"Nuestra idea surgió en un café justo después de haber perdido la maleta en un viaje. Nos preguntábamos cómo era posible que, con toda la tecnología que tenemos a mano hoy en día, todavía se pierdan equipajes". A Tomi Pierucci y a su grupo de amigos se les iluminó la bombilla. Corría agosto de 2013 y aún tendrían que trabajar mucho hasta dar con lo que estaban buscando. "Nace de un problema, de esa maleta perdida, pero quisimos darle algo más, todos los elementos que una maleta inteligente podía tener".

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Cuatro argentinos y un americano-taiwanés que se reunían en sus casas, en cafeterías, en los hoteles de medio mundo. "Incluso alquilamos una casa donde teníamos arriba las oficinas y abajo el taller. Un año y un par de meses trabajando literalmente a escondidas. Llevábamos la oficina de acá para allá, como nuestro producto". La maleta inteligente BlueSmart vio la luz en octubre de 2014 a través de un programa de crowdfunding en Indiegogo para conseguir financiación "y ahí pasó lo que pasó: en 30 días se vendieron más de 12.000 unidades en todo el mundo", indica Pierucci.

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GPS, Bluetooth, báscula, puertos USB, sistema de alarmas, cuentakilómetros… sus características son únicas en el mercado y validan el adjetivo de 'inteligente'. "Personalmente lo que más me gusta es no quedarme sin batería nunca porque yo siempre estoy conectado", subraya el co-fundador de BlueSmart. "Y después, como buen argentino, la tranquilidad de saber que si se pierde voy a saber donde está y el candado va a estar bloqueado".

Su diseño, premiado en los últimos Red Dot Design Award en Alemania, es sin duda otra de sus grandes bazas. Tiene un carácter muy ejecutivo, con un cuerpo de policarbonato y un compartimento delantero de nylon para guardar el portátil o la tablet. Apenas pesa 4,3 kg y sus medidas son perfectas para utilizar como equipaje de mano en la mayoría de las compañías aéreas (54,6 x 35,6 x 22,9 centímetros). Además, ha sido homologada por la TSA por si toca viajar a Estados Unidos. Su precio, entre 450 y 600 euros.

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"La maleta está testada para los peores casos imaginables. Multiplicamos por tres las exigencias que se aplican para otro tipo de equipajes porque sabemos que es un producto de valor", según Tomi Pierucci. Él mismo es un viajero empedernido que ha trabajado en Nueva York, Hong Kong, Buenos Aires o San Francisco, y sabe que un equipaje puede sufrir todo tipo de contratiempos incluso sin salir de casa. Lo importante, buscar un nuevo destino: "El sector de los viajes va a ser uno de los que más avance en el Internet de las Cosas (IoT) porque, te guste o no te guste la tecnología, a todos nos agradan las cosas sencillas y que estén conectadas".

El cerebro de este baúl de la Piquer 2.0 se va a seguir ampliando: "Hemos estado probando un software por el cual, si no llegas a coger tu vuelo, él lo detecta y automáticamente te va a cambiar el vuelo, el hotel… y todo eso va a estar integrado en una misma plataforma. Aún está en beta pero va a ser muy potente porque va a trazar todo el viaje del pasajero para hacerle la travesía más cómoda". Sólo falta que nos elija la ropa que mejor nos va para cada día y ya sería perfecta.

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