Mucho equipaje, miedo a volar, posibilidad de llevar tu coche… El ferry es una forma muy cómoda para determinados tipos de viajes. Conoce todas sus ventajas.

Con la casa a cuestas
Si vas a hacer un viaje con toda la familia, con todos los accesorios de playa o para una estancia muy extendida en el tiempo y los límites de equipaje de las compañías aéreas te parecen insuficientes, en los ferrys son bastante más permisivos.

Además tienes la opción de embarcar con tu propio coche en el que podrás cargar todo lo necesario para tu viaje. En tu maleta de mano procura meter todo aquello que puedas necesitar durante el viaje en barco.

No suele ser necesario facturar las maletas ni el equipaje de mano porque los ferries disponen de maleteros. Eso sí, en algunos trayectos éstos permanecen cerrados y es importante tener a mano nuestro equipaje básico.

Si se elige la opción de viajar con nuestro coche para utilizarlo en los desplazamientos que hagamos en nuestro lugar de destino, todo el equipaje deberá ir en su interior y también habrá que pagar una tasa suplementaria.

No sin mi mascota
Para los que se nieguen a desprenderse de su mascota durante un viaje, la mayoría de ferries admiten este tipo de ‘pasajeros’ y en algunas incluso es gratis.

Lo que sí es necesario es mencionar que se viaja con un animal al hacer la reserva y cuando se va a proceder a embarcar. Conviene informarse de si con la compañía que viajamos es obligatorio presentar la documentación sanitaria de nuestra mascota.

Disfruta del paisaje
Uno de los mayores atractivos de un ferry es la posibilidad de disfrutar del paisaje durante el trayecto. Sentarte en cubierta y dejar que te invada una sensación de relax mientras contemplas el mar es algo que sólo se puede vivir en este tipo de transporte.

Además, para los viajeros que tengan miedo a volar se convierte en una solución muy práctica y segura.