En Sevilla te licenciaste como cantaora, ¿cuál es tu lugar favorito?
El barrio de Triana, donde viví. Es precioso. Me gusta pasear por sus calles, porque es un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce. Para mí, representa la esencia verdadera del flamenco.

Si hiciéramos un recorrido por el cante, ¿en qué localidad empezaríamos y cuál sería el destino final?
En este disco tan deseado comienzo el itinerario musical por mi tierra, Huelva, porque el fandango me ha dado mucho profesionalmente, luego paso por Sevilla, y hago paradas en Málaga y Cádiz. También me detengo por Extremadura, cantando por tangos, y visito Jerez para arrancarme por bulerías.

Los palos del flamenco tienen su público, ¿cuál te ha sorprendido más?
Tuve la suerte de representar a España en el IV Congreso Iberoamericano de Mar de Plata (Argentina). Me impactó muchísimo el recibimiento, porque me jaleaban como si fuera un concierto pop y me llevé un buen sabor de boca.

En Europa, ¿dónde triunfa el cante?
Francia es muy especial. En Nîmes llevan muchos años de experiencia flamenca, lo respetan y hay mucha afición.

¿Dónde te escaparías un par de días?
A mi tierra. Tengo ganas de estar con la familia, ir a la sierra de Huelva y comer jamoncito. Me encanta la playa virgen de El Rompido. Es un lugar poco conocido, para llegar hay que cruzar en barco y puedes ver unas puestas de sol impresionantes. También son preciosas las minas de Riotinto.

En Madrid, ¿nos recomiendas un buen local para escuchar flamenquito?
Casa Patas, toda una tradición, aunque también he pasado mucho por El Candela, aunque ya no es lo que era.