El deseo de apartarnos por unos días de la urbe nos mueve en esta búsqueda de alojamientos que respiran espacio y tranquilidad. Hoteles de lujo, cabañas de ensueño, construcciones rurales o cámpings de siempre cuyo mayor atractivo es que se rodean de pura naturaleza. Nueve destinos nacionales y cuatro internacionales, enclavados sobre un crácter, un acantilado, un desierto o en las profundidades de un bosque, conforman la lista de nuestros preferidos por no tener ninguna construcción más a varios kilómetros a la redonda. ¿Nos aislamos?
Sobre un cráter
Al borde un cráter israelí de cinco millones de años (el 'Ramón'), y sobre un acantilado se encuentra el 'Beresheet Hotel'. Con paredes de piedra típicas de la zona y un interior de lujo, su mayor joya es su cristalina y suspendida piscina que parece alargarse hasta el infinito.
Es una de esas ubicaciones perfectas cuando no quieres que te encuentren. En medio de una carretera desolada en medio del desierto del Néguev, la urbe te quedará un poco a desamano (Tel Aviv está a más de 300 kilómetros).
Un viaje al pasado
La naturaleza acoge al Hotel Logis Son Esteve, en Mallorca, situado en un área de 42 hectáreas de la sierra de Tramontana.
Con una historia a sus espaldas que todavía se puede apreciar en parte de su decoración (con antiquísimos depósitos de aceite, aparatos de tracción animal que nos trasladan a la tradición rural de la casa, etc), hoy converge con un diseño actual y moderno.
Un lugar pernsado para no hacer nada, pasear por sus almendros en flor, leer junto a la piscina, sentir la brisa... Los dueños, que se consideran fieles a esa tradición agrícula, dicen que "tenemos más de 43 hectáreas dónde podéis ir de excursión dentro de la finca o pasar un día muy agradable en compañía de nuestras estimadas ovejas y sus crías, los corderos". Sin duda, lo tienes muy fácil.
En todos los detalles
Algunos de los pequeños caprichos que esconde el hotel Son Esteve son las estancias desde las que se puede ver el cielo, una cama japonesa, una bañera que es una piscina, duchas dentro o fuera de la habitación... Y un plus: los caballos son fieles animales de este lugar, así que si quieres aprender a montar en uno, has dado con el sitio.
Sin cobertura
Y volvemos a nuestro país, concretamente a uno de los puntos que más al Noroeste se encuentran: las islas Cíes. Las vistas son simples: océano, océano, y más océano. Por un lado de la isla verás arena, por el otro salvajes acantilados. Las gaviotas serán tus únicas compañeras y si no vas en la fecha más alta (agosto), podrás campar a tus anchas en cada uno de los rincones que componen las tres rutas a las que tienes acceso para conocer esta maravilla. Por algo la llaman la 'isla de los dioses'.
Organízate, anda por las tres (varían en función de su dificultad) y párate a disfrutar del paisaje a cada paso. No faltes a la playa de la Roda, declarada varias veces la mejor playa del mundo. Otro imprescindible: estar puntual a la hora del ocaso. ¿El mejor lugar para verlo? El puente que te da acceso al cámping, el único sitio para dormir en la isla.
¡Al cámping!
La única posibilidad de pasar la noche en las islas Cíes es su cámping. Con tiendas de campaña muy modestas pero con buenos colchones en su interior para que tu velada, sea de lo más agradable.
Aunque lo más importante, son las 7 de la mañana cuando desde ese colchón, sin moverte, estás viendo amanecer. Uno de los pequeños grandes lujos de la vida.
En el desierto... navarro
¿Sabías que al norte de España, concretamente en el sur de Navarra, existe una zona que te traslada, literal, al desierto? Bajo el nombre de 'Parque Natural de las Bardenas Reales' se configura una zona semidesértica y allí, en medio de esta 'nada' considerada Reserva Natural de la Biosfera, se alza el únito hotel de la zona: 'Aire de Bardenas'.
