¿Pensar en un vuelo de más de ocho horas te atormenta? Tenemos todos los detalles para que permanecer durante horas en un avión te resulte lo más agradable posible. Toma nota de estos consejos y reúne un neceser para llevar todo lo que necesitas. Estos pequeños detalles harán que tu itinerario sea mucho más llevadero.

La clave: hidratar

¿Has notado lo mucho que se te resecan los labios durante el viaje? El ambiente en la cabina de un avión es extremadamente seco, lo que hace que la piel sufra mucho más que en tierra y se deshidrate mucho antes. Para evitar las molestas pieles secas en los labios, no puedes olvidar llevar contigo un buen bálsamo labial. Reaplícalo con frecuencia y no volverás a sufrir este problema.

Al igual que los labios, la piel del rostro también está sometida a grandes daños durante el vuelo. El normal que la notes seca, tirante… e incluso si tu piel es grasa, es probable que los brillos se multipliquen a consecuencia del ‘efecto rebote’. Evitar todo esto es sencillo si llevas contigo un neceser que incluya algunos productos básicos. Los sprays de agua termal son de gran utilidad durante el vuelo, siempre y cuando no superen los 100 mililitros permitidos en cabina. Estos vaporizadores poseen propiedades calmantes y proporcionan efecto frescor. No tienes más que vaporizar el agua sobre la cara y sentirás un alivio inmediato. Los sprays más conocidos son Spray Agua Termal, de Avène, o Agua de Belleza, de Caudalíe.

Más allá del frescor de los sprays, quizá tu piel necesite un extra de hidratación. Hazte con un recipiente de viaje en el que guardar un poco de tu hidratante habitual o consigue un bálsamo hidratante multiusos que sirva para labios, rostro, cuerpo… Así podrás aplicarlo en cualquier zona que notes reseca. Algunos de los bálsamos más famosos son Eight Hour Cream, de Elizabeth Arden o Biopel, de venta en farmacias.

Comodidad ante todo

A veces es difícil acertar con la ropa adecuada para sobrevivir a un vuelo con comodidad. Dado que en pleno vuelo no vas a poder cambiarte de ropa, debes recordar una máxima: es probable que en algún momento tengas frío. Tanto si es verano como si no, lleva contigo un pañuelo o fular ancho: podrás llevarlo en el cuello, extenderlo para ponértelo a modo de manta… Y además, ocupa poco espacio.

Para evitar problemas circulatorios, puedes hacerte con un par de medias o calcetines de compresión, que evitarán el temido ‘síndrome de la clase turista’. Seguro que encuentras un par en una de las tiendas del aeropuerto.

Y si tienes planeado echar una cabezada, nada mejor que una almohada inflable para el cuello, aunque el verdadero truco de profesional es otro: intentar hacerte con un asiento en ventanilla para poder apoyarte más cómodamente.