una extensa carta de bebidas y bocados (y precios) típicos
El rincón de pensar
Las montañas del Himalaya son un imán que atrae por igual a amantes de la naturaleza y buscadores de paz interior. Las estupas blancas, salpican el paisaje nepalí y cada vez son más los centros budistas que se abren al exterior con cursos de meditación y retiros. Cerca de Boudhanath, en las inmediaciones de Katmandú, el monasterio de Kopan (www.kopanmonastery.com) es uno de los más populares. Los sábados puedes visitarlo y sentarte en sus jardines para disfrutar de esta majestuosa cordillera pero, si prefieres algo más intenso, puedes realizar un retiro de 10 días (por unos 80 €, con dieta vegetariana) o de un mes, en el que te dedicarás a meditar desde las 4 de la mañana.
Yoga en altamar
Si necesitas una dosis extra de tranquilidad, revisa los programas de Star Clippers (www.starclippers.com) para esta temporada. Aquí encontrarás, juntas, una serie de situaciones que, por sí solas, serían capaces de reconciliarte con el universo: la navegación, la brisa marina, el silencio, el vaivén de las velas, el yoga en cubierta… Tras el éxito de los dos últimos años, la compañía amplía esta invitación de relax marino con pilates y meditación además de yoga, que comienza en el Star Clipper el 8 de abril, en Phuket.
Paseo con aire 'british'
No importa si prefieres el barroquismo del jardín francés o el punto silvestre de los jardines ingleses. Te proponemos acercarte a Windsor –en el condado de Berkshire, 34 km al oeste de Londres– en una escapada en la que su famoso castillo –es el mayor del mundo que sigue habitado– cede protagonismo a un gran paseo arbolado. Los 5 km de Long Walk, en el Windsor Great Park, son la mejor forma de sentir, paso a paso, la tranquila sensibilidad que desprende la campiña inglesa. www.visitbritain.com.
Lección de Tai chi en Shanghai
The Bund –la hilera de edificios históricos que jalonan el río Huangpu– no solo es un símbolo de Shanghai. Además, es el comprobante del desarrollo de esta urbe, una de las más pobladas del mundo. Otro de sus icónicos escenarios, los rascacielos de Pudong, subrayan su apuesta por el urbanismo y el futuro, y su constante pugna con Hong Kong por convertirse en el motor financiero de China. Frente a este vertiginoso skyline, cada mañana encontrarás un contrapunto silencioso: los movimientos armónicos de aprendices de tai chi que se concentran en los parques y en las azoteas para recibir el nuevo día en esta ciudad de contrastes. www.meet-in-shanghai.net.
Un masaje milenario
Exótico y ecléctico, Tailandia es mucho más que un apasionante país lleno de templos dorados, selvas intrincadas y playas de película. La historia de El país de los hombres libres –era el significado de su nombre en el idioma original– es tan apasionante como sus paisajes y conserva un patrimonio en el que cultura y técnicas milenarias se dan la mano. En Anantara Spa Siam Bangkok (www.siam-bangkok.anatara.com), en el corazón de la capital tailandesa, ofrecen la versión tratamiento de la historia del país, el antiguo Siam, y su conexión con las tradiciones curativas de las vecinas Myanmar, Laos y China. La terapia se llama Siam 2482 –el año del calendario tailandés en que el país cambió su nombre– e incluye desde masaje con palos de bambú, hasta aplicación de compresas de hierbas, reflexología, masajes con aceites naturales y sesión de mindfulness.
El gran 'spa'
Olvídate de practicar snorkel porque aquí no encontrarás corales, anémonas ni peces de colores. A cambio, tienes ante ti el mayor espacio natural dedicado íntegramente a la salud. Estamos en el Mar Muerto, un lago que comparte territorio con Israel, Palestina y Jordania y en el que sus aguas, extraordinariamente salinas –alcanzan los 340 g/ litro–, alteran la densidad y te obligan a mantenerte a flote. Tras el selfie de rigor –leyendo el periódico, sentado…– dedícate en cuerpo y alma a absorber la carga de minerales que aporta este espacio. www.visitjordan.com.
Paseo por el lago Malawi
Su nombre, Pumulani Lodge (www.robinpopesafaris.net) –en chichewa significa descanse bien–, le viene como anillo al dedo a este resort situado en la península de Nankumba, en la orilla oeste del lago Malawi. La vida en cualquiera de sus 10 villas simplemente sucede mientras te relajas en la infinity pool o persigues el atardecer a bordo de las dhow de madera. Pero lo mejor está en el interior: miles de peces tropicales habitan este lago, el primero del mundo en variedad, con más especies que Europa y Norteamérica juntas.
'Mindfulness' de montaña
Atención plena en el momento presente. Esto –que a grandes rasgos es la base del mindfulness– es la propuesta de Tierra del Agua (www.tierradelagua.es), uno de los centros de ecoturismo más originales de Asturias. Empezar a notar los efectos relajantes de esta técnica es sencillo: simplemente tienes que dejar que tu pensamiento fluya. Si te cuesta desconectar, el paisaje te ayudará: estás en Caleao, en pleno parque Natural de Redes, Reserva de la Biosfera. Aquí tienes 11 apartamentos rurales desde los que escuchar el murmullo del agua o identificar las decenas de tonos verdes del bosque. Además, numerosas experiencias 100% naturales, desde masajes junto al río, hasta caminatas en silencio al amanecer, ejercicios de respiración al aire libre o paseos a caballo. En primavera proponen el Spring Bloom, con masaje, sauna y botella de agua del Cantábrico.
Huesca, capital sin prisas
Cambia la actitud del turista por el interés del viajero, las rutas contrarreloj por los paseos pausados y tendrás ante ti la definición perfecta del slow traveler. Las zonas limitadas y la conexión con la naturaleza son otras señas que identifican este movimiento, que nació en Italia centrado en los restaurantes contra la invasión de las cadenas de comida rápida. En la actualidad, Huesca (www.tuhuesca.com) es la capital internacional del turismo slow y ofrece conocer a ritmo lento y sin agobios sus plazas pero también joyas como San Martín de la Solana, en el Pirineo aragonés.
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