Su diseño vanguardista en medio de los campos de trigo le ha valido de multitud de premios nacionales de arquitectura. El desierto, el amanecer, la luna, las estrellas... Todo lo podrás ver desde sus habitaciones, o desde la bañera, porque algunas, la tienen en el exterior. Y un plus: te chuparás los dedos con su restaurante, cuya cocina es fiel a los productos locales. Pimientos del piquillo, tomates y espárragos que van en el mismo día directos de la huerta, a la mesa de este exclusivo hotel.
Sobre el lago más alto del mundo
A orillas del lago navegable más alto del mundo, el Titicaca (Perú), se ubica el Hotel Titilaka. Rodeadas de agua y bajo el cielo azul, esta maravilla ubicada en una isla a 40 minutos de la localidad de Puno, cuenta con 18 suites caracterizadas por sus grandes ventanales. Desde ellas verás el amanecer o el atardecer. Psss... Algunas de las habitaciones hacen esquina, por lo que es posible ver tanto la salida como la puesta del sol.
Un lugar mágico donde los elementos de la naturaleza convergen en perfecta armonía. Un Relais & Châteaux que entra dentro del top 10 de hoteles peruanos.
Agua y más agua
Su extensa terraza, te invita a que apoyes tus brazos en su barandilla y te pierdas en el horizonte, al igual que lo hace su paisaje. La isla cuenta con una gran extensión de jardines además de dos playas privadas.
En la provincia 'olvidada'
Enclavado en plena naturaleza, desde el Hotel Consolación se definen como un lugar "no convencional". La arquitectura vanguardista se fusiona con el entorno rural de Matarraña, una comarca de Aragón situada en Teruel y fronteriza con Castellón y Tarragona.
¿Una de sus joyas? "Imaginad que abrís un agujero en la roca orientado a las mejores vistas del lugar y lo cubrís con la piedra caliza de la zona, y lógicamente lo llenáis de agua. Y que hacéis llegar un césped intensamente verde hasta la orilla y que la propia naturaleza tiene, ya allí, un pequeño muro de piedra con musgo y una encina que os da sombra. Podéis llamarle piscina pero es algo más que eso...", cuentan sus propietarios.
Con biblioteca un 'Chester' para sentarte, un lobby-bar, varias terrazas y una iglesia muy singular al lado para que te empapes de cultura local serán tus aliados en esta escapada campestre.
Un hotel 'eco' que se llena de velas
Esto es Jordania: Feynan Ecolodge, al que solo puedes acceder en 4x4 o andando, es un impresionante lodge en medio de una Reserva Natural galardonado en varias ocasiones con reconocidos premios por ser uno de los mejores hoteles ecológicos del mundo.
La Reserva de la Biosfera de Dana, la mayor diversidad natural del país, es el hogar de estas 26 habitaciones que funcionan con energía solar. Por la noche, solo los cuartos de baño y la cocina tienen luz: el resto, se ilumina con velas.
Una reserva que pide a gritos ser explorada (hay registaradas más de 800 tipos de plantas y 449 especies), pero que te permite perderte por unos días (literalmente).
Empápate de su cultura
Todos los empleados del Feynan Ecolodge son de las comunidades locales llamadas 'beduinas' de la Reserva de Dana. Animados por ellos, hay multitud de actividades para realizar: desde el hiking, adentrars en la cultural beduina local (cocinando platos típicos, por ejemplo). Y psss... La azotea aguarda un telescopio perfecto para admirar el cielo de Feynan, totalmente libre de contaminación lumínica.
Bajo el manto blanco
Ahora el protagonista es la nieve. En Andorra, en la sierra de Grandvalira, hay un rincón con mucho encanto que merece la pena conocer: se trata del 'Hotel Grau Roig', el más metido en pistas de la zona. Desde sus balcones podrás (casi) tocar el cable-ski, mientras que tu despertador serán las máquinas que ponen a punto la pista.
Aguarda un secreto: pertenece a una familia de la zona y ahora la hija, es la encargada de avivar el alma de este pequeño hotel rural restaurándolo poco a poco. "Cada año renuevo algo: el pasillo de una planta, las ventanas, la cocina...". ¿El resultado? Se nota: además de aislada, te sentirás como en casa.
Ideal para parejas
Su carácter es además muy romántico: cada habitación, diferente, acoge un secreto. Desde una bañera con estas vistas, un barril de vino como bañera, detalles lovely cada mañana o un desayuno que saciará todos tus deseos son algunos de los añadidos que esta casa de montaña pondrá para ti.
