Calles para sentir una ciudad
¿Cuántas dosis de prestigio, secretos, fama y hasta música caben en las calles de una capital? Visita las algunas de las más importantes y fotografiadas.
París, bienvenidos al paraíso
El paseo más refinado, elegante e imprescindible de la capital del Sena es la avenida de los Campos Elíseos, la arteria más importante de París, que conecta el Arco del Triunfo con la plaza de la Concordia.
Su nombre, que procede de la mitología griega y designa el paraíso de los héroes, en el siglo XXI te traslada directo al corazón de la ciudad. En estos casi 2 km del noroeste parisino encontrarás tiendas exclusivas, locales de espectáculos como el Lido, restaurantes como Fouquet's, museos, jardines, palacios, miles de turistas y, según la época del año, el desfile de la fiesta nacional francesa, la iluminación navideña –aquí se recibe el Año Nuevo– o la llegada del Tour de Francia.
Buenos Aires, la más ancha del mundo
Necesitarás dos o tres cambios de semáforo y grandes dosis de paciencia para atravesar una de las arterias más anchas del mundo. Es la Avenida 9 de Julio, que conmemora la fecha de independencia del país: 140 m de ancho que atraviesan el centro de Buenos Aires de sur a norte, conectando la plaza de la Constitución con la avenida Libertador. A lo largo de sus 22 carriles –16 en su calzada central a los que se suman los de las calles Carlos Pellegrini y Cerrito– encontrarás iconos porteños, como el Teatro Colón o el Obelisco. Desde 2013, Metrobús 9 de Julio, con 11 líneas de autobuses, mejora la circulación por esta arteria vial.
Los Ángeles, los más famosos
En Hollywood no sólo puedes encontrarte con actores mientras desayunas o patinas. La meca del cine pone literalmente los famosos a tus pies en el Paseo de la Fama, una avenida situada en Hollywood Boulevard, plagada de rutilantes estrellas.
Aparte de comercios y restaurantes, aquí no hay mucho más; incluso puede que estos 2,2 km te decepcionen, pero la oportunidad de buscar la estrella de tu actor favorito y fotografiarte con ella encandila a más de 10 millones de visitantes cada año. La historia de este cosmos cinéfilo que, en diciembre de 2013 contaba con 2.514 estrellas, también engancha: desde su creación, en 1958, ha habido casi de todo.
Julia Roberts, Clint Eastwood y George Clooney son algunos de los famosos que se han negado a recoger –y pagar los 150 euros de "mantenimiento"– esta estrella rosa coral de cinco puntas y bordeada en latón. Las hay con erratas y duplicadas y algunas, como la de Gregory Peck, han sido robadas. ¿Otro dato? El gran número de personajes que cuentan con estrella, desde la Rana Gustavo hasta el Pato Donald.
Madrid, de paseo por la Gran Vía
Su concentración de cines y teatros la ha convertido en el "Broadway madrileño". Pero la Gran Vía es, sobre todo un inventario arquitectónico de la primera mitad del siglo XX y un hervidero de gente que hace insólita aquella imagen de Abre los ojos, la película en que Amenábar la mostraba desierta.
Jerusalén, un paseo con tintes religiosos
Para los millones de católicos que visitan anualmente la capital israelí –primer destino mundial de turismo religioso– , la Vía Dolorosa reproduce nueve de las catorce estaciones del vía crucis que siguió Jesús camino de la crucifixión. Para el resto de turistas, es una calle trazada a golpe de historia, desde la Puerta de los Leones hasta el arco del Ecce Homo o la iglesia del Santo Sepulcro, donde la tradición cristiana afirma que Jesús fue enterrado.
Londres, el 'top ten' de los pasos de cebra
Poco imaginaban Ringo, Paul, John y George, es decir, The Beatles, que la publicación de Abbey Road –su álbum de despedida como grupo– iba a convertir el paso de cebra de esta calle en todo un icono londinense visitado por más de 150.000 personas al año. La foto, que el próximo agosto cumplirá 45 años, fue tomada por Ian McMillan en un descanso de la grabación del grupo en los estudios EMI, en el nº 3 de esta misma calle y convirtió el paso de cebra en patrimonio cultural.
