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Turismo de vértigo
Si te apasionan las experiencias extremas, sáltate las normas, pon a punto tu adrenalina y prepárate para vivir un momento mínimo pero inolvidable.
Shanghai. Una piscina en el ático
Si te alojas en el hotel Holiday Inn Pudong Kangqiao y te gustan las sensaciones fuertes, sube a la azotea. Aquí encontrarás una piscina fuera de lo común, suspendida en el aire, a 100 metros de altura, y con el suelo de vidrio.
En su construcción intervinieron incluso expertos aeroespaciales, pero el resultado mereció la pena: sentir que nadas entre nubes y aviones mientras, abajo, ves a los peatones.
Suráfrica. Bailando con tiburones
Más de 5 m de largo, casi 2 toneladas de peso, varias hileras de dientes capaces de introducir en su boca hasta 14 k de carne de un solo mordisco… Los datos, aterradores, pertenecen al tiburón blanco, una especie habitual en aguas cálidas. No parece buena idea encontrarse con uno de estos ejemplares, y menos en su hábitat natural. Sin embargo, los buscadores de adrenalina no sólo van en busca de estos formidables depredadores, sino que se sumergen en una jaula para verles cara a cara. Uno de lo mejores sitios del mundo para realizar esta aventura es Gansbaai, en Suráfrica. La incursión cuesta 140 euros, con equipo. No hace falta experiencia y la única recomendación es tan importante como obvia: no sacar brazos ni piernas de la jaula. También hay buceo con jaula para ver el tiburón limón, menos agresivo que el blanco. En www.aventurasudafrica.com.
Arizona. La herradura de cristal
No se pueden hacer fotos –ellos te las venden por 12 euros–, hay que ponerse patucos para no rayar el suelo y es caro (62 euros). Aún así, pasear a 1.400 metros de altura en una pasarela de cristal sobre el Gran Cañón del Colorado es una experiencia única. La inauguración en 2007 de este skywalk estuvo plagada de controversias, sobre todo porque no está exactamente situado dentro del Parque Nacional del Gran Cañón, sino en la reserva de los indios hualapi, que aceptaron su construcción a cambio de cobrar una tasa por cada visitante. La pasarela, que tiene forma de herradura, sobresale 20 metros del borde del cañón y ofrece una completa panorámica del río Colorado y de los poblados indios.
Cádiz. Que la fuerza del viento te acompañe
En 1923, el español Juan de la Cierva hizo volar su primer autogiro, un aparato con rotor articulado que más tarde usarían los helicópteros. A diferencia de éstos, el funcionamiento de este aparato combina la fuerza del viento y la del motor, que sólo mueve el aparato, no la hélice. Es decir: al avanzar sobre el suelo, el aire hace que las palas del rotor giren y eleven el aparato, sin necesidad de motor. El resultado es un aparato ligero y maniobrable, perfecto para volar en zonas de montaña y muy versátil, que permite subir en vertical o hacer tirabuzones a una velocidad que oscila entre 30 y 180 km/h. Hace sólo unas décadas que este ultraligero ha triunfado en una nueva faceta: la lúdica. El precio de estos aparatos –entre 6.000 y 120.000 euros– complican su uso, pero cada vez son más las empresas que ofrecen vuelos en autogiro para los amantes de nuevas experiencias. Una de ellas, Mydays tiene vuelos en Cádiz para descubrir, a vista de pájaro, paisajes como el lago de Bornos, la sierra de Ubrique y Prado del Rey. El vuelo de 30 minutos, 72 euros.
La Rioja. Un paseo sobre el agua
Zorbing, sphereing, esferaton… son muchos los nombres para designar esta divertida actividad llegada de las Antípodas y famosa en medio mundo. Se trata de meterte dentro de una bola gigante y dejarte rodar por una colina; o bien lanzarte sobre el agua y caminar sobre su superficie. Los que lo han probado aseguran que es una experiencia única, que te permite ponerte cabeza abajo, dar volteretas… y todo sin riesgo. Puedes practicarlo en casi toda España, por ejemplo, en La Rioja, por 50 euros. En www.campoactivo.com.
Cien años sobre la playa de Copacabana
No es el funicular más alto del mundo –el primer puesto lo ocupa el de Mérida, en Venezuela, con 4.765 m– pero el de Río de Janeiro es uno de los más impactantes. El bondinho –como se le conoce por su parecido a los antiguos tranvías o bondes– une el Morro de Urca con el Pan de Azúcar en un recorrido de dos tramos, de 3 minutos cada uno. En octubre de 2012 cumplió un siglo, cien años en los que ha transportado más de 40 millones de pasajeros y en los que su artífice, Ferreira Ramos, ha dejado de ser un loco para convertirse en un visionario del turismo carioca. El trayecto, vistas incluidas: 20 euros.
Gran Canaria. Dale a los jumping stilts
Mitad deporte mitad diversión, los zancos saltadores (jumping stilts) son una experiencia con muchas posibilidades. La primera: desafiar las leyes de la física, ya que te permiten correr a 35 km/h y saltar hasta una altura de 2 metros. Además, estas estructuras de aluminio son seguras, fáciles de usar –incluso para niños– y te brindan una forma diferente de hacer turismo. En España, la localidad grancanaria de Maspalomas alquila estos zancos (1.30 h, 32 euros) con instructor y equipo de protección. En www.aladinia.com.
