Comenzaron los festivales de música (esa vara de medir lo que es cool) como Coachella, Lollapalooza, Soundwave y Splendour in the Grass y su prohibición del uso de palos de selfie (en este último festival son conocidos como esas 'varitas de narcisismo'). Después llegó la gala del Met y su estricta consigna de no hacer fotos con 'smartphones' dentro del museo durante el evento porque (supuestamente) su organizadora los detesta. Siguiendo la estela, el director del festival Cannes los declaró grotescos, un adjetivo que muchos trolls utilizaron en redes sociales para definir el libro en el que Kim Kardashian reúne sus mejores ‘selfies’: 'Selfish’ (Rizzoli).

Vale, lo he cogido. Es muy frustrante tratar de esquivar los flashes cuando lo que uno desea es ver a Rihanna con tranquilidad. Yo también he vivido eso. Parafraseando lo que ya dijo Susan Sontag en 'On Photography', no es necesario documentar cada momento de nuestra vida todo el tiempo. Sin embargo, la ola de odio al selfie que se vive este año parece un poco exagerada.

Una de las razones de este desprecio es que los selfies se consideran cosas de chicas, gracias a las aportaciones de Kimmy, Kendall, Khloe, Kris y el resto del clan Kardashian, un prejuicio que se mantiene a pesar de que un estudio de HTC confirma que los hombres son dos veces más propensos a hacerse autorretatos y compartirlos. Lo que me parece más sorprendente, sin embargo, es la idea de que el selfie es territorio prohibido para las personas inteligentes y maduras. No importa que absolutamente todo el mundo, desde líderes mundiales a actores oscarizados, lo hayan hecho una y otra vez: la idea general es que el selfie es cosa de mujeres frívolas y narcisistas.

Reflexioné sobre este asunto cuando Tawney Willhoughby, enferma de cáncer de piel, difundió un selfie de su rostro lleno de úlceras sangrantes, como consecuencia de los carcinomas que sufre y del tratamiento médico para sanarlos. Era el #nomakeup selfie más radical que jamás había visto. '¡Si alguien necesita un poco de motivación para no tumbarse en una cabina de bronceado y al sol, aquí la tiene! Así es como se ve un tratamiento de cáncer de piel", escribió . No sonaba a narcisista. Más bien, a todo lo contrario.

Pero incluso si Tawney se hubiera hecho uno de los populares selfies #iwokeuplikethis (#reciénlevantada) celebrando su belleza, como lo hacen incontables mujeres cada día, no tendría nada de malo. Hay algo poderoso en una mujer que celebra su apariencia, con defectos incluidos. Y son muchas las que lo hacen. Todo lo que necesitas es el hashtag correcto, ese que funciona como un portal hacia una dimensión personal y secreta, un espacio en el que cada mujer se enfrenta a sus inseguridades y las vence.

Sigue el hilo del hashtag #flawless en Instagram, por ejemplo, y disfruta de los mejores mensajes en torno al nuevo vídeoclip de Beyoncé y Nicki Minaj, 'Feeling myself'. Si miramos un poco más allá de esas imágenes, veremos a mujeres que no son particularmente famosas celebrando los detalles que las hacen únicas: mujeres con curvas, descaradas, con el sujetador deportivo mal puesto, cansadas después caminar toda la tarde, por ejemplo, o adolescentes radiantes con aparato en los dientes. Mientras tanto, el hashtag #beautybeyondsize es el nexo de unión de miles de selfies de mujeres de talla grande que muestran con valentía sus cuerpos en diversos grados de desnudez, con camisetas con mensajes reivindicativos como: 'No soy rara, soy edición limitada,' 'Quererse a uno mismo es la mayor revolución'' y 'Pierde odio, no peso'.

Si hago clic en #bodyposi, #effyourbeautystandards y #honormycurves encuentro más de lo mismo. Entendedme, hay comunidades de personas no tan sanas que también publican selfies. Pero ¿por qué no nos centramos en el empoderamiento femenino?

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Lena Dunham ha compartido un selfie en el que aparece con el libro de Kim Kardashian y la frase: "Estoy a favor de los experimentos que exploran la identidad femenina / soy una estudiosa de la cultura pop / no estoy avergonzada". Y aunque hay posibilidades de que estuviera ironizando, es una buena frase que motiva a perder la vergüenza al selfie. Porque aunque haya que navegar esquivando imágenes pasadas de photoshop y looks prefabricados #ThirstTrap. (creados para llamar la atención) hay un número creciente de mujeres -celebrities y anónimas- que se declaran cariñosas propietarias de rostros y cuerpos reales. Y ¿por qué íbamos a querer prohibir eso?

Vía elleuk.com

Vía: ELLE UK