También eres compositora, ¿de qué fuentes beben tus partituras?

Me gusta el flamenco, pero me encanta el jazz y la música clásica o persa.

¿Recuerdas tu concierto más redondo?

Sí, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, porque no esperaba lo que pasó. Ese día acudieron muchas mujeres con las uñas pintadas de color rojo, simbolizando el título de mi último trabajo, y ocurrieron cosas maravillosas que jamás olvidaré. También me fascinó el público de Nîmes, así como el ambiente de los bares de esta ciudad, que recrean sin complejos la cultura española.

¿Qué te une a Cádiz?

Muchas cosas. Aquí me entregaron un premio musical que me ayudó mucho en mi carrera, en Chiclana está mi madrina María Jiménez (con la que he grabado un dúo) y, últimamente, paso mucho tiempo en el barrio de Santiago de Jerez.

¿Nos recomiendas un buen garito flamenco en Madrid?

En Villa Rosa puedes revivir momentos como los que en su día protagonizaron los cantaores Antonio Chacón o Pepe de la Matrona, y en la zona de Huertas también me gusta mucho El Burladero.

¿Por qué te gusta viajar?

Por vivir aventuras cada día. Por ejemplo, alucino con la pasión de los japoneses por nuestra música, aunque también me llama la atención su comida. En Grecia, me encantó la vista al Teatro Epidauro, donde comprobé su magnífica acústica tirando una moneda en el centro del escenario, y no pude evitar imaginarme en un concierto.

¿Cuál sería el destino de tu vida?

América, nunca he ido y sería mi sueño poder cantar y mirar a los ojos de las personas que me escuchan. Ojalá algún día pueda tener esta vivencia.