Una travesía de 20 minutos en 'ferry' desde Den Helder (unos 100 kilómetros al norte de Ámsterdam) lleva hasta un paisaje llano en el que destaca una espectacular cadena de dunas. Ellas y una fauna única ponen la nota salvaje en un panorama típicamente holandés, que se puede recorrer en bicicleta y en el que abundan pólderes (tierras ganadas al agua), canales, molinos y unas playas de arena blanca bañadas por el mar, además de un precioso faro. En la más extensa y diversa de las Islas Frisias, los amantes del deporte pueden navegar en catamarán y practicar 'kitesurf', equitación o (cuando baja la marea) paseos por el barro ('wadlopen'). Los 'foodies', mientras tanto, disfrutan de las gambas recién capturadas, de un cordero salado ligeramente, del mejor queso de oveja del país y de su cerveza, llamada Skuumkoppe. El espíritu aventurero más chic se prolonga en Camp Silver (desde 122 €), con ocho caravanas Airstream de diseño, desayunos 'eco' y un 'lounge' bajo una cúpula geodésica. Y para regalarse un relax paradisíaco, nada como el Grand Hotel Opduin (desde 150 €).