Japón, cógele el punto
Un pasado con magia, un presente a toda luz y un futuro infinito. En el país de los contrastes vivirás varios mundos en uno. ‘Konnichiwa!’.
Osaka
Esta ciudad, reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial, hoy se reinventa con el culto al neón y su devoción por la gastronomía. El encanto de Osaka es muy particular. No es que salte a la vista, es que la aturulla. Cuando aterrices en el aeropuerto de Kansai y pongas el pie en este planeta reconstruido a base de edificios cuadrados, no verás huellas del misticismo oriental. En cambio te rodearán avenidas elevadas que hacen de la ciudad un gigantesco Scalextric; decenas de locales dedicados al juego del pachinko (muy parecido al pinball) y un carrusel de luces. Un impacto visual que, unido al culto obsesivo por el gato de la suerte, eclosiona en la zona de Dotonbori, la más conocida y fascinante de Osaka.
Osaka
Dotonbori eclosiona sobre todo de noche, con sus gigantescos anuncios luminosos y sus callejones plagados de restaurantes que multiplican la oferta gastronómica: takoyaki, okonomiyaki o tetchiri te tentarán en Ganko Dotonbori (1-8-24 Dotonbori). Para el shopping, curiosea en el mercado de Doguyas y después escapa a Kita Town en la parte norte, donde se alza el mall Grand Front (grandfront-osaka.jp), un edén fashion. Además, aquí podrás probar el kaitensushi, la variedad crujiente del restaurante Isono Ryotaro.
Kioto
Pacífica y silenciosa, la metrópoli de los bosques de bambú, los templos budistas y las geishas es el crisol de la cultura tradicional. Es aquí donde encontrarás el Japón que te imaginas. La seducción oriental en forma de Pabellón de Oro (en la imagen) que flota mágicamente sobre un lago artificial. Jardines que desbordan estética zen o increíbles toriis (arcos sagrados) carmesís que señalan el camino hacia una recompensa espiritual. Hasta los taxis, con el chófer de uniforme y guantes impolutos, y unos asientos forrados de arriba a abajo de tela blanca rematada en croché, te darán una idea de que la ceremonia es el leitmotiv de esta ciudad. El follón fiestero de Osaka se transforma aquí en un pasado de cuento y charme, sobre todo si paseas por el área de Higashiyama y te pierdes en las calles peatonales Sannenzaka y Ninenzaka. Bordeadas de casas de madera y tiendas tradicionales, te encantarán las delicadas kanzasi (horquillas) hechas de modo artesanal, los jabones de gelatina de alga empaquetados en exquisito papel de seda, las preciosas telas de vivos colores y las piezas de cristal tallado que decoran los escaparates. También es el lugar perfecto para hacer un paréntesis con una biiru (cerveza) fría o un té verde en cualquiera de los cafés que proliferan en edificios de estilo japonés. Muy cerca está una de las joyas budistas de Kyoto, el templo de Kiyomizudera, el segundo más antiguo de Japón y el más querido. Aquí, donde los monjes resumen el secreto de la longevidad en «comer bien, dormir bien y trabajar bien», todas las divinidades del mundo son adoradas una vez al año. Y en primavera, la imagen de la gran pagoda rodeada de 1.500 cerezos en flor y de arces de hoja roja es de una belleza inolvidable.
Kioto
La siguiente parada imprescindible de la ciudad está en el barrio de Gion, un contraste menos idílico y más moderno pero igual de chocante. Sobre todo en el callejón de Ponto-cho, repleto de bares marcados por las tradicionales lámparas de papel y por el ir y venir de geikos y maikos que pasean por la calle con su kimonos y su aparatoso maquillaje antes de ofrecer un espectáculo íntimo en las casas de té. Aun cuando la ceremonia con cena tiene cierto componente turístico (las reservas se hacen en www.kyoto-maiko.jp), no deja de ser curioso asistir a esta representación en la que entonan melodías acompañadas por una shamisen (guitarra típica), comparten juegos y sonríen mientras cuentan algunos secretos de su tradición ante una audiencia de, como máximo, cuarenta personas. Si este espectáculo te abre las ganas de explorar aún más el estilo de vida nipón, acércate al oeste, al área de Arashiyama, alquilando una bicicleta (puedes elegir el recorrido en Kyoto Cycling Tour Project, www.kctp.net). Es en esta parte, a orillas del río Oi, donde te espera su famoso bosque de bambú y una gran concentración de tiendas en las que te resultará muy difícil no picar. Muy cerca, la zona se llena de espíritu boho chic con sus casitas bajas y unos coquetos restaurantes. ¿El must? Sagano-yu (sagano-yu.com), una antigua casa de baños reconvertida en tienda y bistro. Cool!
