Nos vamos de Carnaval
Nada es lo que parece en los días de mascaradas. Celebrarás la bienvenida de la primavera, el anuncio de la Cuaresma cristiana o simplemente el Carnaval, la mejor excusa para que durante unos días reine la alegría sin inhibiciones.
Rememora el verdadero encanto colonial
Penonomé (Panamá).
Las comparsas acompañan el transcurso de la Cabalgata de Balsas el sábado de Carnaval. En tiempos coloniales los indígenas se trasladaban en barco y esta fiesta es un tributo a esta costumbre. Del 28 de febrero al 4 de marzo, en esta localidad al este de Ciudad de Panamá, las mojaderas o culecos se encargan de ir rociando con agua a los miles de asistentes. El domingo las carrozas engalanadas presiden el Desfile de Polleras, donde se lucen estas bonitas faldas que marcan el atuendo típico del país.
El silencioso
Nadur (Malta).
Viaja hasta la isla de Gozo, aquí te encontrarás con Nadur, una población de apenas 5.000 habitantes que celebra Don Carnal casi enmudecida. En realidad, sus habitantes no son muy expresivos para poder ocultar su identidad, parapetados por máscaras multicolores. Hay una curiosa tradición, la kukkanja, casi un reto deportivo, que se repite desde el siglo XVIII. Su etimología nos muestra que es muy similar a nuestras cucañas, aunque el mástil se corona con sabrosos jamones, embutidos y pollos, y está rodeado por una red para hacerlo más accesible, y menos peligroso, para los escaladores.
Las carnestolendas
Lesaca (Navarra).
Los zaku zaharrak, enfundados en telas de saco, abren la procesión en Lesaca. Su presencia fantasmagórica, blandiendo palos y pizontzias (vejigas) con las que atemorizan al público, certifican el aire ancestral que domina durante el Domingo de Carnaval. El cortejo se acompaña de mujeres o mairus, adornadas con tiras multicolores, y los caseros de las montañas, denominados goitarrak.
Una sátira atlántica
Funchal (Madeira).
La jarana y la alegría se mezclan espontáneamente en el desfile sabático, que nada tiene que envidiar, por su colorido y ritmo, al de Río de Janeiro. Sin embargo, durante el Martes de Carnaval, llega el Cortejo Embustero, en el que los participantes dan rienda suelta a su humor más satírico caricaturizando a la clase política y personajes famosos. En estas fechas es común tomar malasadas, un tipo de repostería que endulza la Cuaresma.
Cuidado si te cruzas con los ‘campaneros’
Rijeka (Croacia)
Más de 100.000 espectadores se congregan cada año en esta localidad costera del norte croata para jalear a los 8.000 participantes, que desfilarán totalmente entregados el 2 de marzo. Aquí tendrás que esquivar a los campaneros, grupos de jóvenes ataviados con pieles ovinas, que intentan ahuyentar al demonio y celebran la llegada de la primavera. Otro punto álgido es la quema pública de un pelele, que denominan Pust, en el puerto de Rijeka. Al monigote se le leen sus cargos y pecados, para luego arrojarlo a una pira que salvará a todos los asistentes de lo males.
Con aires del Véneto
Limoux (Francia).
Te invitamos a una de las fiestas carnavalescas más largas del mundo. Desde el 26 de enero hasta el 6 de abril, goudils, pierrots y fécos, máscaras y músicos, participan todos los fines de semana en un cortejo ancestral, con sus propias reglas y danzas, que se han sellado a través de cada generación. Los grupos participantes improvisan sus bailes y tiran confeti. A punto de celebrar la Semana Santa, la fiesta finaliza con la Nuit de la blanquette, en la que se incinera un maniquí, que personifica a Don Carnal, y se brinda con un blanquette, un vino espumoso típico de esta ciudad francesa, ubicada en la región de Languedoc-Rousillon.
Terror en la nieve
Lötschental (Suiza).
