Este espectacular edificio bávaro data del siglo XIX, una época en la que los castillos ya no eran necesarios a nivel defensivo. Su construcción se debe a Luis II de Baviera, un monarca que anhelaba la grandiosidad de las monarquías medievales, motivo por el cuál creó esta grandilocuente edificación.
Si su exterior ya es lo suficientemente espectacular, los interiores no se quedan atrás: su decoración se inspira en sagas y personajes medievales como Tristán e Isolda y dispone de comodidades infrecuentes en la época de construcción como una completa red eléctrica, sistema de comunicación interna o calefacción central. ¿Otra anécdota? Dicen que Walt Disney se inspiró en Neuschwanstein para diseñar el castillo de la Bella Durmiente de sus parques temáticos.