Desiertos, la magia de un espacio único
Ni desolados, ni solitarios, ni sin vida. Ya es hora de que dejes los prejuicios y mires con visión renovada estos espacios naturales donde el minimalismo suple la escasez de agua. Solo así descubrirás el placer del silencio en unos paisajes que han atraído a viajeros de todas las épocas.
SÁHARA (África). El más grande del mundo
A veces alcanza los 57ºC, pero en los 9 millones de km cuadrados que ocupa este desierto hay sitio para mucho, en especial para los récords. El Sáhara (o Sahara, sin acento) es el desierto cálido más extenso del mundo y uno de los más conflictivos, con una controvertida historia que llega a nuestros días. Sus límites implican a 11 países del norte africano y se prolongan hasta las pirámides de Egipto y los oasis tunecinos. Justo aquí, Douz –la puerta del Sáhara– acoge un Museo dedicado a este desierto (www.patrimoinedetunisie.com) que explica desde el significado de los tatuajes de los nómadas hasta las plantas o la cerámica de la zona.
ULURU (Australia). Energía esotérica
En 1873, William Gosse bautizaba este impresionante monolito como Ayers Rock en honor al Primer Ministro australiano, Sir Henry Ayers. Lo que Gosse no sabía es que estos 9,4 km de perímetro ya tenían nombre: los aborígenes llamaban Uluru a esta roca que consideraban sagrada. El carácter esotérico se ha mantenido y cada rendija tiene su fábula, como la del lagarto Kandju que llegó aquí buscando su bumerán. En la actualidad hay zonas cerradas y carteles pidiendo que no se escale este símbolo sagrado, lo que ha aumentado el morbo de hacerlo. Creencias aparte, el otro gran atractivo del Uluru son sus cambios de color a lo largo del día y de la época del año. Más información en www.environment.gov.au.
SONORA (Arizona). Extraños habitantes
Este desierto, a caballo entre los estados norteamericanos de Arizona y California y el mexicano de Sonora –de donde toma el nombre–, es uno de los más grandes y calurosos del mundo. Pero esto no implica que aquí no haya vida, sino todo lo contrario: sus 311.000 km cuadrados acogen un ecosistema tan variado que ha dado lugar a un interesante museo. Mitad centro de interpretación y mitad zoológico, el Museo del Desierto Arizona Sonora muestra la vida de sus inquilinos a través de diferentes exhibiciones de marcado carácter didáctico. Aquí conocerás cómo viven los coatíes, verás el vuelo de la lechuza y las familias de correcaminos y te divertirás con los juegos de los perritos de la pradera. También cuenta con un aviario –intenta congelar el vuelo de un colibrí– y una completa muestra de cactus y suculentas, así como un recorrido por las más espectaculares gemas y minerales de la región. El museo está en Tucson (Arizona), abre todo el año y ofrece una completa zona de restaurantes para reponer fuerzas y ayudarte a soportar las altas temperaturas. Entrada adultos: 11 euros; niños: 3,4 euros.
LENÇÓIS (Brasil). Dunas en el vergel
Si resulta increíble que un país tan exuberante como Brasil tenga un desierto, aún lo es más la dinámica de Lençóis, un paraje situado al norte, en Maranhão. De enero a junio aquí encontrarás 50 km de dunas de arena blanca que se extienden hacia el interior pero, entre junio y septiembre, las lluvias forman numerosas lagunas de un intenso color azul. Entonces, la vida renace y, de forma misteriosa, la zona se llena de peces y tortugas y se convierte en un mirador de lujo para el avistamiento de aves. Más información: www.biosferabrasil.com/meu.
NAMIB (Namibia). Un inmenso arenal antes del mar
Hace 65 millones de años, en la era Terciaria, ya existía este impresionante desierto, considerado el más viejo del mundo. En ese tiempo, los dinosaurios caminaban sobre su arena y las aguas del Orange, uno de los ríos que lo limitan, estaban llenas de hipopótamos. Hoy en día, Namib sigue siendo el desierto que da nombre a Namibia y mantiene el primer puesto del mundo en especies de suculentas (más de 10.000), pero su gran acierto ha sido encandilar al turismo de aventura con numerosas propuestas para explorar esta franja de territorio que ocupa toda la costa del país. ¿La más solicitada? Ascender los 300 m de la Duna 45 –una de las más fotografiadas del mundo– para ver los primeros rayos de sol desde su cima rojiza. Infórmate en www.namibiatourism.com.
NAZCA (Perú). Caligrafía celeste
Naves extraterrestres, ingenios para transportar agua, ofrendas religiosas o simple decoración. Son muchas las teorías que han intentado explicar las líneas de Nazca. Estos enigmáticos dibujos se encuentran en las Pampas de Jumana, en el desierto de Nazca, y fueron descubiertos en 1547. De cerca, solo verás un camino de piedra pero, desde el aire, los 800 dibujos de colibríes, monos, arañas… de varios kilómetros de largo, certifican que, además de geometría, los nazquenses tenían claro que aquí no llueve. Más información en www.turismoperu.info.
