En la región Languedoc-Rosellón, al sur de Francia y a medio camino de Perpiñán y Toulouse, esta comuna francesa se erige como una escapada ideal a tan sólo unas horas de España en coche desde los Pirineos, especialmente en Navidad.

De cuento
La ciudad histórica fortificada, más conocida como la Cité, es una maravilla de la Edad Media que fue restaurada por Eugène Viollet-le-Duc y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
Está situada junto al río Aude y pasear por sus estrechas calles de piedra mientras admiras su muralla y sus torres es sinónimo de vivir un auténtico cuento de hadas.

Magia Navideña
La Navidad sin mercadillos es menos Navidad, por eso Carcassonne también tiene el suyo. Del 6 de diciembre al 5 de enero de 2014 en un horario de 11 a 19h en la Plaza Gambetta es posible disfrutar de sus tradicionales puestos, unos 30, repletos de productos artesanos, joyas, juguetes, etc. y también degustar algunos aperitivos o dulces.

Para los más pequeños
La parte medieval de la ciudad hará las delicias de los más pequeños por sus desfiles y actividades como tiro con arco, pero sin duda la joya de la corona se encuentra en la parte nueva de la ciudad.

En Navidad Carcassonne se llena de atracciones pensadas especialmente para los niños. Una de las más llamativas es la gran noria situada en la Plaza Gambetta que arrancará risas a los peques y permitirá a los padres disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad. A sus pies se encuentra un gran carrusel de dos pisos que también servirá para entretenerlos.

En otra plaza, en Carnot, instalan una pista de patinaje de 1.000 metros cuadrados al aire libre con un gran espectáculo de luces y música. En este mismo punto también es posible practicar karting sobre hielo.

Por último, en la Plaza André Chénier los niños descargaran toda su energía en los toboganes de hielo por los que se deslizarán una y otra vez sobre un flotador. Además, los padres no deben temer por sus bolsillos porque cada descenso cuesta 50 céntimos y vende bonos especiales.

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Para reponer fuerzas
Después de tanta actividad y de dar largos paseos por las calles empedradas de la ciudadela amurallada, lo mejor es reponer fuerzas con la comida típica de la zona. No puedes dejar de probar el Cassoulet, un guiso que se sirve en cazuela de barro con judías blancas, pato y salchicha de Toulouse.

Si este jugoso plato es demasiado para ti, no dudes en probar otros productos típicos como la salchicha de Toulouse en un plato individual, crepes dulces y saladas y una selección de quesos franceses. Todo ello regado con un buen vaso de vino caliente que ayudará a entrar en calor.

Compras Gourmet
Para continuar con la experiencia gourmet, sus numerosas y diversas tiendas te permitirán hacerte con un gran número de regalos para los mejores estómagos. Cervezas, vinos, miel, confituras y recipientes de cristal con el típico Cassoulet.

Para los más golosos, os recomendamos probar la tienda Real Chocolat, especializada en tabletas y placas de chocolate con mezclas de lo más especiales.