Hay que reconocer que aterroriza la visión de dos monstruos cubiertos de pieles (sobre estas líneas) en las montañas del cantón suizo de Valais. Los Tschäggätä son estos atuendos que, acompañados por toscas máscaras de madera y cencerros, anuncian la llegada de estos personajes a cada poblado. Antiguamente, los mozos alborotaban las calles y buscaban a las jovencitas para derramar sobre ellas estiércol, y luego rociarlas con cenizas. Por suerte para ellas, esta tradición ya no sigue viva en tierras suizas.
Días de gran regocijo
Cividale de Fruili (Italia).
Esta localidad en el norte italiano es una belleza, pues su casco viejo es Patrimonio de la Humanidad. La fiesta comienza el jueves con danzas y juegos programados para los niños. En esta región, el municipio de Pulfero, en el cercano valle del Natisone, ha visto cómo las tradiciones se transmiten de padres a hijos en celebraciones como Pust versus Baneciji. Son muy peculiares las danzas de los diablos con los ángeles, que representan la eterna disputa entre el bien y el mal. Durante estas jornadas se comen las gubanas, dulce con pasas, acompañadas por slivovitz, aguardiente de ciruela.
Quedarse en blanco
Vallnord (Andorra).
Los aficionados al esquí no pierden ni un día de nieve, por eso verás las pistas de los sectores de Arinsal, Pal y Arcalís llenas de esquiadores disfrazados. Es una jornada divertida, con aperitivo y chocolatada incluidos, en la que los participantes en el desfile son obsequiados con un forfait para esquiar gratis cualquier domingo de la temporada. Promete ser muy divertido.
Vive la ‘Bachannal’
Kingston (Jamaica).
Ocho semanas llenas de eventos te aguardan en la isla caribeña. El calypso y el reggae se funden en esta fiesta que lleva celebrándose poco más de 25 años, pero que se ha arraigado de forma inusitada. Cada viernes se reúnen los más jóvenes en playa de J’Ouvert. Si acudes te advertimos de que terminarás empapado de pintura, aunque existan algunas zonas No paint. Tras esta noche frenética las calles de Kinsgon se llenan para culminar la Bachannal con una grandiosa cabalgata.
Samba germánica
Bremen (Alemania).
El 21 y 22 de febrero el centro de esta capital alemana se convierte en el sambódromo europeo, una curiosidad que no deja indiferente a nadie. Verás desfilar a más de 1.400 personas y un centenar de grupos adornados con trajes exóticos. La música de aires brasileños y las batucadas reinan en cada plaza con conciertos en vivo, que se suceden durante el fin de semana.
Viaja a Pernambuco
Recife (Brasil).
Es el nombre del estado en el que se ubica Recife, considerada una de las capitales del carnaval, y que este verano también será sede de la Copa del Mundo de fútbol. Los desfiles de las escuelas carnavalescas se suceden durante varios días en diversos polos de la urbe, y resultan la mejor ocasión para ver a la gente cantando y bailando los estilos musicales locales: frevo y maracatu. El sábado convocan el Gallo de la madrugada, un evento que reúne a cerca de un millón de personas en la calle.
A cambio de sal
Bad Ausse (Austria).
Los rutilantes trajes que llevan los flinserl parece que tienen su origen en el comercio de la sal que esta región austríaca mantenía antiguamente con Venecia. Hoy en día, existen poco más de un centenar de ejemplares de esta costosa vestimenta, rematada con parches y lentejuelas, que necesita cerca de 500 horas de trabajo. Las personas que portan este disfraz siempre están rodeadas de niños, que les narran breves poemas tradicionales para captar su atención, y así recibir su recompensa: nueces y dulces. Este año esta comitiva tiene su cita el día 4 de marzo.
¡Tienes que vivirlo!
Maastricht (Holanda).
La casas de esta coqueta ciudad holandesa se adornan con banderas rojas, amarillas y verdes, que simbolizan la justicia, el poder y la fe, respectivamente. Aquí no hay reina del carnaval, sino un Príncipe, que protagoniza el Gran Desfile del domingo. Este es el plato fuerte de estas fiestas, junto con los cañonazos en la plaza Vrijthof. Las celebraciones son tan particulares, que muchos de los actos principales se comunican en el dialecto local, el limburgués.
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