KALAHARI (Botsuana). Prodigio de adaptación
El nombre de este desierto –que proviene de la palabra tswana kgalagadi y significa gran sed– ya anticipa las extremas condiciones meteorológicas que soportan sus más de 700.000 km cuadrados. Sin embargo, esta superficie –la mayor extensión de arena de la Tierra– rebosa vida. Entre sus habitantes se encuentran los antílopes, jirafas, leones y numerosos roedores, como los suricatas. La adaptación animal a los rigores desérticos ha preservado los asentamientos humanos que pueblan esta zona, con un estilo de vida nómada. Los bosquimanos –expertos en el arte de cazar con lanzas envenenadas– y los khoikhoi son los habitantes más famosos. En los últimos años, el descubrimiento de este inmenso desierto –ocupa el 70% de Botsuana y gran parte de Namibia, Zimbaue y Suráfrica– por parte del turismo ha cambiado su vida. Cada día, cientos de viajeros llegan al Kalahari ávidos de emular otro descubrimiento: el de Livingstone, el famoso explorador que lo cruzó por vez primera, en 1849. Más información en www.botswanatourism.co.bw.
LAS BÁRDENAS REALES (Navarra). Sopla el cierzo
¿Sabías que el mayor desierto de Europa está en España? Se trata de las Bárdenas Reales: 42.000 hectáreas situadas en el valle del Ebro, entre Navarra y Zaragoza. Este dramático territorio soporta sequías, lluvias y el cierzo, un viento que sopla casi todo el año. El terreno, frontera con las tropas moriscas en la reconquista, hoy es un parque Natural repleto de actividades. Infórmate en www.bardenasreales.es.
TABERNAS (Almería). Desierto en tecnicolor
En los años 60, los 280 km cuadrados de este desierto almeriense eran el Hollywood europeo. Aquí se rodaron más de 300 películas, con títulos tan legendarios como La muerte tenía un precio, Lawrence de Arabia o Conan el Bárbaro.
En la actualidad, Tabernas rinde homenaje a aquellos años en Oasys (Entrada: 19,90 euros), un divertido parque con espectáculos del Oeste, zoo, exposiciones…
DANAKIL (Etiopía). La casa de Lucy
Entre el Mar Rojo y el Nilo Azul se extiende la depresión de Danakil, uno de los territorios más cálidos del mundo. Aquí, la sombra es un artículo de lujo y los minerales que escupen los volcanes de la zona sobre las montañas de sal crean deslumbrantes esculturas con toda la gama del arcoíris.
Bellezas aparte, Danakil saltó a la fama hace 30 años, cuando se hallaron aquí los restos de nuestro antepasado más antiguo: una australopithecus afarensis –más conocida como Lucy–, que vivió hace más de 3 millones de años. Más información en www.tourismethiopia.org.
CAPADOCIA (Turquía). Un cuento de hadas
Atravesar este precioso triángulo de la Anatolia central es pasear por las páginas de un cuento lleno de formaciones volcánicas que los lugareños bautizaron como chimeneas de las hadas. La piedra caliza de la zona, junto con la acción del agua y el viento, han cincelado las extrañas formas de estos paisajes, convirtiéndolos en un importante atractivo turístico de Turquía. Más información en www.turismodeturquia.com.
ATACAMA (Chile). Pura alucinación
Quizá los atacameños que recibieron a los exploradores españoles, a mediados del siglo XVI, contemplaban las extrañas formas de este desierto con la mayor naturalidad (a pesar de su afición a aderezar sus rituales con todo tipo de alucinógenos). Sin embargo, Atacama es el desierto más árido del planeta. Esta franja de tierra situada en Antofagasta, entre los Andes y la costa, ofrece paisajes irreales y un buen número de actividades en San Pedro de Atacama, el pequeño poblado que se sitúa en uno de los oasis de este desierto. Aquí puedes observar las estrellas –éste es uno de los cielos más limpios–, hacer excursiones al Valle de la Luna –situado en la Cordillera de la Sal– o visitar el Museo Arqueológico. Más información: www.sanpedroatacama.com.
UYUNI (Bolivia). La sal de la vida
Al suroeste de Potosí encontrarás uno de los paisajes más impactantes del mundo: 10.582 km cuadrados de superficie plana, blanca y salada. Se trata del salar de Uyuni, la gran reserva mundial de esta sustancia y una de las mayores de litio. Si quieres convertirte en uno de los 60.000 turistas que lo visitan cada año, ven en julio –cuando terminan las lluvias– y alójate en el Hotel de Sal, un establecimiento construido íntegramente a base de bloques salinos. Eso sí: no le podrás pedir sal al vecino…
GOBI (China). En la 'ruta de la seda'
Si hay algo que llama la atención de este desierto asiático es que, a pesar de su paisaje hostil y sus extremas oscilaciones climáticas –el termómetro puede variar 40ºC en un mismo día–, siempre ha sido un importante cruce de caminos. En el siglo XIII fue parte crucial del imperio mongol de Gengis Khan, y su millón de km cuadrados de superficie abarcaba varias ciudades de la legendaria Ruta de la Seda. En la actualidad, Gobi es una de las paradas estrella del Gran Exprés Transiberiano, un ferrocarril de lujo que une la Rusia oriental con Mongolia y China.
WADI RUM (Jordania). De cine
Los nabateos y beduinos que habitaron este valle en la prehistoria fueron sustituidos en el siglo XX por otras tribus: la de los actores y los turistas. En estas tierras anaranjadas, recién añadidas al listado de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se han rodado Marte Rojo y muchas escenas de Lawrence de Arabia, incluso de la última entrega de Transformers. Pero lo mejor de Wadi Rum (o Valle de la Luna) es su habilidad para adaptarse a los nuevos tiempos: la tribu beduina zalabia organiza eco-turismo de aventura para, entre otras cosas, ver una inolvidable puesta de sol. Infórmate en www.visitjordan.com.
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