Del 1 al 16 de septiembre, esta antigua localidad que perteneció a Cataluña hasta 1659, celebra la edición numero 24 de Visa pour l’Image, el mayor festival internacional de fotoperiodismo de Europa, que congrega a miles de aficionados a la fotografía.

A orillas del río Tê y rodeada por una muralla parcialmente conservada, la capital del Rosellón, que Salvador Dalí llamó ‘el centro del mundo’, conserva monumentos de influencia española como el Palacio de los Reyes de Mallorca, construido en la cima de la colina de Puig del Rei por Jaime I el Conquistador.

Huella medieval
Su principal símbolo es el castillo, de torres gemelas altas y almenadas, levantado en 1368 por Pedro IV de Aragón, luego pasó a ser una prisión y hoy es sede de la Casa Pairal, un museo catalán de artes y tradiciones populares.

Otros edificios medievales son el Palacio de la Diputación, sede de los antiguos tribunales españoles; la catedral de San Juan Bautista (1324 y 1509) con un magnífico retablo barroco catalán y un famoso cementerio; la antigua lonja marítima, que sigue los modelos de las de Palma o Valencia; la Casa Xanxo, y la Petite Rue des Fabriques d’En Nabot, la calle medieval mejor conservada de la ciudad, que rivaliza con Quai Vauban, un antiguo muelle fluvial hoy convertido en rua peatonal.

Cerca queda la Plaza de Aragó, una de las más animadas de la ciudad, con una multitud animada de bares y restaurantes y el tranquilo paseo Le Promenade des Plantes.
Al abandonar esta ciudad que un día atrajo a pintores como Matisse, Miró, Picasso o Chagall –y a donde los españoles acudían a ver cine prohibido por nuestra censura, una atractiva carretera que bordea los acantilados lleva a Collioure, un pueblo pesquero en cuyo cementerio descansas los restos del poeta Antonio Machado, acogido junto a miles de exiliados tras la guerra civil.