Antes del viaje
Lo primero que debes hacer antes de afrontar un viaje cuando estás esperando un hijo es consultar con tu médico. El puede resolver todas tus dudas, aconsejarte, etc. Si tomas algún medicamento, no olvides llevarlo contigo acompañado por la receta y localiza en tu lugar de destino los centros médicos más cercanos. Sería conveniente también que contrates un seguro médico según el país al que vayas.

Evita los destinos con mucho sol o al menos no te expongas demasiado y olvídate de los lugares que requieran vacunarse. Lleva ropa y calzado cómodo y si vas a preparar una ruta con ‘cosas para ver’ piensa que puedes necesitar descansar más a menudo.

Los destinos exóticos pueden crear ciertos inconvenientes a la hora de comer por lo que hay que tener cuidado con los alimentos crudos, pelar la fruta, no beber agua del grifo, etc. También debes informarte si puedes sufrir la picadura de animales que supongan un peligro.

Durante el viaje
La regla de oro es hidratarse. Debes beber mucha agua y muy a menudo para evitar la deshidratación. Además, te ayudará con la retención de líquidos, uno de los problemas más comunes de las embarazadas.

También debes vigilar la dieta y el ejercicio. En vacaciones no todo vale y es importante seguir consumiendo alimentos sanos y haciendo algo de ejercicio diario, aunque sólo sea pasear.

El mejor momento
El segundo trimestre, aproximadamente entre la semana 12 y la 28, es el mejor momento para viajar embarazada por varios motivos. En primer lugar porque el embrión está bien implantado y también porque hay menos riesgo de sufrir un aborto, la tripa aún no es demasiado voluminosa ni pesada y el parto aún no está cerca.

Al principio y final del embarazo son los momentos más críticos. En el comienzo del embarazo las molestias típicas como las nauseas o el cansancio pueden arruinar el viaje y al final es probable que la mujer se sienta demasiado incomoda y corre peligro de ponerse de parto. En cualquier caso, siempre que se haya superado el séptimo mes de embarazo es indispensable que consultes con el ginecólogo antes de tomar una decisión.

Medios de transporte
El avión es uno de los grandes enigmas de las embarazadas viajeras. A partir del séptimo mes no es recomendable volar por miedo a que des a luz en el avión y conveniente que lleves siempre contigo un informe del médico donde indique la fecha prevista del parto para que las compañías aéreas no te pongan problemas.

Cuando reserves el asiento indica tu estado para que puedas elegir un asiento más amplio, en el pasillo y si es posible cerca del baño. Ya en el avión lleva ropa cómoda, hidrátate y procura dar paseos cada poco tiempo.

El coche es ideal para destinos no muy largos. Si el embarazo está muy avanzado mejor no conduzcas, para cada dos horas y coloca siempre el cinturón de forma correcta: con la cinta inferior bajo el vientre y la superior entre los pechos.

El tren es el medio más recomendado por su comodidad pero, en cambio, el autobús y el barco es mejor evitarlos. El primero porque es bastante incómodo, no suele tener baño y las paradas son más largas. El segundo porque es más fácil que te marees y porque no conviene estar muy lejos de un hospital durante el embarazo.

Mejor que no
La última decisión siempre la tiene el médico, pero como consejos generales no es conveniente que viajen las mujeres que sufran hemorragias, anemia o algún problema en la placenta. También deben evitar viajar quienes hayan tenido varios abortos, embarazo ectópico o parto prematuro.