No para. Abel Ramos es un nómada en el sentido más estricto de la palabra. Forma parte del olimpo de los dioses de la electrónica, un fenómeno planetario que aúpa a estos creadores a un reconocimiento de las legiones de seguidores que tiene este estilo musical. Precisamente este movimiento ha procurado el nacimiento de un nuevo sello discográfico -Desalia Music by Ron Barceló-, que fomenta la colaboración entre artistas consagrados internacionalmente, como Ramos, con otros dj emergentes.

¿Qué aporta esta alianza discográfica?
Es interesante y atractivo poder compartir ideas y estudio con profesionales diferentes. Al mismo tiempo, hace que la escena salga reforzada y que se de a conocer un poco más la música electrónica entre un público más generalista. Además, el sello acaba de lanzar  la segunda referencia (single), Our Kingdom, un trabajo en el que he colaborado con José de Mara.

¿Disfrutas más como productor o dj?
Por igual. Producir es muy creativo, pero cuando estoy a los mandos de la cabina de un buen club o festival la verdad es que es una sensación increíble. 

¿Cuál fue tu sesión con más público?
En Divers Cité, Montreal (Canadá). Es un evento donde se concentran 100.000 personas en la calle. Te sientes satisfecho cuando puedes hacer bailar a tanta gente. También tengo muy buenos recuerdos de Green Valley, en Camboriú (Brasil), con capacidad para 10.000 personas, y de Sensation, en Madrid, con 15.000 personas. 

¿Qué club consideras que es el mejor?
El brasileño Green Valley es, sin duda, el número uno. El trato está a un nivel muy alto y te hacen sentir como en casa. Se crea una atmósfera increíble, la gente devora la música y les encanta ver lo que haces, escucharte. Agradecen muchísimo si logras realizar un buen trabajo.

¿Cuál es el tema más extraño que has llegado a pinchar?
Nunca introduzco en mi repertorio algo que no me guste. Todos mis tracks pasan un filtro y, si son de mi agrado, suenan en mi cabina. Aseguras que nunca preparas una sesión. Con el ritmo que llevas de 60 conciertos al año, ¿cómo logras improvisar? Me encanta hacerlo. Esto es lo que da sentido a mis trabajo. Si no fuera así creo que sería muy aburrido trabajar de dj. Lo espontáneo es lo que te hace diferente. Muchos compañeros lo llevan preparado, que es otra manera de trabajar, pero yo prefiero sorprender al público. Nunca repito un set.

Has pasado en varias ocasiones por nuestras Antípodas, ¿cómo viven los australianos tus actuaciones? 
En casi todos los destinos del mundo se disfruta de una forma muy parecida, aunque cada lugar tiene sus matices; y en Australia no son menos. En todos los países donde he actuado la energía y el buen ambiente forman parte de la cultura electrónica. Creo que los que somos más diferentes al resto somos los españoles. David Guetta solicitó remezclar dos de tus temas, ¿qué ha supuesto en tu carrera?Antes de esto, mi trabajo en el estudio era más un pasatiempo. Después de sacar las remezclas, la gente empezó a mostrarse atenta a mi trabajo y comencé a tomarme en serio mi faceta como productor. Tengo mucho que agradecer a David. 

Consideras Brasil tu segundo hogar, ¿cuál es tu rincón favorito?
Tengo que confesar que Río de Janeiro es una ciudad que me encanta. Sus playas, el buen ambiente que se vive y su gente, siempre con una sonrisa. Cada día te puede sorprender algo diferente. ¡Es un lugar ideal para evadirse!

¿Dónde te pierdes en Madrid?
Es mi ciudad número uno, me encanta el centro. Como en el caso de Río de Janerio, siempre hay algo con lo que sorprenderte. Voy por la zona de Fuencarral –con sus tiendas de moda–,  paseo por La Latina por los bares donde se puede pasar un domingo entre amigos o acudo a la Plaza Mayor para tomar un bocadillo de calamares. 

Pasas mucho tiempo volando, ¿hay alguna buena receta para esquivar el jet-lag?
Tengo por costumbre echarme a dormir en cuanto llego al destino y no suelo levantarme hasta que el descanso es óptimo.