El hotel Hyatt Regency Kyoto (en la imagen) es una opción perfecta para alojarte en la ciudad. Situado en el área histórica de Higashiyama Shichijo, su espectacular diseño contemporáneo mezcla detalles japoneses. Déjate cuidar en su spa, pasea por su jardín zen y prueba las exquisitas propuestas de sus restaurantes. Repetirás. Habitación doble desde 183 €, www.kyoto.regency.hyatt.com.
Tokio
No pienses en el futuro, estás en el futuro. O al menos esa es la sensación que experimentas cuando llegas a la estación de Tokio desde Kioto, vía tren bala. Porque la megalópolis, antiguo refugio de pescadores, despliega hoy todo su poder, su luminotecnia y sus multitudes a lo largo de 23 distritos. Un modo de tomarle el pulso a la ciudad es en lo alto de la torre Sky Tree (tokyo-skytree.jp), la estructura más alta de Japón. Sus espectaculares panorámicas desde el mirador, a 450 metros de altura, son de vértigo y te dan una idea de que Tokio es muchas urbes en una y muy diferentes entre sí. Por eso lo mejor es dejarse llevar y ponerse al día con el plano del metro. Si te apetece darte un baño de glamour, el destino infalible está en Ginza, la meca del shopping y el equivalente a Madison Avenue de Nueva York, aunque en tamaño XL. Los fines de semana, la calle principal, donde están los exclusivos almacenes Wako, se convierte en peatonal, y cuando hace buen tiempo muchos cafés sacan sus mesitas al exterior. Una delicia para hacer un break. Otro punto infalible para disfrutar de los must del universo fashion es Jingumae (en la imagen), una arteria flanqueada por edificios espectaculares dedicados al lujo y por donde japonesas amantes de la moda caminan vestidas con accesorios haute couture de la cabeza a los pies.
Tokio
Menos sofisticada pero igual de imprescindible es la popular zona de Shibuya, con su famosísimo cruce de calles y donde los tokiotas despliegan gran parte de su actividad after work. Sobre todo en los izakayas, pequeños templos del tapeo, que se sofistican con una puesta en escena cada vez más cool. Si quieres lanzarte a la aventura entra en Alcatraz (150-0043 Dogenzaka, Shibuya-ku), un divertido gastrobar donde además de un sushi exquisito disfrutarás de un escenario con atmósfera de película de terror. Insuperable. Casi tanto como perderse en Akihabara, el palpitante barrio electrónico, donde el anime y el manga no son un hobby sino un estilo de vida.
El contraste de estas zonas de ritmo frenético está en Harajuku, el universo alternativo que gana la partida a las prisas. Cuando llegues reconocerás el ambiente de la vieja Europa, una fusión del Covent Garden londinense y Le Marais parisino lleno de calles peatonales, tiendas boho chic, restaurantes y galerías de arte. Las tribus urbanas, que se multiplican en la ciudad, exhiben aquí su versión más indie en multiespacios como el Bio Ojiyan Cafe (cerca de la estación Shimokitazawa), perfecto para saborear un té, hojear las últimas novedades literarias o adquirir una pieza de artesanía. Lo ideal es pasear por estas calles al atardecer y luego recuperar el ajetreo noctámbulo poniendo rumbo a Roppongi, la zona más animada de Tokio. Aquí el bartender Takayuki Yoshida te sorprenderá con sus cócteles fusión en Serendipity (B1F, 4-1-12 Roppongi), el nuevo hot spot. Un buen cuartel general para tu estancia es el hotel Niwa (hab. doble desde 131 €, hotelniwa.jp) en Chiyoda, que combina lo mejor de oriente y de occidente.
Cómo llegar
Aunque esté tan lejos, volar a Japón no resulta tan caro. Turkish Airlines (www.turkishairlines.com) ofrece vuelos con escala en Estambul a varias ciudades japonesas, como Osaka y Tokio, desde diferentes ciudades españolas y a partir de 559 €. ¡Esta es tu oportunidad!
Un plus
La escala en el aeropuerto Atatürk de Estambul te hará sentir como una celebritie cuando te refugies en la sala VIP de Turkish Airlines. Un simulador de golf, un salón del té, un juego de carreras de coches virtuales, así como duchas y camas de masaje son algunos de los caprichos que te harán más llevadera la espera. Cool!
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