Súbete al árbol
Porque desde allí solo divisarás ramas, cielo, y con suerte, alguna ardilla. En el interior de la Ría de Muros y Noia (A Coruña), se han construido eco-cabañas con el objetivo de integrarlas completamente en su entorno arbolado (caracterizado por la típica arboleda de humedal). Así es la empresa familiar 'Do Artesanato' y su proyecto de turismo sostenible.
Se trata de unas construcciones tan integradas en la naturaleza que sentirás que formas parte de ella: de sus canales, su zona de pastos, sus viejos árboles frutales y de su charca rodeada de árboles centenarios se elevan "las cabañitas".
Dormirás con la más absoluta paz a tu alrededor y además, si te animas, puedes utilizar también este espacio como refugio para la observación de la fauna autóctona: truchas, anguilas y ranas, libélulas, la lechuza o el búho real son algunas de las especies con las que disfrutar.
Carácter exótico
No podía faltar un edén de la Polinesia en nuestra lista, así que ponte sibarita y elige: suite de lujo frente al mar, una villa, un bungalow... todos ellos, eso sí, mirando al Océano Pacífico. El agua cristalina es tu acompañante en este hotel de lujo en las Islas Cook cubierto de palmeras y frutos exóticos.
Así es el Pacific Resort Aitutaki, un resort de lujo con el que te asegurarás la desconexión con el resto del mundo.
Tratamientos sobre el lago
Así es como te acostarás en este punto perdido del planeta. El lago Aitutaki se asomará por tu ventana cada mañana para deleitarte con su quietud.
Y si esto no es suficiente, el Pacific Resort Aitutaki también destaca por sus servicios beauty, con el inconfundible sello polinesio: el 'Tiare SPA', tratamientos faciales como el 'Te Tika Rutal' o corporales como el 'Te Tika Healing' (que utiliza un aceite terapéutico hecho con un producto bioactivo de las Islas Cook) son algunos de sus must.
En una casa bioclimática
Tenerife apuesta por unas viviendas cuya filosofía es conseguir un grupo de viviendas autosuficientes en cuanto a energía se refiere. ¿La peculiaridad? No solo te alojarás en un lugar apartado y singular justo entre el mar y la montaña, sino que estarás ayudando a la ciencia a testar y descubrir soluciones en respeto con la naturaleza para el futuro.
Más de 45.000 metros cuadrados cubiertos de vegetación autóctona, con multitud de olores, pequeños estanques y acequias y con playas muy poco frecuentadas a pocos minutos caminando.
Además, cada una de las casas tiene un carácter propio ya que han sido construidas por arquitectos diferentes de todas las partes del mundo. ¿Y comer? Te pueden llevar cestas ecológicas con productos de la zona para que tú cocines, o si prefieres comer fuera, un pueblo pesquero llamado El Médano te espera a 10 minutos para que disfrutes de la más auténtica cocina canaria.
A orillas del río Ebro
Quien lo descubre suele sorprenderse: una zona donde aparentemente no hay "nada" que ver o hacer y que sin embargo, aguarda encanto a cada paso.
Playas con un toque salvaje completamente solitarias, extensos y bellos campos de maíz, grandes lagunas entre cañizales, su parque natural, la buena gastronomía... El Delta del Ebro es una zona todavía sin conquistar por el turisteo lo que la convierte, sencillamente, en una joya virgen. Sin estridencias ni artificios, esta zona que pertenece a la provincia de Tarragona esconde un rincón para ti y tu deseo de sentirte entre la nada.
En medio del campo andaluz
Si te apetece sentir ese 'arte' del sur, el hotel-boutique 'Hacienda de San Rafael' lo tiene todo para ofrecértelo, en la versión más sofisticada. Situada en un extenso olivar, es una hacienda del siglo XVIII que ha sido restaurada para convertirse en un destino ideal para sencillamente, descansar.
Su localización privilegiada, en la parte sur-occidental de Andalucía con la ciudad de Sevilla al norte y la de Jerez al sur, constituye un escape que te envolverá de color verde, tranquilidad, y unas vistas para que no se vayan de tu retina.
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