En una caja de vidrio sobre la ciudad
Además de ser el edificio más alto de Chicago, en los últimos años la torre Willis se ha convertido en uno de los puntos más visitados de la ciudad. La construcción son en realidad 9 tubos cuadrados, que funcionan como edificios independientes y están unidos entre sí. Pero, en una urbe amante de la arquitectura como esta, la oferta de la torre Willis no se centra en su diseño, sino en su mirador, ubicado en el piso 103 del edificio, a 412 metros de altura. Ya desde su inauguración, en 1974, fue todo un éxito en el que los turistas disfrutaban de un ligero movimiento en los días de viento o admiraban las vistas desde Illinois hasta el lago de Michigan, en Indiana. Este Skydeck –como se le conoce– se renovó 35 años después con la instalación de unas cajas de vidrio que sobresalen algo más de un metro de la fachada y soportan casi 5 toneladas de peso. La experiencia, impresionante, abre a diario, hasta marzo, de 10 a 20 h y cuesta 18 euros, con guía, exposiciones interactivas…
Una escalera en medio del Atlántico
Santa Elena ya no es aquella tierra inhóspita a la que Napoléon fue desterrado tras la batalla de Waterloo. Con los años, este territorio británico de ultramar ha cambiado desolación por melancolía y mantiene una más que aceptable oferta turística para los amantes de las tierras sin explorar. En Jamestown, su capital, te sorprenderán sus edificios de estilo georgiano y la zona portuaria, que se ha mantenido casi intacta a lo largo de los años. Pero, además de la Casa Longwood, donde estuvo Napoléon hasta su muerte y que conserva objetos personales del mandatario, el gran atractivo es la Escalera de Jacob: 699 escalones construidos en 1829 para conectar Jamestown con la guarnición de Ladder Hill. Una vez arriba, verás que el esfuerzo ha valido la pena, con la panorámica de los acantilados de esta tierra atlántica. Infórmate en www.sthelena.se.
Auckland. Desde otro hemisferio
La figura de la Sky Tower –torre del cielo– es todo un icono de esta ciudad neozelandesa. Sus 328 metros la convierten en la estructura más alta del país y una de las mayores del hemisferio sur. En los últimos años, la torre es también un poderoso reto para los amantes de lo extremo. El desafío se llama Sky Jump y consiste en saltar al vacío, sostenido por un cable, desde una altura de 192 metros: una espectacular caída de 11 segundos a más de 80 km/h. Está prohibido a menores de 10 años y adultos con más de 122 kilos de peso. Pruébalo en www.skyjump.co.nz, desde 173 euros.
Holanda. El sueño de Julio Verne
¿Has pensado alguna vez en pilotar tu propio submarino? La empresa holandesa UBW permite fletar minisumergibles con capacidad desde una a cinco plazas y practicar el turismo subacuático. Las embarcaciones cuentan con lo último en tecnología e incorporan un casco transparente de 360º para que no te pierdas ni un sólo detalle de las bellezas submarinas.
Barcelona. Vuelo sin motor
Se llama flyboard y es una vuelta más de tuerca en lo que a actividades acuáticas se refiere. Se trata de combinar la propulsión del agua y del aire con una moto acuática e impulsar al nadador hasta 7 metros sobre la superficie del agua. La empresa Groupon te ofrece practicarlo en el Port Olimpic de Barcelona desde 89 euros las sesiones de 30 min, con fotos incluidas.
Girona. Un brindis pasado por agua
¿Te gusta explorar las bellezas marinas pero buscas algo diferente? Apúntate a esta propuesta en la que visitarás una bodega submarina, la primera de Europa. Las condiciones de oscuridad, humedad y temperatura que se dan en el fondo del mar son idóneas para mantener las cualidades del vino e incluso para aportar notas más intensas.
En esta particular bodega, las botellas se encuentran en el interior de cofres, a 10 metros de profundidad, en las aguas de la localidad gerundense de Tossa de Mar.
La actividad consiste en zambullirse, abrir el cofre, recuperar las botellas y, una vez arriba, brindar por el éxito saboreando un buen vino. El precio (90 euros) es para dos personas e incluye el uso de canoas. Infórmate en: www.lavidaesbella.es.
Costa Rica. Camina sobre los árboles
Hay destinos en los que la naturaleza es tan exuberante y descomunal que invita a verla desde más arriba que el nivel del suelo. Es el caso de Costa Rica, el paraíso centroamericano en el que todo –árboles, volcanes, animales…– parece estar fabricado en talla XXL.
Desde los puentes tibetanos tienes el espectáculo asegurado, ya que verás monos aulladores saltando bajo tus pies o colibríes volando ante tus ojos. Es un inolvidable paseo sobre los árboles para disfrutar a tope, siempre que no sufras vértigo: los puentes están a 70 metros. Desde 27 euros, en www.arenal-online.com.
Abu Dabi. El vértigo se viste de rojo
Desde su construcción, en 2010, este emirato ha sumado otro activo al catálogo de excesos del país. A su larga lista de récords –el hotel más caro, la torre más alta…– hay que añadir el Ferrari World Abu Dabi, un parque temático dedicado a la conocida marca. Este paraíso de los amantes del motor cuenta con 86.000 m2 en los que caben simuladores, escuelas infantiles de conducción, shows en 3D… ¿Lo mejor? Fórmula Rossa, la montaña rusa más veloz del mundo, inaugurada por Fernando Alonso y Felipe Massa, estrellas de la escudería. Estos ferraris alcanzan 240 km/h en 4,5 segundos gracias a un sistema de lanzamiento hidráulico similar al de los portaaviones. La entrada al parque cuesta 50 euros.
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