¿Cuál es la peor comedia romántica que has visto? ¿Y la mejor?
No sabría decirte cuál es la peor. Supongo que uno de esos telefilmes espantosos que las teles programas por la tarde, aunque no soy capaz de recordar ningún título. Claro que ese tipo de películas cumplen una función social: que la gente de bien nos echemos una siesta por la tarde, que descansemos el fin de semana para ser más productivos el lunes. Así que supongo que, en cierto modo, es injusto criticarlas.
La mejor comedia romántica que he visto es, sin duda, "Annie Hall", de Woody Allen. Cualquier película de aquella época de Allen me parece brillante. Así que en el segundo puesto elegiría "Manhattan" y, en el tercero, "Hannah y sus hermanas". Maravillosas las tres. Muy románticas y también muy graciosas.
 
¿Y un buen libro de comedia romántica?
Tengo el corazón partido entre dos. Uno es "El libro de los amores ridículos", de Milan Kundera. Es una sucesión de historias breves, todas de amor, y todas más o menos absurdas. Pero son absurdas desde una perspectiva realista. Lo que cuenta Kundera son las idioteces que todos, hombres y mujeres, acabamos haciendo por amor.
El otro libro es "Alta Fidelidad", de Nick Hornby. Cuenta la historia de un tipo que acaba de ser merecidamente abandonado por su novia y decide retomar contacto con todas las mujeres que han significado algo en su vida. Es divertidísimo, aunque probablemente también muy masculino.
 
Creo que existe hasta una estudio que asegura que las comedias románticas son malas para nuestra salud mental, nuestras aspiraciones y para tener relaciones de pareja normales. ¿Cómo lo ves?
Estoy convencido de ello. Es la tesis que defiende Dani, el protagonista de "Esto no es una historia de amor". También es cierto que esas historias cumplen una función. Dani las compara con el placebo. Sabemos que son irreales, sabemos que nosotros nunca viviremos algo así, pero nos da igual. Nos gusta ver ese tipo de historias y nos gusta fantasear con ellas. Ahora bien, ¿pueden generarnos frustración? Sin duda.
 
¿Dónde está el límite entre lo romántico y lo cursi? ¿Existe el límite?
Ese límite existe, y me preocupó mucho mientras escribía la novela. Yo quería escribir una historia romántica, pero sin un ápice de cursilería. Quería escribir sobre relaciones humanas, sobre amor y amistad, pero evitando el camino fácil y tópico. Creo que la clave está en la sinceridad por parte del autor. En "Esto no es una historia de amor" me he preocupado mucho por que todo fuese de verdad. Todos nos hemos enamorado, a todos se nos ha acelerado el corazón al acercarnos a alguien, eso es real y puede ser reflejado en la ficción. Pero en la realidad no suenan violines ni titilan las estrellas sobre nuestras cabezas. Eso es cursi.
 
¿Sigue siendo posible el amor monógamo y para toda la vida?
Vete tú a saber. Las palomas, al parecer, lo consiguen. Y, si una paloma es capaz, no veo motivo para que un humano no pueda.
 

Wheel, Tire, Bicycle tire, Bicycle wheel, Bicycle frame, Bicycle wheel rim, Bicycle, Bicycle part, Bicycle fork, Spoke, pinterest

Creo que lo que más describe la personalidad del personaje principal (Dani) es que, a pesar de ser un fan de la sopa, no ha aprendido a cocinarla. ¿Cocinas?
Cocino en términos de supervivencia nivel alto. Suficiente, creo yo. Puedo hacer ensaladas, sopas y purés, puedo hacer pescado al horno, pollo asado y ese tipo de cosas. ¿Podría cocinar un lomo de pescadilla relleno de mejillones al vapor? Definitivamente no. La buena noticia es que, a día de hoy, nunca me he visto obligado a cocinar tal cosa.
 
 ¿Y ni tú ni tu protagonista conducís? Confiesa, te has inventado un trauma para tener algo que responder a toda esa gente que no lo entenderá: tíos, vecinos, padres, el panadero…
Yo sí conduzco, aunque poco porque lo detesto. Dani, el protagonista de la novela, no solo lo odia, es que le aterroriza. Eso es una enfermedad real, se llama amaxofobia. En la historia quería dilapidar tantos tópicos machistas como fuese capaz en cuatrocientas páginas. Y creo que lo hago con varios. A Dani le aterroriza conducir, pero también odia el fútbol y es un mucho menos voraz, en términos sexuales, que Eva, la protagonista femenina de la historia. Yo comparto algunas características de Dani, pero no todas. Lo juro.
 
Me he reído con la novela en alto, una cosa bastante complicada con un libro ¿Nos recomiendas alguna otra novela que te haya hecho reír en alto a ti?
Creo que el humor es muy importante, y más en tiempos como estos. Vivimos rodeados de estímulos negativos, reírse es fundamental para mantener la perspectiva. Yo me reí mucho con "Alta Fidelidad" y también con "Wilt", de Tom Sharpe. Y si puedo mencionar un libro que no sea una novela, me quedo, sin duda, con "Groucho y yo" de Groucho Marx. Divertidísimo.

Hablando de su infancia, Dani asegura que de pequeño quería ser normal. ¿Ser raro, diferente, único está sobrevalorado?
Cuando yo iba al colegio, allá por los 80, ser normal era la más importante cualidad que debía tener un niño, y sospecho que eso sigue siendo así. En mi infancia ser raro era una excentricidad que se castigaba. Preferir los libros o los comics o el cine o la música al fútbol era motivo de desprecio. No solo eras señalado por los demás niños, es que lo eras también por los profesores. Si lo piensas, es terrible. Hay que reivindicar la rareza. No hay nada más hermoso que ser raro.

¿Qué es lo más complicado de las relaciones de la pareja según un casi Millennial?
La comunicación, sin duda. De eso va la novela, en el fondo. Vivimos en un mundo globalizado y ultraconectado donde, sin embargo, seguimos teniendo los mismos problemas comunicativos que nuestros padres. "Esto no es una historia de amor" está contada en primera persona, lo que permite al lector o lectora saber, en todo momento, qué está pensando Dani. Y muchas veces el tío acaba diciendo justo lo contrario de lo que piensa.
 
¿Por qué a Dani le cuesta tanto expresar lo que siente en la novela? ¿Es algo generacional o el sólo el personaje?
Desde luego no es un problema exclusivamente suyo. Y probablemente tampoco sea algo generacional. Creo que es algo común a la mayor parte de nosotros, tengamos la edad que tengamos. Comunicarse sinceramente es una de esas competencias que uno solo aprende con los años. Y, por lo que veo a mi alrededor, requiere mucho, mucho entrenamiento. Los ancianos son sinceros. No necesitan protegerse tras mentiras o presunciones, no necesitan fingir ser quienes no son.
 
¿Qué tal llevas que todo el mundo trate de descubrir que hay de ti en tus personajes y qué hay de realidad? ¿Alguna amiga con gatos se ha cabreado al identificarse?
No, nadie se ha enfadado conmigo por esta novela. Aún. Que la gente trate de descubrir qué hay de mí en Dani no me molesta. Sí que me turba un poco cuando la gente da por hecho que yo soy Dani. Porque no lo soy. Dani es un tipo estupendo, me caería muy bien aunque sea un cierto caos y aunque sea un poco inútil para las relaciones humanas. Pero no soy yo. Compartimos algunos rasgos de carácter, sí. ¿El principal? Que pase lo que pase, y por muy mal que vengan las cosas, la mejor opción siempre será una sonrisa y una copa de vino con los amigos.

"Esto no es una historia de amor" (18,50 €), de Planeta.