Plazas míticas del mundo
Acompáñanos en este recorrido por algunos de los espacios más universales, grandiosos y cargados de historias que se esconden en las metrópolis.
Marrakech. Con todos los sentidos
Encantadores de serpientes, sacamuelas, escritores de cartas, amaestradores de monos… No estás en un cuento de Las mil y una noches, sino en la plaza de Djemaa el Fna, en Marrakech. Te darás cuenta al ver a los paisanos con el traje típico de aguadores –hace años que cayó en desuso– posando previo pago ante tu cámara. O cuando camines rodeado de una pequeña multitud que te ofrece servicios de guía. La clave para disfrutar de este gran bazar es dejarse llevar por los colores de sus innumerables puestos, clasificados por actividades. Y, de noche, por los aromas de las casetas que ofrecen comida y por las luces de esta extraordinaria plaza, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En www.marrakech.travel.
Roma. El centro del Vaticano
Bernini firma esta inmensa explanada que se abre frente a la basílica de San Pedro. Está flanqueada por las figuras de 140 santos acostumbrados a mezclarse entre los interminables grupos de turistas que aguardan para acceder a la Basílica. Aquí está también el famoso balcón desde el que el Papa se asoma para celebrar homilías ante más de 300.000 personas. Para admirarla en todo su esplendor, sube a la cúpula de San Pedro. Desde aquí, entre las estatuas que adornan la balconada, contemplarás su forma trapezoidal y los 25 m del obelisco del centro, transportado en el año 37 d.C. por Calígula de Egipto a Roma y que actúa como reloj solar. En www.turismoroma.it.
Lisboa. Bienvenido a la capital lusa
Éste es el recibimiento que parece hacer la Praça do Comércio al atravesar su escenario blanco y amarillo, abierto en uno de sus lados sobre el Tajo, por donde entraban los barcos. Pero lo mejor de Terreiro do Paço, como la llaman los lisboetas, es su afán por renacer del terremoto que asoló la ciudad en 1755, un homenaje que se ve en su Arco Triunfal y la estatua de José I. En la actualidad, mantiene su talante marinero y su memoria: aquí se inició la Revolución de los Claveles. En www.visitlisboa.com.
Salamanca. Un estilo que marca tendencia
Sus medidas no son perfectas –se evitó darle una forma rectangular por respeto a la iglesia de San Martín– y la piedra dorada con que se construyó, proveniente de las canteras de Villamayor, era una de las más habituales de la zona. Aún así, la plaza Mayor salmantina es una de las grandes manifestaciones del estilo churrigueresco, la variante menos minimalista del barroco. Tras librarse de sus urinarios, su quiosco de música y sus jardines, la antigua plaza de San Martín quedó diáfana, arropada por sus arcos y con una sobriedad castellana que enamoró a numerosos artistas. Unamuno definió este espacio como "irregular, pero asombrosamente armónico", una opinión en la que, años antes, coincidió Chueca, cuando la definió como "la más bella de España". Si vienes de noche, te encantará su iluminación nocturna, que dibuja juegos de luces sobre el pavimento, y su ambiente universitario. Infórmate en www.salamanca.es.
Madrid. En casa de los Austrias
Cada mes del año es el mejor para pasear por la plaza Mayor madrileña que, desde su creación, en el siglo XVII, ha acogido corridas de toros, ejecuciones públicas e incluso alguna que otra beatificación. En la actualidad, puedes bailar un chotis en las fiestas de San Isidro o ampliar tu belén en el mercadillo navideño. Y, durante todo el año, recabar información turística en la Casa de la Panadería o saborear un típico bocadillo de calamares. Información: www.esmadrid.com.
Londres. Hasta el amanecer
Con permiso de Trafalgar Square, esta plaza, que realmente es una intersección de calles, Piccadilly Circus, se ha ganado por derecho un lugar de honor entre las postales más representativas de la capital británica. Y es que este espacio del West End, en el distrito de Westminster, es un perfecto crisol de culturas donde la vida bulle las 24 horas. De día, siéntate en las escalinatas de la estatua de Eros –en realidad es un símbolo religioso– y dedícate a ver las oleadas de turistas. De noche, los relaciones públicas te ofrecerán entradas y copas gratis para conocer los locales de moda de los alrededores. Observa los cambios de luz de los neones publicitarios y aprovecha para comprobar un dicho londinense: siéntate en Piccadilly Circus y te encontrarás con toda la gente que conozcas. En www.visitlondon.com.