México, un museo al aire libre
Su nombre, Calzada de los Muertos, anticipa lo que encontrarás en esta inmensa arteria en Teotihuacan, 50 km al noreste de la capital mexicana. Esta vía, junto con la Avenida Este, eran los ejes centrales de esta ciudad azteca, que llegó a tener 250.000 habitantes. Tendrás una sensación de grandiosidad al llegar a este centro religioso, especialmente al subir los 238 empinados escalones –ojo si tienes vértigo– de la Pirámide del Sol. Aunque tu visita no coincida con el equinoccio de primavera –cuando se llena de gente en busca de una conexión cósmica–, no te costará imaginar el último paseo de los prisioneros de guerra que, supuestamente, recorrían sus 4 km de longitud antes de ser sacrificados.
Zúrich, entre la estación de tren y el lago
Los excesos son una seña de identidad en la Bahnhofstrasse (literalmente, la calle de la estación de tren), una de las vías más exclusivas de Europa y arteria principal de Zúrich.
Comercial por excelencia, el alquiler medio en esta calle ronda los 7.250 euros/m2 anuales según el informe Main streets across the world, que la sitúa en el puesto 7º de un ránking encabezado por Causeway Bay, en Hong Kong y la Quinta Avenida neoyorquina.
En estos 1,4 km de exclusividad encontrarás más de 90 locales comerciales entre entidades financieras, joyerías –¡puedes elegir entre más de 40!– y firmas de moda varias.
Si es tu primera visita a la ciudad suiza, caminar por Bahnhofstrasse es una buena –y gratuita– toma de contacto para sentir el pulso de la ciudad. También es un paseo casi inevitable, ya que la avenida comienza en la estación central de tren, que conecta con el aeropuerto.
Después de los primeros metros, junto al trasiego de ejecutivos en bicicleta y los cables y raíles de los tranvías, te llamará la atención el fantástico escaparate de Franz Carl Weber, la juguetería más legendaria del país; o el aroma de Sprüngli, la dulce carta de presentación de Zúrich.
Para ver la calle desde las alturas, tómate un chocolate en la terraza de Manor, situada en la quinta planta de estos grandes almacenes.
En su tramo final, Bahnhofstrasse tiene premio: la bucólica estampa del lago de Zúrich y, si es domingo, clases gratuitas de tango en Bürkliplatz, otra sorpresa más en esta urbe ulticultural.
Berlín, la vida que fluye bajo los tilos
Lo que comenzó siendo un camino por el que Juan Jorge de Brandeburgo llegaba a su coto de caza (el actual Tiergarten) es siglos después, uno de los bulevares más transitados de Berlín. Nativos y turistas llenan cada día la avenida Unter den Linden (literalmente, bajo los tilos), una espectadora de lujo de la historia más reciente que se prolonga a lo largo de 1,5 km, desde la Puerta de Brandeburgo hasta Schlossplatz.
Desde la caída del muro, muestra reconstruidos sus edificios barrocos y neoclásicos –destrozados tras la II Guerra Mundial, al igual que los tilos–. También encontrarás un buen número de reclamos culturales, como la Ópera, el Museo de Historia o la Bebelplatz, donde las Juventudes Hitlerianas quemaron más de 4.000 libros.
Recórrela en bici y busca insignias de la Alemania del Este y el Oeste en los puestos ambulantes.
Nueva York, el templo financiero
La pared de madera y lodo que construyeron los colonos holandeses para separar Nueva Ámsterdam de Nueva Inglaterra dio nombre a esta estrecha calle neoyorquina del bajo Manhattan. Cuatro siglos después, Wall Street sigue liderando las finanzas de medio mundo, da nombre a un prestigioso periódico y ha sido el escenario de numerosas películas.
Mónaco, a toda velocidad
Un teatro, una escuela de danza, una rosaleda… Todo en Mónaco lleva el nombre de Grace Kelly, la princesa fallecida trágicamente. Siguiendo la línea de la costa encontrarás otra muestra de este perpetuo homenaje monegasco a su difunta regente: se trata de la avenida Princesa Grace, un exclusivo paseo marítimo donde viven personajes como Lewis Hamilton o Helena Christensen. A unos metros descubrirás otro icono de este minúsculo país: el circuito de Mónaco, un trazado automovilístico que, del 22 al 24 de mayo, recorre las calles de la ciudad con el Grand Prix de Fórmula 1.
Barcelona, entre flores y estatuas
La Rambla (sin plural) es el escaparate ideal de lo que se cuece en la capital barcelonesa. En los 1,2 km que unen la plaza de Cataluña y el puerto encontrarás modernismo –fíjate en la restauración de la Boquería–, anillos de gominola –los Candy Glam Rings de Escribà–, la fuente Canaletas, donde el Barça celebra sus triunfos, estatuas vivientes y muchas flores.
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