"Tengo una idea si estás abierta a ella", me escribió Danielle Bernstein, de 22 años, editora del blog de estilo de vida We wore what. Yo había contactado con ella para averiguar si estaba dispuesta a contar cómo funciona el negocio de las bloggers en Instagram, y cuánto pagaban las marcas para que las imágenes de sus productos aparecieran en estos perfiles. Aunque la mayoría de la gente es consciente de la existencia de este intercambio (basta con echar un vistazo a sus perfiles y buscar el hashtag #spon –sponsored, patrocinado–), ignora cuánto dinero puede llegar a generar y los tratos que se fraguan en la sombra. Danielle aceptó contarme cómo gana dinero a través de Instagram, con la condición de que fuera la única blogger que apareciera en el artículo. "Es muy importante cuidar con quién me vinculo en este negocio", dice ella. "No es que no me gusta la gente, pero hay otras blogueras que parecen dejar al azar la elección de con quién se asocian".

Bernstein tenía 992.000 seguidores en Instagram cuando hablé con ella. Ya ha llegado al millón, así que podrá incrementar la tarifa que cobra por contenido patrocinado "en una buena cantidad más. Es un gran hito", explica. En este momento, el caché de Bernstein, que negocia a través de la agencia Next Models, se encuentra en entre 5.000 y 15.000 dólares (entre 4.500 y 13.500 euros) por un contenido patrocinado (una sola foto en Instagram). Esta tarifa puede subir o bajar, dependiendo de los términos del acuerdo. Por ejemplo si una marca quiere un compromiso a largo plazo o publicar varias imágenes. "Todo es negociable", dice Bernstein, riendo. "Soy judía."

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Según los expertos que dedican gran parte de su tiempo a pensar en cómo marcas y blogueros pueden colaborar en Instagram, estamos en  un punto intermedio. Todavía hay muchas marcas que envían productos gratis a las autoras de blogs y cruzan los dedos esperando que suban una foto. Bernstein lo hace, por ejemplo, aunque de manera selectiva y exigente. Milly le envió recientemente un bolso de color azul eléctrico, demasiado llamativo para su gusto, y ella contestó: "Me encanta este bolso, pero ¿lo tienes en negro?".

Pero también ya existen agentes dedicados a negociar con blogueras el compromiso de publicación de varias imágenes de una marca, exigiendo exclusividad en esos posts, o incluso llegando a acordar que no van a nombrar a marcas competidoras durante un cierto periodo de tiempo, una semana, normalmente. Dentro del sector se estima que las marcas gastan más de mil millones de dólares anuales en posts patrocinados en  Instagram, especialmente las de moda.  “Hay una negocio en rápido crecimiento en Instagram", dice Thomas Rankin, cofundador y CEO de Dash Hudson, una app que permite comprar a través de esta red social. Kevin Systrom, fundador de Instagram, acudió a la Semana de la Moda de París, donde presenció el desfile de Jean Paul Gaultier y se reunió con Karl Lagerfeld y Nicholas Ghesquière para estudiar un fenómeno en auge: el hecho de que blogueros, modelos, editores, marcas y diseñadores están creando y compartiendo una gran cantidad de contenido en esta red social.

Dos ejemplos de las colaboraciones de Danielle en Instagram: Lancôme y Virgin Hotels. Lancôme publicitó su nuevo maquillaje fluido Miracle Cushion en una foto que ilustraba la rutina de belleza de la bloguera, en la que este producto era un imprescindible de su neceser. En cuanto a Virgin Hotels, Danielle posó en la apertura del local de Chicago con el dueño de Virgin, Richard Branson. "No me gusta hablar de dinero pero es más de lo que me hubiera imaginado ganar con 22 años. Me mantengo a mí misma con unos ingresos de 6 cifras. Ahorro, invierto y trato de aprender a gestionarlo de forma inteligente”.

Bernstein está en la cima de esta floreciente economía de Instagram, pero los ingresos que los blogueros obtienen por esta vía difiere mucho. De media, si tienes cientos de miles de seguidores puedes cobrar de 500 a 5.000 dólares (de 450 a 4.500 euros) por post, pero si alcanzas los 6 millones de seguidores, tu caché puede elevarse hasta los 20.000 a 100.000 dólares (de 18.000 a 90.000 euros) por imagen. ¿No es una locura?", se pregunta Rankin.

Lo que hace que este negocio parezca de locos es el hecho de que estás pagando tarifas de cinco cifras para que una bloguera se haga una foto casual sentada en un sofá, lo que es, por otra parte, la gracia del asunto. De hecho, cuando Bernstein trabajó en una campaña de Project Runway, parte de buen remunerado trabajo consistía en publicar imágenes de sí misma sentada en su sofá. "Parecía que estaba contemplando el show", dice ella. De hecho, cuando Rankin supervisa imágenes patrocinadas de una bloguera antes de que sean publicadas, el motivo principal para no aprobarlas es que parezcan demasiado preparadas. "No es una foto de un editorial", dice. "No estamos tratando de ser en una revista. Estamos tratando de crear un momento."

Vía harpersbazaar.com

Vía: Harper's BAZAAR US