México. Un paseo por el espíritu azteca
La plaza de la Constitución, o Zócalo, es el centro de la identidad mexicana, una especie de gran coctelera donde se aglutinan los múltiples ingredientes que conforman la actualidad de México. Uno de los fundamentales, el espíritu azteca, está presente en cada rincón de este espacio, que fue el centro político y religioso de este gran imperio.Sus dimensiones –casi 50.000 m2– la catalogan como una de las más grandes del mundo, lo que también la ha convertido en la favorita para protagonizar grandes actos multitudinarios de todo tipo.
Por aquí han pasado los cientos de miles de fans de Paul McCartney o Shakira, en sus respectivos conciertos, y los más de 18.000 modelos anónimos que, en 2007, posaron para formar parte de una de las fotos de desnudos múltiples de Spencer Tunick. Cada día, rodeada por los grandes edificios oficiales –el Ayuntamiento, la Catedral…– y los típicos taxis verdes de la capital mexicana, esta plaza, Patrimonio Universal, sorprende con una renovada y variada oferta. Infórmate en www.visitmexico.com.
Sevilla. Entre flamencos y héroes interestelares
Encuadrada en el parque de María Luisa, la plaza de España sevillana es uno de los ejemplos más espectaculares de arquitectura regionalista. Fue el edificio principal de la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929) y su puesta en escena acumuló críticas de todo tipo, desde los que denunciaban que la altura de las torres competía con la Giralda, hasta los que se quejaban de lo costoso del proyecto o de que incluyera una ría en una ciudad con tanta escasez de agua. Alfonso XIII apostó por su monumentalidad y su diseño, que simboliza el abrazo de España –en sus bancos aparecen todas las provincias– y sus antiguas colonias.
La estética también encandiló a Hollywood, que convirtió la plaza en escenario de lujo en superproducciones, como Lawrence de Arabia y El ataque de los Clones y, más recientemente, El dictador. Tras su restauración, en 2010, el espacio ha recuperado sus farolas de cerámica y la ría, su carácter navegable, con barcas de alquiler. En www.sevilla.org.
Buenos Aires. Vení y disfrútalo
La plaza de Mayo, en el microcentro bonaerense, nació en 1884, tras demoler una construcción que unió la plaza de la Victoria y la del Fuerte. Hoy, en los alrededores de este enclave te esperan muchos puntos de interés –la Casa Rosada, el Cabildo, la Catedral…– y, alrededor del obelisco, el sentimiento de miles de personas –como las Madres de Mayo– que han convertido este lugar en un tradicional escenario reivindicativo de la capital porteña. En www.bue.gob.ar.
Moscú, kilómetro 0
Todos los caminos moscovitas conducen a esta plaza que destila revolución en sus descomunales dimensiones: 23.000 m2 arropados por el Mausoleo de Lenin, las murallas del Kremlin y la Basílica de San Basilio. Aquí no podrás circular en coche, ni siquiera sentarte, pero déjate llevar por sus episodios históricos –como la avioneta que aterrizó en plena Guerra Fría– y sus anécdotas: plaza Roja en ruso antiguo también significa bonita, una evolución semántica que le vino como anillo al dedo. En www.moscow.ru.
Bruselas. Sobre un antiguo mercado
Victor Hugo no se equivocaba cuando calificó a la Grand Place como "una de las plazas más bellas del mundo". Nació como mercado en el siglo XV –de ahí su nombre en flamenco, Grote Markt– y, siglos después, fue inscrita en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. En la actualidad, este epicentro belga mantiene su espíritu europeísta, sus preciosos edificios –no te pierdas el Ayuntamiento– y sus coquetas chocolaterías. Este año no podrás ver la alfombra de flores que tapiza la plaza en agosto –se celebra los años pares– así que dedícate a disfrutar su belleza arquitectónica. En www.flandes.net.
A Coruña. Al final del camino
Ver la imagen de la inmensa catedral de Santiago de Compostela, con sus dos torres y la escalinata, es lo más ansiado por los cientos de peregrinos que llegan a diario a la plaza do Obradoiro. Pero plaza y catedral no sólo están unidas por su carácter religioso –Santiago es, junto con Jerusalén y Roma, el mayor centro de peregrinación cristiana–, sino por su propio nombre, que alude al taller u obrador de canteros que estaba en la plaza durante la construcción de la catedral. En www.santiagoturismo.com.
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